SOCIEDAD
tras el MIÉRCOLES NEGRO

Son muchas más que una

¿Para qué sirve el #NiUnaMenos? Y la respuesta que sale rápida es una: que estemos hablando de este tema es un avance superlativo.

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Marcha #NiUnaMenos | Télam

¿Para qué sirve el #NiUnaMenos? Nos preguntábamos eso el otro día con mi mujer. ¿Genera un cambio o sólo ayuda a dar visibilidad a un drama preexistente? ¿Es suficiente esa visibilidad para generar un cambio cultural tan profundo como el que hace falta? Y la respuesta que sale rápida es una: que estemos hablando de este tema es un avance superlativo.

Me crié en una casa donde no era necesario dar este debate. Con una mamá que se dedicaba a los quehaceres domésticos y que trabajaba todo el día. Con un papá que también se dedicaba a los quehaceres domésticos (aunque un poco menos) y que también trabajaba todo el día. Con una mamá que se ufanaba, cada vez que podía, de que usaba su apellido de soltera. “No soy ‘de’ nadie”, la escuché decir repetidas veces. Con una mamá que intentaba enseñarle a mis hermanas hablar en alemán. Recuerdo una frase con la que practicaba: “Ich bin eine freie Frau”. Está claro que esta vez usé el traductor, porque me la acuerdo en castellano: “Yo soy una mujer libre”. Me crié con un papá lavando platos o poniendo la mesa. En ese ambiente, y encima con dos hermanas mayores, no me costó aprehender que a las mujeres se las respeta. Y no porque haya que cuidarlas, como si fueran más débiles, sino porque somos pares (aunque no iguales, como tampoco somos iguales dos varones).

Sin embargo, todo el furor por el #NiUnaMenos me hizo pensar en todas las veces que no respeté a las mujeres. Desde chistes bobos y lugares comunes en los que caemos casi por inercia, hasta la estupidez de tocarle la cola a una piba en la matiné. Pienso hoy que me hubiese gustado que alguien, a mis 13 años, me compartiese todos los testimonios de mujeres que andan dando vuelta por las redes sociales, contando sus lamentables experiencias. Esas que hasta hace poco tiempo todos sabíamos pero hacíamos la vista gorda y los oídos sordos. Si yo tropecé repetidas veces con esas piedras, cómo podría haber sido si venía de una familia que me transmitiera una dominación patriarcal más tradicional.

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Hay algo que tengo claro igual. Los asesinos y violentos de hoy no hay forma de que entiendan el NiUNaMenos. Tendremos que seguir lamentando más noticias terribles. En ese punto es donde tienen que activar la Justicia, en la persecución de los asesinos, violadores y golpeadores, y el Estado en general, en la contención a las víctimas. 

En el camino, esperemos que el número de victimarios vaya en descenso. Hay toda una generación que está creciendo con el hashtag #NiUnaMenos en la cabeza. Vaya a saber uno que efecto termina teniendo, si verdaderamente lo vuelve un axioma para su vida o no. Pero la semilla está sembrada.

Y en el mientras tanto, es importante que muchos hombres y también mujeres (que también reproducen modelos machistas) sigamos tomando conciencia. Porque son muchas más que una las que sufren cotidianamente, en el trabajo, en la calle o en su propia casa. Son todas las que en algún momento son víctimas del insulto, la discriminacion, la degradación, el abuso o el golpe. Las marchas, los textos, los testimonios son los que ayudan a entender una problemática que recién ahora algunos empezamos a entender. ¿Para que sirve el #NiUnaMenos? Para pensar y educarnos. Todos.