SOCIEDAD
TEMOR A LAS INUNDACIONES

Los platenses, en alerta y con angustia por las fuertes lluvias

En la tormenta del viernes llovió menos de 100 mm, pero hubo 150 evacuaciones. Galería de fotos

Otra vez. Hubo un alerta meteorológico que cesó a las 11,30, pero, curiosamente, lo peor temporal de ayer sucedió después. Y en algunos lugares se llegó a un metro de agua.
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La constante lluvia que cayó durante la tarde de viernes en La Plata y alrededores alentó la angustia de los vecinos, que recordaron la peor de las pesadillas cuando vieron que el nivel del agua empezaba a crecer en algunas calles como sucedió hace un mes. En Ensenada y Berisso hubo más de 150 familias evacuadas en dos centros habilitados.

“Cuando noté que no paraba de llover, junté todas las cosas de valor y las coloqué en un lugar alto de la casa. Miraba por la ventana y veía a los vecinos con cara de preocupación. No hacía falta decir nada; todos teníamos miedo. Por eso tomé un taxi y me fui hacia una zona donde no se inunde”, cuenta una vecina de Ringuelet. Su miedo se multiplica en miles de platenses.

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Los operadores de Defensa Civil de La Plata comenzaron a recibir llamados de vecinos desesperados, desde las 16, de zonas como Tolosa, Ringuelet, City Bell y Villa Elvira, alertados por las calles inundadas.

El encargado de la coordinación de Defensa Civil de Ensenada, Miguel Angel Cepero reconoció que vivieron una situación “crítica” y que “gracias a la disminución de las lluvias, el agua comenzó a drenar”. “Sufrimos varias calles inundadas; el agua llegó hasta veinte centímetros y tuvimos que evacuar 50 personas. Algunas familias se autoevacuaron debido a que la gente está sensible por lo sufrido y, por lógica, se asustó”, explicó Cepero. Las otras 100 fueron evacuadas de Berisso.

En Ensenada trabajaron cuatro dotaciones de bomberos para llegar a los distintos barrios y, según contó Cepero, el Polideportivo Ensenada se acondicionó para recibir las familias que llegaron desde Punta Lara.

También en Berisso, el responsable de Defensa Civil, Pablo Acosta, comentó que había lugares donde el agua llegaba a la cintura. “Estamos evacuando el barrio Obrero y ya se habilitaron tres centros de evacuados para contener a los vecinos”, dijo.

El Servicio Meteorológico Nacional cesó el alerta a las 11,30, pero la lluvia se hizo cada vez más intensa a partir de las 15. En las redes sociales comenzaron a difundirse los anegamientos y calles inundadas. Los vecinos subían fotos para mostrar la crecida. También en Twitter, uno de los temas más comentados fue “Preparen la mochila de #Bruera”.

Miedos.
“Vivo en 6 y 88, a una cuadra del arroyo. Mi casa se inundó toda y eso me generó tensión. Después de las inundaciones no podía conciliar el sueño: me había obsesionado con las rejillas y me despertaba a cualquier hora a mirar que no estuvieran rebasando. Además, estaba muy angustiada por toda la injusticia de las muertes ocultas, las mentiras en los certificados de defunción, la no acción de Defensa Civil”, relató María Elena Núñez, vecina de La Plata a PERFIL.

Los casos de vecinos con estrés postraumático son una realidad que empieza a notarse cada vez más en La Plata. La Dirección provincial de Atención Primaria de la Salud inició un operativo donde grupos de 12 psicólogos por día recorren las zonas de la inundación, casa por casa. Se asistió a 9 mil personas y se determinaron 34 casos críticos.

“El estrés postraumático es uno de los trastornos que pueden aparecer asociados a vivir experiencias muy límite, en las que una persona sintió en peligro su vida, la de un ser querido o fue testigo de una situación difícil”, explicó la coordinadora de la Red Provincial de Salud Mental en Incidente Crítico (Prosamic), Silvia Bentolila, que aclara: “Es normal que se vivan procesos de estrés los días o semanas posteriores a un evento traumático, pero si los síntomas continúan a partir de la semana 4, la persona debe pedir ayuda”.

El psicólogo Alejandro Schujman señaló que “en general, este tipo de situaciones llevan varios años de trabajo psicológico; hay víctimas de Cromañón que aún tienen pesadillas”, explicó.

Respirar.
Para colaborar con la contención, la filial platense de la fundación El Arte de Vivir lanzó un curso gratuito de “Alivio Post Trauma” para que las víctimas reduzcan el miedo y la angustia, vuelvan a dormir, recuperen la estabilidad emocional e incrementen su energía.

María Elena Núñez, una de los cientos que participan del taller, dijo que “lo inicié y me relajó, siento que ya puedo controlar el shock”.

Los días posteriores a la inundación, Rosa Martínez no podía dormir. Tenía pánico, y cada vez que llovía, se ponía el despertador cada una hora para controlar que el agua no estuviera subiendo. En su barrio, Altos de San Lorenzo, no hay cloacas, y ella vio flotar de todo en el agua: heladeras, lavarropas, documentos. Convencida por su hija, Rosa fue al curso de postrauma de esa institución. Asegura que le dio paz y terminaron los martirizantes dolores de cabeza.  “Al principio quería limpiar todo rápido, estaba alterada. Ahora lo hago con tranquilidad”, confiesa.

Algo similar le sucedió a Marcela Amado. “El barrio quedó como en una posguerra. Yo pensé que no tenía secuelas, pero me di cuenta de que estaba desorientada, tomaba mucho Rivotril y tenía momentos de llanto total”, confiesa.

Desde la institución advierten que el estrés postraumático recién comienza y en las próximas semanas comenzarán a verse las verdaderas secuelas psicológicas en las víctimas del temporal. Esta herramienta terapéutica ya se había dictado en otras zonas afectadas por catástrofes naturales, como en el tsunami en Japón, el terremoto de Chile y, en nuestro país, cuando fue la explosión del Puyehue.