La NASA localizó el pasado miércoles 12 de abril 5 asteroides que ingresarán a la órbita del planeta Tierra la próxima semana y los investigadores analizaron la peligrosidad de su potencial acercamiento debido a sus considerables proporciones que están compuestos por los materiales de construcción sobrantes de la formación del sol.
Los cuerpos rocosos fueron detectados a través de un proyecto de previsión a largo plazo para la década subsiguiente que está compuesto por seis objetivos claves entre los que se hará hincapié en: impulsar los esfuerzos para descubrir objetos espaciales, reforzar la cooperación internacional en la materia y desarrollar los medios para rechazar cualquier posible amenaza.
Los lineamientos del plan trazado es una continuación de la exitosa misión “DART” creada por la NASA con el objetivo de conseguir la desviación de las piedras espaciales, la que fue iniciada con eficacia tras haber alterado la trayectoria de un astro en 2022.
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Según comunicaron desde el Panel de Vigilancia de cuerpos celestes de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio aseguraron que “no existe riesgo de impacto y no tienen el tamaño suficiente para desencadenar grandes desastres”.
En este sentido, los especialistas de la NASA por medio del seguimiento permanente de los asteroides afirmaron que “todos pasarán a una distancia mucho mayor de la que hay entre la Tierra y la Luna. Además, agregaron que “el peligro más alto es de una probabilidad de 1 en 714, choque que está previsto para el año 2.185. No obstante, la detección es imperfecta y muchos pasan desapercibidos”.
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El orígen y los antecedentes de los asteroides descubiertos por la NASA
Actualmente, se conocen una totalidad de 1.278.331 asteroides y, en su conjunto la masa de todos los planetoides es inferior a la de la Luna terrestre. El bólido de mayor magnitud tuvo alrededor de 329 millas de diámetro mientras que, también se han estudiado pequeños cuerpos que tan sólo median 33 pies de diámetro.
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La Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria de la NASA explicó que “la gran mayoría de los asteroides cercanos a la Tierra provienen de la parte interna del cinturón principal donde, durante decenas de millones de años, sus órbitas fueron alteradas por la influencia gravitacional de Júpiter y Marte, y algunos por colisiones mutuas”.
