La edad no lo intimida y una vida dedicada a los negocios y al deporte lo sostienen todavía como galán maduro y elegante. El vicepresidente de la Unión Industrial Argentina y presidente de Fiat Argentina, Cristiano Ratazzi (60), aprovecha su figura de bon vivant indómito y en un mismo recuerdo puede trazar el mapa de un linaje europeo y terrateniente, junto a la humildad diplomática de quien se sabe un hombre influyente y poderoso.
Ratazzi nunca tuvo el hábito molesto de privarse de lo que quería y siempre supo cómo ofrecerles lo que quisieran a sus mujeres. Corredor profesional entrenado al volante de pistas famosas, como la de La vuelta a Córcega y las 84 horas de Nürburgring, habitué del windsurf, el kitesurf, el tenis, el polo y el vuelo de helicópteros y jets privados, sus pasatiempos habituales podrían ser los mismos que los de James Bond.
Ratazzi no es un hombre como cualquier otro. Y una de sus destrezas es hacérselo notar a las damas que lo acompañan. Lorena Meritano (40) fue la última en darse cuenta y la primera en provocar una oleada de comentarios durante la última gala benéfica del hospital Austral, en el palacio Duhau - Park Hyatt, el 29 de octubre.
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