“Estuvieron muy mal con lo que hicieron. Por culpa de un montón de gente como ustedes murieron un montón de personas”, dijo Margarita Barrientos, fundadora del comedor comunitario Los Piletones. Escuchaban atentas algunas madres que el jueves se animaron a volver al comedor con sus hijos, después de participar de la ocupación del Parque Indoamericano, que Margarita repudió.
Después de varios días sin funcionar porque sólo llegaban a almorzar entre diez y quince personas de las 1.400 que lo hacen a diario, el trabajo en Los Piletones se reactivó. Sin embargo, muchos chicos de entre 10 y 14 años llegaban con sus hermanos menores, sin los padres, quienes todavía no se atreven a enfrentar a Margarita.
Las pocas madres que asistieron reconocieron sentirse “avergonzadas”. “Nos engañaron, nos dijeron que nos iban a dar algo de plata por ir a ocupar y a otros los amenazaban con quitarles los planes si no iban”, le respondió una de las mujeres.
Durante la toma, Barrientos expuso su desacuerdo. “Hay mucha gente que necesita casa y la está solicitando desde hace mucho tiempo, pero te da mucha bronca que quieran conseguir algo con este tipo de medidas. Hay muchas maneras de conseguir las cosas. Mis hijos alquilan y si los llegaba a ver en el Parque, los golpeaba”, repite Margarita.
Por mostrar su disgusto, una de sus diez hijos fue golpeada y amenazada. “Sigo recibiendo amenazas: ayer me mandaron a decir que no salga a la calle porque me van a pegar un tiro, pero yo les digo que me lo vengan a decir a mí. Son las mismas personas que se llevaban a la gente con las promesas de darle dinero”, contó a PERFIL.
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