La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) realizó un operativo de "control de empleo" en salinas cordobesas, donde se relevó la situación previsional de 43 empleados que no estaban registrados por su empleador y que realizaban la actividad sin los elementos mínimos de seguridad.
Durante el procedimiento los inspectores pudieron comprobar que estos trabajadores ponen en riesgo su salud, principalmente la visión, la piel y las vías respiratorias, y por menos de 100 pesos por día.
El operativo se realizó en la localidad de Lucio V. Mansilla, que es la zona rural San José de las Salinas, ubicada a 200 kilómetros de la capital cordobesa. Allí hay aproximadamente 200.000 hectáreas donde los trabajadores extraen manualmente la sal.
Según relataron los trabajadores de las salinas, las tareas se cobran "por tanto", es decir, de acuerdo a cuánta sal puedan extraer. Los obreros explicaron que se les paga entre 15 y 25 pesos por cada volquete que completan y aseguran que hacen 6 por día como máximo. Es decir que la retribución diaria y mensual varía, ya que se trabaja de lunes a sábados, menos los días de lluvia.
En tanto, uno de los empleadores relevados informó ventas al fisco por más de 2,2 millones de pesos en lo que va del año. Mientras que en 2010, facturó 2,6 millones.
A la par, los trabajadores de las salinas -que no cuentan con aportes previsionales ni obra social- realizan su actividad en condiciones de extrema gravedad si se tiene en cuenta que están sometidos a los daños que provoca el salitre en la piel y en las vías respiratorias. Además, ninguno de ellos contaba con una adecuada protección para la vista ya que los anteojos de sol no parecían contar con el correspondiente filtro para los rayos ultravioletas del sol.
En todos los casos, los mineros trabajan aislados de todo tipo de servicios sanitarios, ya que las salinas se encuentran a más de 5 kilómetros del pueblo. A pesar del intenso calor, en ningún lugar hay agua potable ni sombra para protegerse de los rayos solares. Los empleados descansan y almuerzan bajo el intenso calor. Esta situación los somete a quemaduras en la piel e insolaciones. El trabajo se cumple bajo intensos rayos de sol, donde las temperaturas superan los 40 grados, que en ocasiones, se incrementan por la refracción de la luz en el salitre.
Está comprobado que el daño actínico crónico afecta la piel ya que la inmunosuprime (les baja las defensas naturales) y podría provocar cáncer de piel, comenta el comunicado de la AFIP. La mucosa labial también se ve afectada por el daño actínico crónico pudiendo producir queilitis actínica (inflamación crónica) o epiteliomas (cáncer) de labio. En adición, los fuertes vientos de la zona también están cargados de salitre que, al ser inhalado, provoca lesiones en las vías respiratorias. En ningún caso se les proveyó de barbijos.