Una de las tradiciones más típicas del verano argentino es comer churros en la playa, acompañado posiblemente por un mate, pero esta costumbre no surgió en Argentina, sino que tiene años de historia y se remonta a la Península Ibérica de los siglos pasados.
Los churros llegaron al país, como así también a gran parte de América Latina de la mano de los españoles. Sin embargo, a estos no se les adjudica la creación de la fritura.
La preparación sencilla a base de harina y agua caliente con sal habría llegado a la Península Ibérica de la mano de los árabes, durante las conquistas musulmanas que se llevaron a cabo entre los años 711 y 720 d.C.
El nombre refiere a los cuernos de las ovejas churras, que son originarias de Castilla y León. Por esto mismo, en España, los churros tienen una forma curva por la que se unen ambos extremos de la masa.
¿Cómo comenzaron a tener tanta importancia los churros en Argentina?
A pesar de que se pueda llegar a creer que los churros arribaron a la Argentina con la llegada de los conquistadores españoles, la fritura se difundió por todo el país con la primera gran oleada migratoria del siglo XX.
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En ese momento, muchos españoles anarquistas llegaron al territorio nacional, entre los que se encontraban algunos panaderos profesionales. De esta manera, el churro comenzó a ganar popularidad en la región. Algo similar pasó con otras facturas típicas de la Argentina, como los llamados vigilantes o las bolas de fraile.
Aunque no existen registros sobre la llegada de los churros a la playa y de los inicios de esta tradición, posiblemente esta costumbre se haya comenzado a afianzar en la década del ´40, cuando el turismo nacional vivió un fuerte impulso por parte del peronismo.
Bajo la consigna: “Turismo Obrero”, Mar del Palta comenzó a recibir una gran cantidad de personas de diferentes clases sociales y, tiempo después, se consagró como uno de los destinos más elegidos para vacacionar hasta el día de hoy, por lo que estos ciudadanos podrían haber llevado sus tradiciones con ellos e instaurado uno de los clásicos del verano. Actualmente, en esta ciudad costera se encuentra Manolo, una de las más icónicas churrerías, que se fundó en Burgos, España y se expandió al mundo en poco tiempo.
RdC/FL