El Museo del Holocausto de la Ciudad de Buenos Aires expone desde esta semana decenas de objetos con simbología nazi que fueron secuestrados a Carlos Alberto Olivares, un coleccionista de antigüedades de Beccar, hace dos años. En el anticuario se capturaron casi un centenar de piezas de simbología nazi: entre ellas había gorras, cascos, cuchillos, dagas, hebillas, más de cincuenta medallas y hasta una pintura sobre un lienzo. Ahora formarán parte de la colección del museo que recuerda los crímenes cometidos contra los judíos en la Segunda Guerra Mundial.
“Estos objetos despreciables provienen de una ideología que produjo tortura y muerte”, dijo el presidente del Museo, Marcelo Mindlin, quien explicó que estos artículos “son la muestra de un régimen de odio y discriminación que acabó con la vida de once millones de personas (incluidos 1 millón y medio de niños), y arrastró al mundo al peor momento de su historia”. “Estos objetos, que fueron usados en el pasado para fomentar el odio, la muerte y la destrucción, estarán ahora al servicio de la transmisión de valores democráticos, la educación y la lucha por la memoria, para que tragedias, como la del Holocausto, no se vuelvan a repetir”, dijo Mindlin.
El nuevo Museo del Holocausto de Buenos Aires abrirá sus puertas, con el edificio remodelado y una nueva exhibición permanente el próximo 1 de diciembre.
Asistente en la ceremonia de entrega, la jueza federal Sandra Arroyo Salgado dijo que “es importante que estos elementos formen parte de este Museo, que los conservará en su condición de depositario judicial y es el lugar donde deben estar, por lo menos hasta que esta investigación judicial concluya y lo resuelvan los jueces superiores a la instancia en la que a mi me toca intervenir”. El objetivo de la entrega al museo, dijo Arroyo Salgado, es que la “memoria de lo que pasó se mantenga vigente y evitemos que todas estas vivencias se vuelvan a repetir”.
Néstor Roncaglia, jefe de la Policía Federal Argentina (PFA) dio detalles del allanamiento y del procedimiento judicial y aseguró que “vinieron peritos de Alemania a hacer un estudio, sorprendidos por todos los elementos. Peritaron que eran de la época del nazismo y algunos de ellos con algunas modificaciones, con agregados para que sean más vistosos”. “Creo que para que las cosas malas no vuelvan a ocurrir, hay que conocerlas, hacer un diagnóstico, no taparlo ni esconder”, agregó. “El ser humano no tiene por qué padecer la agresividad o el odio de otra persona. Es un ser libre y tiene que disfrutar de la vida y de su humanidad. Es un derecho que tenemos todos”.
También presente en el acto, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, aseguró que esos objetos “nos interpelan como seres humanos” y que “que estas cosas que hoy vemos acá no son una casualidad: no hay alguien que las vende porque sí sino porque hay una cadena histórica en la Argentina de gente que ha generado una reivindicación de ese momento histórico”. La funcionaria remarcó que es “muy importante que acá vengan chicos y población de todo el país, a ver estos objetos y que cada uno pueda reflexionar que si la Humanidad no hubiera tenido valientes que se opusieron, podría haber terminado bajo el dominio nazi”.
La policía encontró la colección en junio de 2017 durante una investigación por tráfico ilegal de arte. Los objetos fueron hallados en una sala especial de la casa de un coleccionista a la que se accedía por una puerta oculta detrás de una biblioteca. Peritos provenientes de Alemania y expertos del propio Museo del Holocausto confirmaron la autenticidad –es decir, fueron utilizados durante el régimen de Adolfo Hitler– de la mayoría de ellos. Ahora, coleccionista y tres miembros de su familia se encuentran detenidos y esperan la celebración de un juicio oral por asociación ilícita para contrabando de arte.
“La mayoría de los objetos son originales”, explicó Serafina Perri, curadora del museo, a la agencia AP. “Hace varios años que trabajo en el museo y realmente esta colección fue impactante, dura, pero necesaria. Es la mejor forma de preservar la memoria”. La colección incluye instrumentos médicos de medición craneal dentro de cajas con la frase en alemán “Oficina de políticas raciales”, además de un juego de lupas y el negativo de una fotografía de Hitler con una lupa análoga, un reloj de arena perteneciente a Kurt Max Franz Daluege, jefe de la policía nazi; un vaso de cerveza conmemorativo del congreso del partido Nacional Socialista Obrero Alemán en 1934 y un águila imperial nazi sobre pedestal, de metal plateado y mármol de Carrara, informó AP.
La forma en que estos objetos llegaron a la Argentina aún es un interrogante. Se cree, sin embargo, que los artefactos pudieron haber entrado por medio de alguno de los jerarcas nazis que encontraron refugio en Argentina tras la Segunda Guerra Mundial, siendo el caso más conocido el de Adolf Eichmann –teniente coronel de las SS y responsable de los operativos de traslados de judíos a los campos de concentración– y Josef Mengele, médico en el campo de concentración de Auschwitz, junto a decenas de nazis. El primero fue arrestado en 1960 por un operativo de agentes de inteligencia israelíes que lo trasladaron oculto a su país para juzgarlo y ejecutarlo por crímenes contra la humanidad. Mengele vivió 10 años en Argentina hasta que, en 1959, escapó a Paraguay y luego a Brasil, donde murió ahogado.
D.S.