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Virus en el Movistar Arena: amor, emoción y alegría en un estadio sold out

Julio y Marcelo Moura, Mario Serra, Patricio Fontana, Ariel Naón y Agustín Ferro, con la participación de Fernando Samalea, armaron una noche a puro hit para felicidad de los fans de todas las edades que fueron a compartir la fiesta.

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Una vez más Virus compartió su música alegre con los fans de todas las edades. Fue en un Movistar Arena repleto. | Nacho Arnedo para Pop Art Music. Vivo.

En la noche del viernes 12 de abril Virus volvió a disfrutar del amor de los fans en el Movistar Arena. La banda ícono de los '80 pasó muchas vicisitudes pero resurgió con fuerza en la post pandemia con los miembros originales Julio y Marcelo Moura, y Mario Serra. Hoy es una topadora de buena música. Y así lo vienen confirmando con los shows que arrancaron en el verano de 2023 y siguen sin parar, incluso en Latinoamérica y España, país en el que tienen pautadas cinco fechas en mayo de este año.
Pero volvamos a la maravillosa presentación del Movistar Arena, un estadio repleto de personas de todas las edades que aman las canciones de una de las mejores bandas de pop/rock de la Argentina que salió al escenario para brindar alegría. Y en esa oportunidad, además, para grabar un disco en vivo. Al principio con poca participación del público por comenzar con sus canciones menos conocidas (Hombre Plástico y Ausencia, por ejemplo), para armar un in crescendo de éxitos que llegaron, uno tras otro, interpretados por Julio o Marcelo. Con Dame un señal la gente se empezó a levantar de sus asientos. Es que las canciones de Virus, aún Tomo lo que encuentro, son para pararse y al menos mecerse a su ritmo. Pero la primera explosión genuina llegó con Mi garage. Ahí se notó enseguida en grandes y jóvenes las ganas de cantar, bailar y disfrutar con esa música tan amada. La banda de sonido de una vida juntos. Así lo expresó Marcelo Moura al agradecerles el amor a los presentes: "Después de tantos años tener el aguante de ustedes es lo mejor. Sin ustedes nos existimos. Son muchos años y siguen sumándose generaciones. Mejor, imposible".

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Tuvieron un medley con fragmentos de otros éxitos y un segmento de Mario asombrando como siempre con sus dotes en la batería, luego del cual aparecieron con otro look para hacer sus mayores éxitos, los más amados, los más cantados por todos: desde Imágenes Paganas y Superficies de Placer, a El Probador, Agujero Interior y la primera que los hizo conocidos, Wadu Wadu. Mención especial para la puesta de Amor Descartable, con nuevos arreglos de guitarra ejecutados de manera impecable por Julio y los dos hermanos cantando con Federico. Fue un momento especial, muy emotivo y logrado de manera maravillosa.
Esa fue la mayor fiesta de la noche: canto baile, gritos, silbidos y mucho celular con la linterna encendida porque amamos estas canciones, son parte esencial de nosotros. Hay que destacar la versión de Qué hago en Manila, reemplazando el teclado por bandoneón,una idea muy original ejecutada por Fernando Samalea. Gran acierto para renovar un clásico. 

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A esta altura, cuando llegaba la despedida y Marcelo bromeaba diciendo que ya le dolía todo el cuerpo "pero me banco un tema más", fue cuando también agradeció la fidelidad "después de tantos años. Les agradecemos que hayan querido venir a acompañarnos". 
Así los bises fueron cantados más por el público que por los intérpretes, por se temas que seguramente se escuchan a diario, exorcisantes de una cotidianeidad que a veces es compleja, desestresantes, energizantes: Pronta Entrega y Luna de Miel (con los infaltables caramelos de miel arrojados al escenario desde la platea). Y el cierre vino con el rock de Carolina (originalmente Carolina Querida, de Moncho Alpuente) como fin de fiesta entre alegre y nostálgico.  

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Patricio Fontana, Ariel Naón y Agustín Ferro completan una formación que, desde el punto de vista musical (más allá del emotivo), es impresionante. Y hay que destacar el nivel de las visuales que acompañaron todo el concierto, mezclando lo que se filmaba en vivo con filtros en tres pantallas y los efectos de luces que terminaron de brindar un espectáculo de gran calidad, digno de lo que es aún hoy Virus. ¡40 años no es nada y vamos por más fiesta!