En el marco de la aprobación de la Ley de Obesidad (ver nota central), la senadora oficialista Haidé Giri, titular de la comisión de Salud, reiteró el apoyo a dos artículos que habían sido anulados en Diputados y propuso respaldar otras dos modificaciones introducidas por la Cámara baja, para evitar que los azúcares sean "demonizados" en la dieta humana, así como eludir perjuicios sociales contra los 150.000 obreros que trabajan en la industria zafrera.
Giri criticó en declaraciones a la agencia DyN que "la oferta cultural que afectan la salud de los jóvenes, relaciones con la obesidad, anorexia y bulimia". En ese sentido advirtió que "la Argentina es el segundo país, detrás de Japón, en padecer los efectos de ambos males que vienen alentados por razones culturales".
Por su parte, el titular del radicalismo, Gerardo Morales, dijo que la norma "cubre un vacío legal que existe en la legislación argentina en cuanto a que no hay un tratamiento adecuado de los trastornos alimentarios". Se expresaron en ese sentido el radical Alfredo Martínez, la tucumana de Fuerza Republicana Delia Pinchetti, el jujeño Guillermo Jenefes, el neuquino Horacio Lores, la santiagueña Ana María Corradi y el cordobés Carlos Rossi.