Camila tiene dos años pero está en estado vegetativo desde el día en que nació. Ahora su madre, Selva Herbón, reclama la eutanasia.
Su hija tuvo un problema en el parto (le faltó oxígeno y tuvo un paro cardiorrespiratorio del que salió tras 20 minutos de maniobras de reanimación). Camila nunca más respiró por sus propios medios y desde entonces, según la madre, "no ve ni oye nada".
Así se abre el debate ético otra vez respecto de este tema tan delicado. El experto en bioética de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Juan Carlos Tealdi, le dio la razón a Herbón. "En estos casos, luego de un año, la medicina ya no está obligada a persistir con el tratamiento, debido a que la situación de la beba es irreversible", sostuvo.
El especialista agregó que estos casos deberían ser resueltos de común acuerdo entre la familia del paciente y los médicos. "Estos últimos éticamente no están obligados a mantener un tratamiento que resulta ineficaz".
Por su parte, el diputado nacional Miguel Bonasso, de Diálogo por Buenos Aires, presentó el mes pasado un proyecto de ley de "Protección de la dignidad de los enfermos en situación terminal o de agonía", con el fin de garantizar la autonomía de los pacientes y el respeto a su voluntad.
Los pacientes que estén en esa situación tendrán el derecho a rechazar la aplicación de procedimientos e intervenciones sanitarias propuestas por los profesionales intervinientes o revocar el consentimiento prestado, sostiene el proyecto.
Con 37 años, Herbón hizo un pedido para que la Justicia permita que la dejen "morir dignamente" a su pequeña -más allá de que en el país está prohibido- y reactivó así la polémica por la eutanasia. Antes, le había pedido lo mismo a los médicos que atienden a su hija en el Centro Gallego, donde esta internada, pero estos se negaron al no contar con una autorización judicial.
Según informó el diario Página 12, Selva Herbón vive en Ezeiza con su otra hija, de ocho años, y su marido, Carlos. Es docente y trabaja de lunes a viernes desde las 8 hasta entrada la tarde. Los sábados visita a Camila. Le lleva pañales y ropa limpia. “El resto de la semana va mi hermana, a mí me hace muy mal ir", declara.
En el Centro Gallego y en la Fundación Favaloro, los médicos coincidieron en que el estado vegetativo sería permanente. Así, Selva se pregunta día a día qué pasará con su hija y cuándo terminará el calvario.