Valdés, un hombre enamorado.
Eduardo Valdés no es original. Dejó de fumar y engordó. Eso lo llevó a caminar 4,5 km todos los días por Parque Centenario. Dice que está contento con ese hábito. Más que contento, está enamorado de esa actividad. No es lo único que ama: también está enamorado del Papa Francisco. Como a la mayoría de los peronistas, le gusta decir cuál es su filiación política. Que no queden dudas. Cree que lo único digno que hizo en la política es abrir el living de su casa para que nazca un espacio que denominó “Las Palabras”. Dice que es un homenaje a los cartoneros de Buenos Aires, aunque lo disfruta con amigos.
Le gustaría volver a la actuación. Es un ex alumno del Conservatorio de Arte Dramática, adonde llegó sólo por acompañar a una señorita chubutense. Él entró y ella se volvió a Chubut. Se arrepiente de no haber tenido un mejor vínculo con sus padres. Murieron cuando tenía 32 y la política le privó de compartir más tiempo con ellos. Aconseja no hacer eso. Aunque hoy, que tiene un lugar preferencial en el podio de los enemigos del actual Gobierno, la situación en su hogar se complejizó. "Nunca pensé recibir el mote de conspirador", dice.
A sus dos hijos les advirtió que "va a ir a fondo con esto"y eso significa mostrar quién miente. Léase Carlos Stornelli, Daniel Santoro y/o Marcelo D´Alessio. A raíz de esto, su esposa no le habla desde febrero. "Si en el reportaje ponen que lo único que ambiciono es recuperar a mi mujer, está muy bien", sugiere.
Su otra pasión: el teatro
De qué se arrepiente Valdés
Gisella Araujo, José Bertoldi y Adriana Vanoli
(Alumnos de segundo año de la Escuela de Comunicación de Perfil)
#ElLadoB es el costado alternativo del reportaje principal que hacen los alumnos de la Escuela de Comunicación de Perfil al protagonista de esta nota. Es, también, el otro lado de cualquier entrevista: preguntas y, sobre todo, respuestas que no se suelen ver o escuchar.
