DEPORTES
El primer Grand Slam 2009 tuvo una final para el recuerdo

Implacable, Nadal hizo llorar a Federer en Australia

En la entrega de premios, el suizo se emocionó como nunca. Humilde en la gloria, "Rafa" pidió "disculpas" por no dejarlo alcanzar el récord de Pete Sampras, e incluso al público, que apoyaba a Federer. Galería de imágenes.

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| EFE

El español Rafael Nadal impidió hoy que el suizo Roger Federer igualara el mítico récord de 14 títulos del Grand Slam de Pete Sampras al derrotarlo por 7-5, 3-6, 7-6 (7-3), 3-6 y 6-2 en la final del Abierto de tenis de Australia, en otro vibrante duelo entre ambos. El de hoy es el primer título de Nadal en Melbourne y su sexto de Grand Slam.

El número uno del mundo se impuso por 7-5, 3-6, 7-6 (7-3), 3-6 y 6-2, en un duelo que recordó al que disputaron en julio en la final de Wimbledon, considerada por muchos como el mejor partido de la historia. Nadal y Federer pelearon sobre la cancha del Rod Laver Arena durante cuatro horas y 23 minutos de enorme tensión.

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El español se jugaba su primer título en Australia y el primero de un hombre de su país en un Grand Slam sobre cancha dura, pero el suizo buscaba entrar en la leyenda. Una vez más, Nadal pudo con Federer. El español le ha ganado las últimas cinco finales que han disputado. De las 19 veces en las que se enfrentaron, se impuso ya en 13.

No es fácil jugar contra la historia, pero aún lo es menos si enfrente se tiene a Nadal. El número uno del mundo demostró hoy por qué ocupa la posición que ocupa y se adjudicó su sexto título del Grand Slam. Desde el estadounidense Andre Agassi, nadie había ganado torneos grandes en tres superficies diferentes.

A las 19:50 de Melbourne, con una temperatura de 28 grados en el Rod Laver Arena, arrancó la décimo novena edición del gran clásico del tenis moderno, la séptima en una final de Grand Slam.

Sólo Bill Tilden y William Johnston se enfrentaron tantas veces por un título grande allá por los años 20, pero ellos lo hicieron siempre en el US Open. Después de sus peleas sobre la arcilla de Roland Garros y la hierba de Wimbledon, Federer y Nadal se enfrentaban hoy por primera vez en el Abierto de Australia, por primera vez en una final de Grand Slam sobre cancha dura.

Como si ambos se encontraran extraños, los dos primeros juegos acabaron con rotura de servicio: 1-1 y casi había transcurrido el mismo tiempo que duró el primer set de la final femenina el sábado. La batalla pareció inclinarse a favor de Federer cuando rompió para 4-2 con una devolución mortífera. Pero algo pasa en la cabeza del suizo cuando se enfrenta al español.

Su "mayor rival", según lo calificó poco antes de caminar con la mirada en el suelo, concentrado, quizá preocupado, por el túnel que conduce a la cancha principal del Melbourne Park. Nadal ganó los dos siguientes juegos, rompió en el undécimo y se llevó el primer set en poco menos de una hora. Algo similar sucedió en las finales de Montecarlo y Hamburgo en 2008 y el suizo acabó perdiendo.

"¿La ventaja psicológica?", le preguntaron antes de Roland Garros. Nada de eso, respondió Federer, que sin embargo cayó luego con estrépito en París y más tarde en su feudo de Wimbledon. Federer no ganaba a Nadal desde el Masters de Shanghai de 2007, y no parecía en el mejor camino de hacerlo cuando perdió su servicio dando a la pelota con la caña de su raqueta.

No es de extrañar que gritara con fuerza uno de sus "come on" cuando recuperó el break un juego después para 3-3. Incluso su novia, la impasible Mirka Vavrinec, resopló de alivio. Poco después, el suizo había empatado el partido a un set y el tiempo corría a su favor. Antes de llegar a la final, Federer y Nadal ganaron 18 sets cada uno y perdieron dos. Ambos ganaron 123 juegos y perdieron casi los mismos.

Sin embargo, Nadal estuvo dos horas más sobre la cancha. Y principalmente por culpa del extenuante partido de semifinales ante su compatriota Fernando Verdasco, el más largo de la historia del torneo con cinco horas y 14 minutos. Un partido que además se jugó un día después del de Federer. El reloj marcaba 1:47 horas tras el segundo set y se fue a las 3:05 tras el tercero, en el que Nadal requirió en un par de ocasiones la asistencia del "trainer".

Aun así, el número uno del mundo llevó al suizo hasta el tie-break y hasta el límite de sus nervios, porque no tiene otra explicación que cediera la manga con una doble falta. "Pasemos página", debió pensar Federer, que rompió el servicio de su rival para 2-0 en el cuarto set.

Sin embargo, Nadal es de los que no dan tregua. Recuperó su saque en el tercer juego y obligó a librar una auténtica batalla por la supervivencia en el quinto. El número dos sabía que mucho se jugaba ahí. Ganó. El suizo seguía vivo. El partido seguía vivo. Un público más ruidoso, una cancha azul y el cielo despejado.

Nada recordaba hoy a Londres en Melbourne si no fuera por Federer y Nadal. La noche traía aires de Wimbledon. Y como en Wimbledon, Nadal fue quien terminó tirado por el suelo. Otra vez fue él quien levantó el trofeo, y los m s grandes, encabezados por el mítico Rod Laver, pasaron por su silla a rendirle honores.

Pero cuando llegó la hora de los premios, se vio una escena inédita: desbordado por la situación, Federer rompió en llanto y no pudo continuar con  su discurso. "Me he sentido mejor, gracias por vuestro apoyo... Esto me está matando", declaró con la voz entrecortada el suizo, antes de tener que dejar de hablar y romper a llorar, ante la ovación del público.

Antes de recibir su trofeo, Rafael lo volvió a llamar al microfono y Federer ya más recompuesto felicitó a su rival. "Te lo mereces, has jugado una nueva final fantástica, te deseo lo mejor para esta temporada", declaró, antes de volver a emocionarse.

El campeón en Melbourne también dedicó palabras de elogio para su adversario. "Eres un gran campeón, eres uno de los mejores de la historia. Vas a batir el récord, de eso no hay ninguna duda", aseguró Nadal, aludiendo a que Federer hubiera igualado el récord de catorce títulos del Grand Slam de Pete Sampras en caso de haber ganado el domingo.

En sus duelos particulares, Nadal domina 13-6 al suizo, que ha caído en los cinco últimos enfrentamientos entre ambos, tres de ellos en finales del Grand Slam.

Luego recibir su trofeo y antes de dar las palabras de agradecimiento, Nadal se dio vuelta y llamó a Federer para que el suizo también pudiera dirigirse a los hinchas, a pesar de que en la tradición del tenis el subcampeón no suele hablar en el estadio tras la final. Federer agradeció a la gente y prometió verlos el año próximo. Después habló Nadal, humilde, que pidió perdón a Federer: "Perdón por no permitirte alcanzar el récord de Sampras, pero sos uno de los mejores de la historia y lo harás". Y hasta al público, "lo siento..." le dijo Rafael a los australianos, fanáticos hinchas del suizo, que premiaron su gesto con un aplauso.

Fuente: AFP