Sobre un enorme escenario montado al costado del Teatro Colón, la Ciudad de Buenos Aires comenzó a celebrar ayer el Bicentenario de la Independencia nacional. La noche de los 200 años fue el show que, bajo la dirección de Eugenio Zanetti, buscó recrear la historia de 1816 al presente, con 400 artistas en escena que dieron un espectáculo para todos los sentidos, con imágenes y proyecciones en una pantalla gigante, música en vivo, baile y las estrofas del Himno Nacional.
“Con 400 performers y más de dos horas de show necesitás que el espectáculo que brindás tenga mucho ritmo, además de una sucesión narrativa y poética, y eso fue lo que buscamos”, cuenta a PERFIL el reconocido escenógrafo y director de arte argentino que tuvo a cargo la puesta en escena de un show que él mismo definió como “un desafío gigantesco”, un “show multimedia”, aunque también “parco” en comparación con lo que fueron los festejos del 2010, e “improvisado” por el poco tiempo que tuvo para prepararlo. “Los mejores espectáculos del mundo están hechos sin plata”, dice durante uno de los ensayos.
Así, el evento artístico se dividió en varios actos: participaron chicos con sus guardapolvos blancos cantando Aurora, mientras una enorme bandera argentina cubría el escenario, hombres con alas volaban, con escenas de guerra, la llegada de los inmigrantes, caballos, música, bailes tradicionales y las estrofas del Himno Nacional sobre el final. Participaron todos los cuerpos estables del Teatro Colón, la orquesta, los coros de niños y adultos, los bailarines (dirigidos por Maximiliano Guerra), además de bandas y artistas en vivo, como Raúl Lavié, Sandra Mihanovich, César Isella y Tomás Lipán, entre otros.
“El escenario –una enorme estructura sobre la calle Viamonte, con dos grandes palcos a los costados para las orquestas y uno en el centro para el coro– lo pensamos como una enorme caja blanca donde se sucedieran las escenas que repasaran todas las etapas representativas de estos 200 años de Independencia, todo en función de las proyecciones que se hicieron sobre la pantalla gigante que instalamos”, explica Zanetti. Y en ese sentido, destaca que “fue una propuesta interesante la de concebir, desarrollar y crear un show que se saliera del canon y de la norma de las cosas oficiales, y que tuviera un espíritu y una búsqueda poética de los recuerdos de nuestra infancia, de cómo vivimos las fechas y los símbolos patrios como niños”.
Ganador del Oscar por su trabajo en Restauración, Zanetti destaca la influencia de sus trabajos anteriores a la hora de concebir el espectáculo. “Lo cinematográfico tiene que ver con la búsqueda de un ritmo, que es algo que también busco cuando estoy trabajando en la ópera, siempre respetando los tiempos de la narrativa. Y acá fue lo mismo”, dice.
Y si bien el foco estuvo puesto en lo multimedia, algo de moda en los espectáculos actuales, Zanetti cuenta que el show fue concebido en el marco de un festejo más “austero”, y que “fue parco en relación con la expectativa que hubo”. En ese contexto, destaca también que por el poco tiempo que tuvo para prepararlo –le avisaron hace sólo a un mes del evento– fue esencial contar con la experiencia de los artistas del Colón. “Cuando tenés que hacer un show improvisado como fue éste, lo cual fue un enorme desafío porque lo hicimos en un mes, es invaluable tener a la gente correcta involucrada; además, los argentinos somos buenos improvisando”, sostiene.