Usted puede amarlo u odiarlo, haber querido nacer en Brasil para votarlo (o para votar a Bolsonaro). Pero es difícil negar que el hombre es una de las grandes figuras políticas globales de principios de este siglo. Con una mancha discutible, claro: en julio del 2017, Luiz Inácio Lula da Silva sucumbió al terremoto Lava Jato y fue declarado culpable de cargos de corrupción y lavado de dinero por sobornos y beneficios recibidos de la petrolera estatal Petrobras. Luego, en noviembre del 2019, un mes después de ser liberado, la justicia brasileña revocó las condenas del ahora presidente.
En el medio, Lula pasó 580 días en prisión.
Y recibió más de veinticinco mil cartas de apoyo.
Algunas de ellas fueron divulgadas recientemente en un volumen dirigido por Maud Chirio y publicado en español por el Fondo de Cultura Económica bajo el título "Querido Lula: cartas a un presidente en prisión".
Aquí abajo, una de ellas.
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Fortaleza, 16 de enero de 2019
Querido Presidente Lula:
Es domingo. Estoy en un samba en el Centro de Fortaleza. Hay sol. Hay gente de todas las edades. Gente de todo tipo. Como Brasil. Hay cerveza, cachaça, queso, pinchos de carne...
Y todo me hace olvidar lo que pienso recurrentemente: estamos viviendo una pesadilla en Brasil. Pienso: no puede empeorar más. Y empeora.
Tengo miedo por muchos. Por mujeres como yo. Por madres solas como yo. Por los más pobres. Por el Nordeste. Pero no me quiero desanimar. Ni puedo. Tengo a João, de casi 5 años. Que, aunque inteligente, no entiende nada y piensa que los que tiran fuegos artificiales y visten la camiseta de la selección "son de nuestro equipo, ¿no es cierto, mami?".
Entonces, aquí tocan "O que é? O que é".
Sí, la vida debería ser mucho mejor y lo será...
Deseo que no le falten motivos para resistir y continuar soñando con un Brasil mejor. ¡Estamos aquí! ¡Estamos juntos!
¡La vida es samba!
¡Abrazos!
Manoella