Frente a la trágica estadística que dejó la Navidad, el uso o mal uso de elementos de pirotecnia con el elevado número de víctimas fatales, heridos graves, mutilados, ciegos y discapacitados con sus secuelas gravísimas-con el agravante de ser muchos de ellos tan sólo ninos- deseo aportar algunas reflexiones que pueden ser tenidas en cuenta por autoridades o legisladores o simplemente por la comunidad en general, para comenzar en forma efectiva a terminar con este flagelo que se repite todos los años.
El efecto espectacular que producen estos elementos se debe al choque de gases calientes contra la atmósfera. Los gases propulsores producidos por la combustión rápida de la mezcla de pólvora a presión, escapan a través de un pequeño orificio situado en el extremo de un cilindro. Estos simples conceptos nos hacen afirmar que TODO objeto de pirotecnia produce combustión y fuego, por lo tanto quema, y su onda expansiva produce lesiones en los tejidos en contacto. Quienes sostengan lo contrario desconocen estos elementales principios sobre combustión y explosión o simplemente "mienten".
Engañar a la población con el falso concepto de pirotecnia legal o clandestina es darle vía libre a sus vendedores para difundir el uso de las mismas, aún con la complicidad de distintos organismos oficiales, y a los padres para despreocuparse de los objetos pirotécnicos "presuntamente inocentes" que dejan utilizar a sus hijos y cuyo uso está permitido.de esta manera llegan a nuestros hospitales, niños de corta edad con quemaduras o lesiones oftalmológicas producidas por las inocentes estrellitas, o jóvenes con lesiones graves producidas por la combustión espontánea o por mezcla de distintos objetos explosivos de venta libre que suman su poder al utilizar libremente su imaginación y creatividad sin el control de los mayores.
Se debe realizar una ardua y continua tarea de educación para prevenir en el futuro estas consecuencias. Dichas campanas no deben ser fugaces, como ocurre habitualmente en nuestro país, limitándose a tres semanas en el año para luego ser olvidadas hasta el próximo. Deben elaborarse estratégicamente y ser permanentes en el tiempo, constituyendo un desafío que debe ser encarado en forma conjunta por autoridades sanitarias, sociedades intermedias y los medios masivos de comunicación, para que lleguen a todos los padres, quienes deben convertirse en sus verdaderos protagonistas. Es más díficil decirle NO a tiempo a un hijo con un capricho que arrepentirnos por el dolor de ver secuelas en su rostro o cuerpo por su inmadurez o falta de límites.
Si estas campañas son efectivas en uno o dos años, el que use pirotecnia de cualquier tipo deberá sentirse un paria que reciba el castigo moral y social de sus vecinos, familiares y de la sociedad en su conjunto. Sólo en ese momento se podrán instrumentar leyes prohibiendo y castigando drásticamente su uso, pero sin educación y concientización previa de la población de las gravisimas lesiones y secuelas que produce su utilización, estas medidas pierden su eficacia.
Los que lucran con este negocio tienen una estrategia de marketing muy efectiva. Quienes somos sus potenciales víctimas no podemos dejar de tener nuestra propia estrategia para defendernos . De nosotros depende. Sólo resta ponernos en campaña o simplemente alarmarnos cada fin de año con la triste estadística y después arrepentirnos.
(*) Especialista universitarios en cirugía plástica y médico de planta de la división cirugía plástica del Hospital de Clínicas. Especial para Perfil.com.