SOCIEDAD

Las historias de incertidumbre y desesperación detrás del derrumbe

Una casa recién comprada hecha escombros, un ser querido que no aparece, una mascota encerrada, el dinero ahorrado esfumado. Los relatos estremecedores. Fotos. Galería de fotos

Imágenes de la demolición.
| Cedoc

Un departamento recién comprado terminó en escombros. La incertidumbre de no saber dónde está su padre. Una gatita que no pudieron evacuar. Un estudio jurídico, y un trabajo que da de comer todos los días, desaparecido de un sopetón. El dinero ahorrado durante años, esfumado. El sueño de vender su casa para ir a vivir con sus hijas a México, borrado de un solo plumazo. Vacaciones en un país extranjero, convertidas en polvo.

Son incontables las historias venidas abajo junto con el derrumbe parcial ocurrido el viernes último en un edificio de Bartolomé Mitre 1232, en el barrio porteño de San Nicolás, lo que llevó a que empezaran tareas de demolición en el lugar.

Mientras tanto, la angustia y la incertidumbre por lo que se llevó esta tragedia, preocupa a los vecinos, que fueron evacuados con lo poco que tenían encima, sin posibilidad siquiera de rescatar algunas de sus pertenencias. O a sus seres queridos.

La peor parte se la lleva Mariano Madueña, quien denunció que su padre, de 74 años, está desaparecido desde el momento del derrumbe. Isidoro vivía en el 3ro B, el portero fue a avisarle de la evacuación, pero nadie desde adentro respondió. "Mi papá no aparece y van a demoler el edificio", dijo su hijo, desesperado. Y hasta denunció "un grave error en la evacuación. No se censó a la gente que bajó". Su padre no aparece en la lista de los evacuados.

Karen Viana llora a su gata Margarita, su mascota desde hace 10 años, que quedó atrapada en su departamento. Ella ni siquiera pudo ingresar antes de evacuar, por lo que se fue con lo que tenía puesto. Adentro del departamento, donde vivía desde hace cinco años, también quedaron sus documentos, su tarjeta de débito, el título de propiedad del inmueble, que pertenece a su madre.

Mónica Nizzaldo acababa de comprar un departamento en ese edificio, hoy venido abajo. Firmó la escritura 15 días antes de su derrumbe. Y ya había mudado casi todas sus cosas: una cocina, un lavarropas, la cama y un televisor. El departamento de dos ambientes estaba ubicado en el 9 piso B. Y le había costado 70.000 dólares. Era su primera casa, un sueño que tenía desde hacía 45 años.

Juan Vodanovich tiene 84 años y tiene su estudio de abogado desde hace años en el 1ro A, donde además guardaba los cuadros pintados de su mujer ya fallecida. En ese lugar quedaron los recuerdos, pero también todos documentos relacionados a su trabajo, y hasta la computadora donde guardaba más documentación de sus clientes. Allí mismo funcionaba también el taller de orfebre de su hija Rosalía, y todas sus cosas, relacionadas a su trabajo, también quedaron allí.

Otra mujer, del 6to B, también debió evacuar junto a su mamá, "sin tiempo para agarrar nada". No sólo dejó sus documentos y su ropa, sino la documentación de trámites relacionados a su trabajo de abogada, y hasta el dinero que había juntado con su hermano para comprarse un camión para un proyecto que tenían. Mientras bajaban por las escaleras, escuchaban desde el montacargas los cascotes que caían mientras el edificio se derrumbaba.

"¿Cómo le explico a mi hija de dos años y medio que pierde sus cosas?", decía llorando por televisión un hombre joven que vivía en el edificio junto a su mujer y pequeña hija. Como sus vecinos, perdió todo lo que tenía allí adentro, porque no tuvieron tiempo de sacar nada. "Es desesperante", agregó.

La zona fue toda evacuada, incluido un hostel que funcionaba a 100 metros del edificio que ahora está siendo demolido. Y en los hostels paran muchos extranjeros que vienen de paseo a Buenos Aires. Sus vacaciones se convirtieron en pesadilla, y hasta varios de ellos fueron evacuados por el gobierno porteño a un albergue ubicado en Constitución.

Del mismo modo evacuaron las viviendas y edificios de los alrededores. Y hasta los comercios. Por televisión, un hombre se queja de haber tenido que dejar su negocio abierto. Y que fueron notificados de la evacuación justo antes de que el edificio empezara a derrumbarse. "No tuvimos tiempo de nada. Si perdemos el negocio, perdemos todo".