Francisco Yobino es, a los 70, un hombre que se reinventa. Creador, primero, del exquisito dulce de leche Lapataia, y luego del Festival Internacional de Jazz de Punta del Este, se encarga de destrozar con cada respuesta el preconcepto del empresario que sólo mira el sube y baja del mercado y de su cuenta bancaria. Repite la palabra amor muchas más veces que rentabilidad. Pero no hace alarde de ello. Aclara que su gran error como empresario fue no haber cuidado “la cuenta resultado”.
Con ese descuido logró lo que pocos. Es famoso en el mundo de la música por esas maravillosas noches de calor y jazz al aire libre en Punta Ballena, que organiza cada enero desde 1996. Un festival reconocido como de los más importantes de Latinoamérica por la prensa especializada y por músicos de la talla de Paquito D’Rivera, Roy Haynes, Ron Carter, James Moody o Clark Terry. Y en el mundo empresarial nadie desconoce su aporte al desarrollo del turismo rural con la apertura en 1985 de un tambo que las familias de la ciudad podían visitar para ver cómo se hace el dulce de leche, desde la siembra de la pastura para las vacas, pasando por la crianza de los animales hasta llegar a la producción láctea que deriva en esa dulce perdición de todos los argentinos.
Hoy, dos años y medio después de haberle vendido a la princesa Laetitia D'Arenberg su finca de 35 hectáreas –tambo, restorán, anfiteatro, vacas y know how incluidos–, Yobino está dando las puntadas finales para la apertura del 14° Festival Internacional de Jazz de Punta del Este, a realizarse del 7 al 10 de enero en la chacra El Sosiego de Punta Ballena. Con el agregado de que se hará en un escenario totalmente nuevo y el desafío de mantener la calidad musical y la calidez habituales.