Construimos una cultura que, por distintas razones, demoniza la comida. Instalamos el comer como ilícito y la comida como enemigo público. Y se trata de una cultura construida sobre dicotomías: ¿carnívoro o vegano?, ¿exceso de golosinas o cero hidratos? En ese escenario, el nacimiento de normas de consumo como el veganismo no deben sorprender y que surjan este tipo de locales representa un avance. Este tipo de comida puede ser una buena opción no sólo para el vegano, sino también para quienes comen carne pero desean que alguna de sus comidas diarias no la contengan.
Por otro lado, es al menos cuestionable seguir llamando fast food sólo a los locales que venden hamburguesas y papas fritas. Hoy esos mismos locales ofrecen ensaladas, wraps vegetarianos o productos a base de frutas. Muchos otros locales venden comida mucho menos saludable en términos de calidad de materias primas y métodos de cocción, con platos y cubiertos. Llegó el momento de clasificar a las empresas gastronómicas de manera diferente. Mientras tanto, ¿podremos evitar los extremos y fundamentalismos?
*Médica especialista en nutrición.
