Las vacaciones se habían terminado. Pero el vuelo de la aerolínea TAM proveniente de Salvador de Bahía se había demorado dos horas. Llegaron a Ezeiza pasada la una de la madrugada y tomaron un remís para volver a sus casas en Barrio Norte. Pero antes, y para pagar la tarifa en las oficinas del aeropuerto, pasaron por un cajero automático. Ese pudo haber sido precisamente el momento en que los “marcaron”. Porque muy poco después, cuando todavía no habían llegado al primer peaje de la autopista Ricchieri, una camioneta gris con cuatro hombres adentro se les cruzó en el camino al grito de “policía” para después robarles todo lo que llevaban y escapar.
El robo que sufrió Alejandro Grimoldi el pasado lunes 24 de enero no es un hecho aislado, sino que, por el contrario, es cuento conocido entre los choferes de Ezeiza. Sin ir más lejos, en esa misma semana otro remís (un Citroën C4 de la empresa Manuel Tienda León) recibió tres disparos cuando cuatro hombres en un auto intentaron robar a los pasajeros que llevaba, poco antes de llegar a la autopista General Paz; y en los últimos meses del año pasado otros dos hechos –con idéntico modus operandi– tuvieron como blancos a un turista alemán y a otro americano.
“Sabemos que los marcan adentro del aeropuetro porque muchas veces tienen el dato de hasta dónde tienen guardada la plata. Los cajeros están muy expuestos y cualquier movimiento se puede ver desde afuera”, confiesa a PERFIL un chofer de Taxi Ezeiza, que también fue víctima de un robo similar, y que recuerda: “Siempre devuelven todos los documentos, pasaportes y tarjetas. Así son muy pocos los que finalmente hacen la denuncia”.
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