El Manifiesto Liminar (entre otros documentos) muestra claramente qué tipo de Universidad pensaban los Reformistas:
“Las universidades han sido hasta aquí el refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de los inválidos y –lo que es peor aún– el lugar en donde todas las formas de tiranizar y de insensibilizar hallaron la cátedra que las dictara” (…) Por eso es que la Ciencia, frente a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático.
En estos párrafos los Reformistas de 1918 muestran que pretendían una Universidad en la que no solo se ejerciese el más absoluto respeto a la libertad de pensar, de investigar, de aprender y de enseñar, sino también una Universidad en la cual se generasen conocimientos para poder transmitirlos, como una forma de alcanzar la excelencia en la educación.
Era una inyección de Universidad humboldtiana en un modelo anacrónico de Universidad napoleónica en la cual se “estudiaba el derecho público eclesiástico y el canónico, en filosofía del derecho se enseñaba que la voluntad divina era el origen de los actos del hombre” como expresa Julio V. González, en La Universidad: teoría y acción de la Reforma; UNSL. Y vinculaban aquella posibilidad con el ejercicio pleno de la libertad, coartada por la Corda Frates.
La Corda Frates era un pequeño grupo de personas que ejercían el poder dentro de la universidad de Córdoba imponiendo quiénes serían o no docentes, los programas de estudio y, en general, lo que se podía o no pensar y hacer dentro de la Universidad, recurriendo a los mecanismos de control y disciplinamiento que hiciera falta. Nores, el rector cuestionado a raíz de la intervención de los estudiantes en el recinto donde sesionaba la Asamblea Universitaria, era integrante de la Corda Frates. Pero los Reformistas no pretendían cuestionar un nombre, sino un método de gobierno y de enseñanza en la Universidad.
Diez puntos ejes. El intelectual brasileño Darcy Ribeiro concreta en diez puntos las postulaciones básicas de la Reforma de Córdoba: 1) “El cogobierno estudiantil; 2) la autonomía política, docente y administrativa de la Universidad; 3) la elección de todos los mandatarios de la Universidad por asamblea con representación de los profesores, de los estudiantes y de los egresados; 4) la selección del cuerpo docente a través de concursos públicos que aseguren amplia libertad de acceso al magisterio; 5) la fijación de mandatos con plazo fijo (cinco años generalmente) para el ejercicio de la docencia, solo renovables mediante apreciación de la eficiencia y competencia del profesor; 6) la gratuidad de la enseñanza superior, que se debatió sin acuerdo y fue concedida por Perón a través del Decreto Nº 29.337; 7) la asunción por la Universidad de responsabilidades políticas frente a la Nación y la defensa de la democracia; 8) la libertad docente; 9) la implantación de cátedras libres y la oportunidad de impartir cursos paralelos al del profesor catedrático, dando a los estudiantes la oportunidad de optar entre ambos; 10) la libre asistencia a clases.
Todos estos postulados reformistas, son conceptos profundamente interrelacionados entre sí y delinean una institución en la cual se enseñe con el mejor nivel académico pero también en el cual se investigue dentro de la Universidad, se cogobierne y se realice lo que se conoce como “extensión universitaria”. Además, tienen correlatos muy marcados con el tipo de sociedad que los reformistas tenían en mente.
Diferencias. Una de las propuestas esenciales es la posibilidad de Cátedras Paralelas, es decir, la posibilidad, la libertad, de los estudiantes de elegir a sus propios docentes. Este rasgo distingue profundamente a la Universidad Reformista de un Instituto de Investigación. No solo porque la exigencia reformista es que la investigación se haga dentro de la Universidad y no fuera de ella, sino porque en un Instituto de Investigación el proceso es exactamente inverso: son los “docentes” los que eligen a sus estudiantes, a sus discípulos. Y esto es el origen de una Universidad elitista, reservada para unos pocos: estudian aquellos a los que los docentes (investigadores) estiman que les serán útiles a su propio curriculum.
La incorporación de los Institutos de Conicet en las universidades, fue una idea importante frente a la necesidad de controlar instituciones que –en varios casos– se habían utilizado en beneficio de los directores de los mismos, ha producido, en algunos casos, una “infestación” de las universidades que implica un viraje de la Universidad hacia modelos más elitistas, acompañado, por ejemplo, por la modificación del sistema de incentivos a la investigación en beneficio de los investigadores de Conicet.
La “infestación” de las universidades nacionales por institutos, investigadores, becarios y proyectos de Conicet, que no solo vulneran su reglamentación sino que provocan adaptaciones a sus necesidades, es, a mi entender, uno de los factores, junto con otros no menos importantes como la demagogia de las autoridades, el clientelismo ejercido sin tapujos y las camarillas político-académicas que han reemplazado a la Corda Frates, han pervertido la estructura reformista formal, y hacen indispensable una recuperación urgente de los valores e ideales reformistas que le dieron a la Universidad argentina, sus épocas de mayor esplendor en todos los aspectos que puede ofrecer una Universidad.
Un sueño inconcluso
A 101 años de la Revolución Reformista, las universidades nacionales siguen el modelo planteado entonces de manera casi exclusivamente formal. Ni el cogobierno, ni el ingreso de los docentes por concurso, ni la extensión universitaria tal como se realiza, respetan el espíritu planteado por los reformistas. La investigación se realiza fuera del ámbito de las universidades, como lo demuestra el hecho de que la Finalidad Ciencia y Técnica no supera en el mejor caso – el 0,3% del presupuesto total de las Universidades–. En estas condiciones, la Reforma Universitaria sigue siendo un sueño inconcluso aunque en algunas épocas se haya estado más cerca de alcanzarlo. A mi entender, es indispensable retomar el espíritu de los postulados reformistas y hacerlos realidad. Desarmando los grupos de poder que se han establecido, hay que volver a revolucionar a la Universidad argentina.
Ideales
Se pretendía una Universidad que se base en el respeto a la libertad de pensar, de investigar, de aprender y de enseñar.
También que se generasen conocimientos para poder transmitirlos.
Todos los postulados reformistas, son conceptos profundamente interrelacionados entre sí.
Se hace indispensable una recuperación urgente de los valores e ideales reformistas.
*Profesor Titular Exclusivo de Química Orgánica I. Dr. En Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).