El Gobierno de Mauricio Macri analiza posibles opciones para reemplazar los aviones cazabombarderos A4-AR Fightinghawk. Son los últimos aparatos transónicos de combate que le quedan a la Fuerza Aérea Argentina. Fueron comprados a Estados Unidos en 1990, y como no se consignen en el mercado los repuestos que permitan el mantenimiento, dejaran de volar en 2018.
Enrique Amreim, titular de la Fuerza Aérea, envió el 8 de junio pasado dos expedientes al ministro de Defensa, Julio Martínez, donde sostiene que "ante la próxima desprogramación del Sistema de Armas A4-AR esta fuerza se encuentra estudiando distintos S.Arm. (s) cuyas características permitirán introducir al personal en tecnología del siglo XXI a costos razonables obrando como herramienta que facilite la transición hacia un avión de 4ta generación", según consignó el medio Ámbito financiero.
Las notas presentan al ministro dos aparatos de entrenamiento avanzado con limitada capacidad de ataque ligero, uno de origen italiano (fabricado por Alenia Aermacchi bajo la denominación M-346 Master) y otro desarrollado por la compañía surcoreana Korean Aerospace Industries, (el KAI T.50 Golden Eagle).
El brigadier sostiene en el escrito que esas aeronaves permitirán realizar "operaciones de Defensa Aeroespacial y tareas de vigilancia y control que se están desarrollando en el marco del Plan Fronteras contribuyente al Decreto N° 228/16".
El expediente girado al titular de la cartera de Defensa es el primer paso formal para reunir información técnica y cotización de 10 aeronaves, tarea que iniciaron las secretarías a cargo de Ángel Tello (Estrategia y Asuntos Militares), Héctor Lostri (Ciencia, Tecnología y Producción) y Walter Ceballos (Servicios Logísticos para la Defensa).