A instancias de Naciones Unidas, desde 1988 el mundo entero dedica el 1 de diciembre de cada año para pensar en el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), una enfermedad que sigue siendo problemática.
Desde que, en 1981, se conocieron los primeros casos, 78 millones de personas contrajeron VIH en el mundo; 40 millones de personas murieron por enfermedades relacionadas con el SIDA; y 28 millones de contagiados están en tratamiento.
Según datos oficiales de Argentina, cada año se notifican al Ministerio de Salud alrededor de 5.500 nuevos diagnósticos de infección por VIH y 1.800 muertes. Dos tercios de ellos son hombres. El 20% de los nuevos casos son menores de 24 años y el 21%, mayores de 45 años.
El Boletín Epidemiológico Nº 37 “Respuesta al VIH y las ITS en la Argentina”, publicado en diciembre de 2020, hizo público que en Argentina 136.000 personas viven con VIH y el 17 por ciento de ellas (23.120 casos) desconoce su diagnóstico.
VIH-SIDA
Si el Virus de la inmunodeficiencia Humana (VIH) no se trata a tiempo puede derivar en SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida).
Hoy se puede vivir plenamente con el SIDA, siguiendo tratamientos médicos que permiten mejorar la calidad de vida.
Por eso, las campañas de ONUSIDA buscan despertar conciencia para que el VIH-SIDA deje de ser una enfermedad silenciosa. Urge dejar de estigmatizar, algo que sólo se logra con mayores conocimientos sobre contagios, comportamiento social y riesgos.
Sin embargo, la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima mira con desconfianza el propósito prexistente de llegar al año 2030 sin SIDA. “Y la razón es la desigualdad”, asegura.
Unas estadísticas elaboradas por Naciones Unidas ayudarán a entender que el tema sigue siendo ulcerante:
- En el África subsahariana, las niñas adolescentes y las mujeres jóvenes tienen tres veces más probabilidades de infectarse con el VIH que los niños y los hombres de la misma edad. Por eso, 12 países africanos suscriben la iniciativa Education Plus, respaldada por las Naciones Unidas. Si las adolescentes de ese continente completaran su educación secundaria, reducirían a la mitad sus posibilidades de contraer VIH.
- En todo el mundo, los gays y los hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres tienen 28 veces más probabilidades de vivir con VIH que la población general.
- Las personas que se inyectan drogas también tienen 35 veces más riesgo de tener SIDA; los trabajadores sexuales, 30 veces más, y las mujeres transgénero, 14 veces más.
- Tres cuartas partes de los adultos que viven con VIH están en tratamiento; solo la mitad de los niños lo están.
Y solo hay una explicación para eso: la desigualdad a la que se somete a los drogadictos, los homosexuales y las mujeres presuntamente contagiados.
“No lograremos poner fin al sida hasta que seamos capaces de erradicarlo en todo el globo”, sostuvo Winnie Byanyima, una ingeniera ugandesa de 63 años.
Hay algo evidente: solo en los países en donde los adictos, los gays y las mujeres no son discriminados pueden pedir ayuda médica si sospechan que se contagiaron. Ese pedido de ayuda podría salvar sus vidas.
Hoy, además, hay más avances científicos que cuando se declararon los primeros casos de VIH hace 41 años. Por eso, es inadmisible que nazcan bebés con VIH o que los chicos no accedan a la medicina.
Tienen SIDA y no se sabe
Existe un dato que habla por sí sólo al respecto: En Tailandia, las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo son legales. Por eso tienen 11 veces más probabilidades de vivir bien con VIH a pesar de ser portadores de la enfermedad.
En Malasia, en cambio, las prácticas sexuales entre personas del mismo sexo se consideran un delito; por lo tanto, quienes contrajeron la enfermedad, tienen 72 veces más probabilidades de padecer lo peor del VIH.
En Asia y África existen aún 68 países que condenan la intimidad entre personas del mismo sexo. Modificar ese estado de cosas es urgente para llegar al 2030 sin SIDA.
VIH-SIDA: ¿podrá erradicarse?
En el Día Mundial de Lucha contra el VIH-SIDA, ONUSIDA anuncia que ese organismo y 12 países con la mayor cantidad de casos formaron una Alianza Mundial para poner al menos un fin al SIDA infantil que, a esta altura les resulta “inadmisible”. A principios del año próximo lanzarán su plan de emergencia desde Tanzania.
ONUSIDA coordina el trabajo de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) para erradicar la enfermedad, en principio, en el año 2030, una meta a la que por ahora no renunciaron y esperan no hacerlo.
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