La década del 90 cargará siempre con la marca de haber propiciado la proliferación de countries y barrios cerrados en muchos distritos de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, desde el año 2000 en adelante, este tipo de emprendimientos no sólo se multiplicaron en al menos sesenta partidos bonaerenses, sino que duplicaron la superficie que ocupan en total: unos 500 km2, dos veces y medio el territorio de la Ciudad de Buenos Aires.
Un grupo de entre cuarenta y cincuenta country clubs es preexistente al menemismo. Lo integran barrios pequeños y medianos que en general representaban un espacio de descanso y dispersión para fines de semana. Durante los 90, en cambio, explotó la construcción de este tipo de urbanizaciones. Se crearon alrededor de 400, y los propietarios comenzaron a habitarlos de manera permanente. Si bien los que aparecieron desde 2000 hasta hoy no superan los 120, es posible decir que ocupan en la Provincia una superficie similar a la que abarcan los casi 400 de la década anterior. Hoy en total estas urbanizaciones suman alrededor de 550, pero si se toman en cuenta aquellos desarrollos en proceso de construcción, la ocupación de tierras alcanzaría los 700 km2.
La razón radica en la aparición de los megaemprendimientos. Grandes conglomerados que suman individualmente en la cuenta general de los complejos urbanísticos pero que en su interior albergan en algunos casos hasta dos decenas de barrios privados. El caso testigo es el de Nordelta, que ocupa 1.600 hectáreas, con 2.553 casas terminadas, 3.942 departamentos, cinco escuelas y alrededor de 30 mil habitantes. Casos como éste fueron empujando hacia arriba –hasta duplicarlo– el espacio ocupado por desarrollos privados, que en los 80 representaba el 0,5% del tejido urbano bonaerense, hacia fines de los 90 trepó al 6% y hoy está por encima del 12%. Si se toma en cuenta todo el territorio provincial (305.369 km2), la porción destinada a countries es del 0,23%.
Habitantes. Desde el Instituto de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA estudiaron el tema con detenimiento y también dedicaron informes a la población que habita estos nuevos desarrollos. Según se desprende de éstos, actualmente viven allí unas 220 mil personas, más del doble de las 100 mil que había a fines de los años 90. De todos modos, y aunque ocupan el equivalente al 12% de la conurbación, los countries cobijan sólo al 1,5% de la población de esta zona.
Polémica. Para Pablo Ciccolella, doctor en Geografía y Urbanismo y director del Programa de Desarrollo Territorial y Estudios Metropolitanos del Instituto de Geografía de la UBA, los constructores han ido perfeccionando la oferta. “En los últimos años se ha lanzado una nueva generación de emprendimientos, que además de la vivienda dispersa ofrecen edificios de mediana altura y hasta la tematización para los más exigentes. Pero esto representa una expansión preocupante, comparable con la que se da en la ciudad con las torres de gran altura. Resulta necesario endurecer los controles para frenar este crecimiento que ya se da de una manera cancerígena”, explica.
Milagros Brito, titular de Vizora, relativiza que el crecimiento sea indiscriminado. “No se puede armar y montar un proyecto sobre cualquier terreno. Para eso se trabaja mucho de la mano de los municipios, sobre todo en cuestiones de impacto ambiental y accesibilidad”, dice. Ciccolella, sin embargo, cree que no son suficientes los estudios ambientales previos. “No debería pasar pero pasa. Hoy, donde había tierra hay agua y donde había agua hay tierra. Con terraplenes y costas nuevas, se han modificado sin freno los niveles del suelo”, subraya.
Hay desarrollos en 60 distritos bonaerenses
Unos 550 countries y barrios cerrados se encuentran diseminados en al menos 60 de los 134 partidos bonaerenses. Según datos del sector, en los últimos diez años crecieron a un ritmo de casi cinco barrios por año en Tigre y Pilar. Si bien estos dos distritos fueron precursores, la construcción de nuevas urbanizaciones llegó también a zonas inesperadas, como por ejemplo, la Costa Atlántica. Para Juan Carlos Bartolomé, de la desarrolladora Eidico, si bien los polos fueron los mencionados también crecieron de manera muy veloz zonas como Escobar y Canning, en el sur de la Provincia. “El punto fundamental para que eso suceda es la accesibilidad, lo que explica la expansión que hubo hacia el norte. Pero la actividad de los habitantes de cada zona también influye. Muchos son profesionales independientes que no necesitan trasladarse y organizan su vida laboral en estos lugares. Además, el acceso a una vivienda en barrios cerrados quizá hasta sea más económico que en la propia Ciudad. Con pocos ahorros pueden dar un primer paso, que es tener la tierra, y luego financiar la construcción”, opina. Para José María Candioti, de Grupo Frali, “ya existe demanda para todo tipo de emprendimientos, y la tierra siempre resulta un atractivo para invertir. Notamos que el inversor busca calidad de vida, y una completa oferta deportiva. Además, tener una salida fluvial o golf siempre es un plus”.