"Estábamos durmiendo y nos despertamos con un ruido muy fuerte", cuenta Laura Portaluppi, una vecina del edificio de Paraguay y Agüero donde quedó incrustado el 109 que chocó tras una discusión entre el chofer y un pasajero.
Portaluppi, de 28 años, descansaba con su pareja cuando escucharon un ruido parecido al de un trueno. "Al rato empezamos a escuchar gritos y pensamos que había explotado una bomba", cuenta.
Su novio, Sebastián, bajó a ver qué pasaba y allí se encontró con la escena: el 109 incrustado contra la puerta de su edificio, las ambulancias del SAME y los 32 heridos.
"El colectivo chocó contra la pared del garage", cuenta Portaluppi. "Cuando bajamos había gente tirada en la calle, algunos muy mal y varios nenes chiquitos", agrega. "El chofer tenía toda la cara cortada".
Según relataron los que viajaban en el colectivo, el accidente se originó cuando subió un pasajero al que no le andaba la tarjeta SUBE.
El colectivero quiso que el pasajero se bajara pero el hombre se resistió. Dijo que estaba llegando tarde al trabajo y que no tenía monedas. Ahí se originó la discusión que terminó con el violento accidente.
El portero del edificio de la calle Paraguay "se salvó de milagro", según narra Portaluppi. "Estaba en la puerta limpiando la vereda y se tiró cuando vio que el 109 se le veía encima".
Tras la llegada de las ambulancias, los pasajeros fueron trasladados en camillas a distintos centros de salud.