SOCIEDAD
debate caliente

Lo más hermoso que me pasó

Cementerios para fetos; el útero de las mujeres como campo fértil a sembrar; las mujeres comparadas con animales cuyos cachorros se regalan; un ritual con un muñeco de plástico, danzas y rezos; una conductora de programas de chismes devenida en una suerte de pastora evangelista presentando una ecografía en vivo y en directo y gritando “¡ahí está, ahí tenemos vida!”.

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La cámara de Diputados aprobó la media sanción para la Ley de Aborto legal | Pablo Cuarterolo

Cementerios para fetos; el útero de las mujeres como campo fértil a sembrar; las mujeres comparadas con animales cuyos cachorros se regalan; un ritual con un muñeco de plástico, danzas y rezos; una conductora de programas de chismes devenida en una suerte de pastora evangelista presentando una ecografía en vivo y en directo y gritando “¡ahí está, ahí tenemos vida!”.

Dentro y fuera del Congreso, quienes se pronunciaron en contra de la legalización del aborto derraparon una y otra vez. El discurso de las diputadas y los diputados que votaron en contra me hizo pasar por varios estados: de la risa a la rabia, de la maravilla por el nivel de delirio al escalofrío.

¿De verdad votamos a estas personas para que nos gobiernen? ¿En qué estamos pensando? ¿En qué pensamos cuando votamos? Y qué intemperie las provincias argentinas representadas en su mayoría por personas oscurantistas, conservadoras, cultoras de la doble moral.

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Todo esto me pasaba por la cabeza ayer antes de salir de mi casa, mientras seguía el debate por televisión.

Pero cuando llegué al Congreso, a las calles repletas de pibas y pibes con pañuelos verdes, de mujeres con sus hijos chicos de la mano o en carritos de bebé, de mujeres grandes acompañando a sus nietas, de madres e hijas juntas, el día se abrió luminoso.

Los cientos de miles de carteles (“Si me muero por un aborto clandestino no entierren mi cuerpo, déjenlo en la puerta del Congreso”; “Ni muertas ni presas por abortar”; “Aborto legal es justicia social”) y el cantito “Aborto legal en el hospital” repetido como un mantra… eso ya no se podía cambiar ni se podía parar.

Podía, todavía puede, no salir la ley, pero la victoria igual es nuestra, de las mujeres y las personas gestantes de este país. La calle es nuestra, la voz es nuestra, no se vuelve más de la lucha y de la militancia. Y todo esto es lo más hermoso que me pasó en la vida.

Gracias a la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito; gracias a todas las compañeras que vienen luchando desde hace tantos años. Tienen mi amor, son mis hermanas.

*Escritora.