Era estudiante secundaria, tenía 16 años y apasionada por los animales. Los que la conocieron invocan el amor y la facilidad que tenía por el arte. Sus asesinos, dos hombres de 23 y 41 años quisieron hacer pasar su homicidio como una sobredosis de cocaína. Según aseguraron sus padres, Lucía "no tomaba drogas".
La fiscal que se hizo cargo del caso, María Isabel Sánchez, definió las vejaciones a las que Lucía fue sometida a "una agresión sexual inhumana". De acuerdo a lo trascendido en la causa, luego de drogarla y violarla, los homicidas empalaron a la joven por el ano, lo que le generó un dolor tan fuerte que derivó en un paro cardíaco. Su hermano declaró a Radio Belgrano que "era una chica muy buena, iba a la escuela todos los días. No era drogadicta como estas personas hicieron creer".
Sus padres, por su parte, aseguraron que Lucía "no salía nunca de noche", y en caso de que lo hiciera el padre la llevaba y la iba a buscar. "Al colegio la llevaba yo y no la podía ir a buscar yo porque tenía que laburar para darles de comer y hacerlos estudiar", se lamentó Guillermo en diálogo con los medios. Su padre recordó que en marzo le pudo cumplir el sueño a su hija de 16 años: Ir a Tandil a ver al Indio Solari. "Era el sueño que ella tenía y yo se lo había prometido, y lo pude cumplir. Nos fuimos los dos solos a ver el recital, a pasarla bien, con otros amigos más”, recuerda.
Al hablar de la pena a la que serán sometidos los culpables de semejante ultraje a una joven, los padres pidieron únicamente "una pena ejemplar", aunque advirtieron, al diario Clarín, que "no estén 10, 15 años presos y después salgan para hacer lo mismo. A mi hija la mataron como se mataba a la gente en la época de la dictadura". "Merecen cuatro, cinco cadenas perpetuas", agregaron.
