Radiante, bien predispuesta y escudriñada por su esposo y mánager, Alejandro Gravier, eligió una
cena benéfica para romper el silencio. Y, aunque escueta, Valeria Mazza se paseó por el catálogo de
los poco glamorosos asuntos que rozaron su figura en estos últimos días: la
denuncia por evasión fiscal que le extendió la AFIP
, la acusación por
homofobia y discriminación que le disparó Roberto Piazza, y hasta la
aparición mediática de una supuesta prima lejana travesti
que reclamó que la “reconociera” como una familiar más.
“
Me enteré de esto -la denuncia- a través de los medios, me quedé muy sorprendida y
enseguida fui a ver a mis asesores, porque yo no entiendo de este tema; sólo me ocupo de
mi trabajo y de mi familia. Ellos me tranquilizaron porque me dijeron que no debo absolutamente
nada, y mi mensaje hacia ellos fue el de siempre: quiero cumplir con mis obligaciones.”
“Hace dieciocho años que trabajo en este medio y nunca tuve problemas con nadie”,
se defendió la modelo, tras descartar una campaña en su contra. El pie perfecto para que
respondiera a los dichos de Roberto Piazza, que la acusó de ser homofóbica y discriminadora.
“Creo que los hechos valen más que las palabras y basta mirar atrás para saber que
nunca he ofendido a nadie, y pido de la misma manera que me traten a mí, más allá
de las diferencias en las opiniones”, aseveró.
Finalmente, y ya más distendida, respondió acerca de la travesti que hizo su rotación por los
medios asegurando que era su prima. “Si quieren investigar sobre ese tema, no tengo
problemas. La verdad es que no tengo conocimiento de todo el árbol genealógico mío”, deslizó
con ironía, y concluyó con un deseo de “mucha suerte en este show en el que quiere
iniciarse” su pariente.