COLUMNISTAS
PANORAMA / AJUSTE

La era de hielo

La gente se anticipó al achique del Gobierno. Macri cerró la grieta con el debate del aborto.

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¡KAPUT! Luis Caputo | Dibujo: Pablo Temes

El derrumbe del modelo económico impulsado por el Gobierno desde su asunción en 2015 puso en evidencia la desorientación y la improvisación actual en el equipo económico, cuya muestra más palpable es la depreciación veloz del peso y la salida intempestiva de Federico Adolfo Sturzenegger de la presidencia del Banco Central y su reemplazo por el ex ministro Luis “Toto” Caputo, dinamitando de paso el mito del BC independiente.

Glaciación. La renuncia de quien, con puño de hierro, aplicó en forma fallida las políticas monetaristas para bajar la inflación desde fines de 2015 era reclamada por parte del círculo rojo desde aquella conferencia de prensa fatídica del 28 de diciembre de 2017, pero generó desconcierto que se realizara horas después de estampar su firma en el memorándum de entendimiento con el FMI.

El propio documento con el Fondo plantea con crudeza la magnitud del ajuste que debe realizar el país y no descarta que la inflación en 2018 pueda llegar a terminar por encima del 30%. Quedan muchos puntos por dilucidar de la instrumentación del acuerdo, sobre todo cómo será el ajuste que el Estado debe realizar para cumplir con la reducción del déficit y cómo esta vez sí se cumplirá la meta de la inflación comprometida. No obstante, la urgencia de Caputo estará puesta en el desarme de las Lebac, que vuelven a vencer el martes 19 de junio. En todo caso, el consenso es que la economía entrará inexorablemente en una nueva era del hielo.

Sin embargo, para buena parte de las familias argentinas el achicamiento ya empezó cuando todavía gran parte de las recetas del FMI no se pusieron en vigor.  Esto resulta evidente en la información cualitativa reunida en focus groups de estos días. La desesperación para llegar a fin de mes se ve traducida en las estrategias para recortar gastos y aumentar los ingresos del hogar, como se observan en los siguientes verbatims, que son las propias palabras de las personas participantes de los grupos:

 “Tuve que abandonar muchísimas cosas, saqué el cable, di de baja la prepaga, tengo un ingreso fijo, no puedo más”.
(Hombre, 38 años, primer cordón GBA)

    
“Mis hijos iban a la escuela privada, pero este año los pasé a una escuela pública, sufrieron mucho, pero no quedó otra”.
(Mujer, 35 años, CABA)

Desde los 90 buena parte de los consumos de la vida cotidiana de los sectores medios se fue privatizando: escuelas privadas, prepaga, cable básico, premium, digital, telefonía celular para todos los miembros del hogar, Netflix, hasta cementerios privados. Los aumentos de las tarifas y de los combustibles son el puntapié inicial para unos aumentos en cascada, que impactan en la mayoría de los servicios. Luego las fórmulas para incorporar nuevos ingresos se asientan más en el ingenio que en mejoras en el mercado de trabajo.

“Mi esposa empezó hace unos meses a hacer tortas, sándwiches y se los vende a los vecinos”.
(Hombre, 42 años, GBA segundo cordón Sur)

Como no puede ser de otra forma también en la popular toman forma las expectativas cambiarias.
    
“Ayer me pasaron mis amigas por WhatsApp que para final del año el dólar no va a bajar de 60 pesos”.  
(Mujer, 28 años, CABA)

En este punto muchos votantes de Cambiemos quedan inmersos en la decepción, porque piensan que el Gobierno les ha dado la espalda. En ese malestar aparece espontáneamente la intención de revisar el comportamiento electoral.

“Tenía mucha esperanza que con Cambiemos iban a mejorar las cosas, que iba a parar la inflación, pero se ajustó a los de abajo”.
(Mujer, 28 años, segundo cordón, GBA)

“Voté a Cambiemos las dos veces, en 2015 y 2017, pero el año que viene voy a pensar todo de nuevo, no me parecería mal darle la oportunidad a otra  persona”.
(Hombre, 45 años, primer cordón GBA)

Interrupciones. La discusión sobre la ley de interrupción voluntaria del embarazo se transformó en un laboratorio político, incluso más allá de los deseos de los protagonistas, el Gobierno; los diputados, y el colectivo de mujeres movilizadas.  

Un punto completamente novedoso fue el dato, de que el debate solo comenzó porque el Presidente dio el “OK” para su tratamiento, poniendo en evidencia que la división de poderes republicanos en Argentina es una completa ficción porque en la lógica política imperante, diputados y senadores habitualmente reaccionan solamente frente a los estímulos del Poder Ejecutivo. Así, la Cámara se transformó completamente lográndose acuerdos transversales, y quedando en evidencia que la famosa grieta es un artificio.

También se puso blanco sobre negro la escasa talla intelectual de varios de los “representantes del pueblo”, donde algunos diputados se atrevierona leer –con evidente dificultad– textos escritos por otras personas, argumentos insólitos como comparar a una mujer con una perra embarazada, alusiones a situaciones personales, es irrelevante si los diputados tienen o no hijos, sus historias personales o su religión. También resultó insólita la referencia a información maliciosa como que de aprobarse la ley proliferaría el tráfico de cerebros y de hígado de fetos. Gran parte de los espectadores que observaban la sesión quedaron entre atónitos e indignados por el bajo nivel del debate –con notables excepciones como Daniel Lipovetzky, el polémico Fernando Iglesias, Victoria Donda, Felipe Solá, entre otros.

Por esto, los ciudadanos pudieron descubrir que la lista sábana suele ser encabezada por alguien conocido, pero por debajo los mecanismos de selección de los candidatos suele ser opacos, terreno de la rosca política e intercambio de favores donde la calidad intelectual parece ser lo de menos.

Finalmente no puede dejarse de lado la partición temporaria del bloque de Cambiemos que sería normal en esta circunstancia (hubo divisiones en todos los bloques), pero sacudida por la amenaza de Elisa Carrió cuando Lipovetzky hacía sus esfuerzo para transitar la votación de la ley en su articulado: “Que le quede claro a todo Cambiemos, la próxima rompo. ¡La próxima rompo!”. Como si el oficialismo no tuviera demasiados problemas ahora se ve obligado a pensar en su continuidad tras una hipotética ruptura de Carrió.  

*Sociólogo (@cfdeangelis).