A Mauricio Macri, la basura sigue trayéndole dolores de cabeza desde que está al mando del Gobierno de la ciudad. Hoy, la organización ecologista Greenpeace lo escrachó en el microcentro porteño, reclamándole la aplicación del plan "Basura Cero".
Para ser precisos, los padecimientos de Macri provienen de Higiene Urbana, un área sensible de la administración, que siempre figura al pie de los reclamos vecinales, y en la actualidad atraviesa un momento frágil, con varias renuncias de por medio.
A fines de febrero, dimitió el director general de Reciclado porteño, Pablo Fornieles, que era el funcionario que negociaba con los cartoneros. Ayer, pegó el portazo el subsecretario del área, Gustavo Grasso, que adujo diferencias irreconciliables con el ministro Juan Pablo Piccardo, uno de los funcionarios más cuestionados de la gestión PRO, que antes de asumir fue acusado por una defraudación millonaria a la empresa Isenbeck.
En este contexto, Greenpeace lo "basureó" con pancartas coloridas que decían " Va a estar bueno Buenos Aires cuando Mauricio recicle", en alusión al eslogan de campaña del partido de actual jefe de Gobierno. Este también recibió una dosis de ironía: " PRO mesas sin cumplir", era la firma de los carteles amarillos que sostenían personas vestidas con mamelucos naranjas, llamando la atención de los transeúntes.
“Queremos revertir una situación muy peligrosa. Macri está durmiendo la ley, hace una difusión tibia y ningún intento serio que esté a la altura de lo que la ley exige a la Ciudad; cuando esos esfuerzos `tibios´ arrojen obviamente resultados negativos, se transferirá la responsabilidad a la población”, explicó Juan Carlos Villalonga, Director Político de la ONG en Argentina.
La Ley de "Basura Cero" (Nº 1.854), vigente desde mayo de 2007, incentiva el reciclado y propone la reducción de residuos, cuyos destinos son los rellenos sanitarios. La norma fue aprobada hace dos años por la legislatura porteña, pero desde la ONG denuncian un boicot del macrismo para evitar su aplicación.