Los investigadores chilenos estaban descolocados. Una banda narco argentina había sido desarticulada en 2011 con la caída de su líder, pero tiempo después descubrieron que la organización seguía operando. ¿Quién había tomado el mando? ¿Cómo hacían para seguir traficando droga desde Mendoza a Chile? El misterio se resolvió hace una semana y las respuestas fueron más sencillas de lo que creían: Enrique Omar “el Oso” Argumedo, el cabecilla, seguía controlando todo desde la cárcel.
El mendocino Argumedo está preso en Chile en el Centro de Detención Preventiva Santiago 1 desde 2011, cuando fue detenido ingresando al país vecino con casi 700 kilos de marihuana. En 2013 fue condenado a diez años y un día por ser considerado el líder de la banda de narcotraficantes que traía droga desde Paraguay, la embalaba en Formosa, la acopiaba en Mendoza y la comercializaba en el país trasandino. Según la sentencia, el Oso, como cabeza de la banda, se encargaba de coordinar los envíos y negociar los precios. Es decir que el entramado fino de la logística y el monto de las ganancias estaban en su manos.
A pesar de la aparente desarticulación de la banda, los investigadores descubrieron que la modalidad delictiva se había vuelto a activar poco tiempo después. La policía chilena, junto a su par argentina, descubrió que Argumedo seguía operando desde su celda. “Comandaba a los otros miembros desde el interior de la Penitenciaria”, confirmaron a PERFIL fuentes de la causa. Aparentemente, lo único que cambió fue “la libertad de movimientos de su líder” pero “no la operatoria”.
Prontuario. Argumedo cayó preso por primera vez en 1998 luego de robar un banco (ver aparte), delito por el cual recibió una pena de siete años. En 2011 fue detenido tras una denuncia anónima que lo involucraba a él y a otras cuatro personas en el tráfico de drogas. En ese momento, el denunciante contó que Argumedo transportaba droga desde Mendoza hacia Chile. Cuando el Oso cruzó el pase fronterizo, fue esposado.
Este delincuente también está en la mira de la Unidad de Información Financiera, que lo está investigando por lavado de dinero proveniente del narcotráfico. El organismo considera que “existe una supuesta incongruencia entre sus bienes y sus ingresos declarados”.
“Es un hombre con cara de bueno y de contextura grande, por eso se lo conoce como ‘el Oso’. Es considerado la ovejita negra de una familia de clase media trabajadora de Mendoza”, cuenta una fuente con acceso a la causa consultada por este diario. “Es una persona –agrega– que se sabe mover en los penales. Con su contextura marca presencia, y los otros internos se le acercan para recibir protección”. Las escuchas telefónicas y el seguimiento de algunos miembros de la banda fueron fundamentales para llegar nuevamente al Oso.
A pesar de estar preso, Argumedo volvió a estar en la carpeta de la Justicia. La investigación conjunta entre la Policía de Investigaciones (PDI) de Chile, miembros de la Región Aduanera Mendoza y la Dirección General de Lucha contra el Narcotráfico mendocino comenzó en 2013 y culminó la semana pasada con una veintena de detenciones y allanamientos. Como resultado final se secuestraron casi dos toneladas de marihuana, 91 kilos de cocaína y 72 kilos de pasta base, 24 vehículos y 13 armas de fuego.
En Mendoza fueron detenidas siete personas: tres de ellas ingresaban la droga a Mendoza desde el litoral argentino, mientras que las otras cuatro acopiaban la sustancia en esa provincia y luego la enviaban a Chile. Del otro lado de la cordillera fueron apresados tres argentinos, un boliviano y once chilenos. Dos carabineros también fueron detenidos como miembros de la organización. ¿Ahora sí será el fin de la banda?