ESPECTACULOS
Entrevista

Alberto Cormillot: “Estoy escribiendo mi autobiografía”

El médico más famoso de la televisión conduce en NetTV Cuestión de peso, lo más visto de ese canal. Asegura que pese a la crisis es posible tener mejores hábitos alimenticios. No quiere estar en política.

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Simpático. El doctor Alberto Cormillot en Cuestión de peso genera empatía con Mariano Pelufo participantes y espectadores. Lo logra también en radio. | cedoc

Su apellido es casi una marca registrada. Con solo nombrarlo, ha logrado representar cierto ideal de salud y alimentación. Alberto Cormillot es sinónimo de la lucha contra el sobrepeso y es consciente de lo que genera solo decir “Cormillot”: “Me fui dando cuenta hace 25, 30 años. Desde el 64, estoy en los medios. Son más de cincuenta años. Si sos coherente y vas diciendo cosas basadas en evidencias y conocimientos serios, la sociedad te va incorporando como un referente”.

Egresado de la Facultad de Medicina de la UBA en 1961, es también un comunicador, profesión en la que fue creciendo. A sus 80 años, hoy está en radio, televisión abierta y televisión multiplataforma. Su famoso reality Cuestión de peso hoy está en Net TV, de lunes a viernes de 19.30 a 21.30, con la conducción de Mariano Peluffo. Es lo más visto de ese canal, con más de 1 punto de promedio. También está en radio Mitre, primero con Horacio Caride y luego con Marcelo Longobardi. Además, una vez por semana también va a Canal 9 en Qué mañana!, conducido por Ariel Rodríguez Palacios. Mientras, el doctor sigue al frente de proyectos universitarios, Dieta Club, Alco –Asociación de Lucha Contra la Obesidad– y los alimentos que llevan, claro, su nombre.

—¿Cómo se siente en los diferentes medios de comunicación?

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—Todo depende de cómo se maneje el espacio que tenés, te den tres, cinco o diez minutos. No lo siento fuera de mi trabajo de médico. Si vos me preguntás cuál es mi profesión… yo soy un traductor: traduzco conocimiento científico a distintas esferas (en una universidad, en un congreso, a un medio de comunicación), pero el oficio es el mismo. Yo leo mucho y proceso conocimiento de modo que pueda ser compartido con alguien. Los conocimientos no sirven si no son compartidos. Soy una máquina de compartir las cosas que aprendo.

—Desde aquel emblemático “Coma bien y adelgace” (junto a Petrona C. de Gandulfo), usted también ha escrito y ha llegado a mucha gente a través de los libros. ¿El libro sigue teniendo vigencia?

—La gente sigue consumiéndolos. De ahí a que los practique, ya es otra cosa. Ahora estoy trabajando en una actualización de uno sobre lo que es real y lo que no es real en la alimentación. Y de Random, me pidieron una autobiografía, que todavía tengo un poco atrasada.

—Con la imagen pública que usted ha cosechado, ¿no le tienta hacer política partidaria?

—Yo fui funcionario tres veces. Fui ministro de Acción Social de la provincia de Buenos Aires (con Antonio Cafiero como gobernador); fui ministro de Salud, Acción Social, Medio Ambiente y Deportes en la Ciudad de Buenos Aires (con Carlos Grosso como intendente) y en Nación estuve un año (en 2016-2017) como coordinador de Alimentación Saludable. Eran todos cargos que tenían que ver con mi función técnica, si bien hay cosas políticas por supuesto. Fui candidato a diputado número 17 y entré, pero estuve un día y renuncié para ir a trabajar a la Municipalidad en aquel momento. Aunque todos los años me suelen invitar a participar en una lista, hasta ahora dije que no, porque estoy contento en el trabajo que tengo, más independiente y desde el que creo que puedo ayudar a mucha más gente.

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A sus 80 años, Alberto Cormillot, hoy está en radio, televisión abierta y televisión multiplataforma

—Usted tiene una marca de productos de bajas calorías. ¿Por qué hay que pagar más por productos más saludables?

—Solo algunas comidas pueden ser un poco mejores con un poco más de dinero. Pero, por ejemplo, el arroz y algunos cortes de carnes para guiso son económicos. (Lo que sí es que) la gente con menos recursos económicos por ahí tiene menos tiempo para cocinarse. (Asimismo), hay hogares con menos ingresos donde se consumen bebidas azucaradas, vino, cigarrillos y se compran cosas superfluas en lugar de tomar agua, no fumar y evitar el azúcar. Hay una carencia de educación alimentaria y de educación culinaria.

—Es posible cuidar la alimentación en tiempos de crisis?

—Cuesta más trabajo porque ahí se mezcla la angustia de las personas que están con la crisis, más el hecho de que están trabajando mucho tiempo fuera de la casa; la gente no se lleva el taper, y eso afecta la alimentación. El informe de Unicef (sobre la Argentina) es claro: la mitad de los pobres son niños y la mitad de los niños son pobres. Los niños no están bien alimentados, un poco porque los padres por ahí no saben bien cómo hacer y porque el dinero no les alcanza. El Estado no hace buenas comunicaciones con respecto a la salud.

—Se ha vuelto un promotor del tap y danza aérea. ¿Qué le ha implicado ponerse a bailar?

—Uno como hombre, para ir a bailar, tiene que superar varias barreras: que el baile es una cosa para las mujeres; qué van a decir de mí a mi edad; que si es médico y está bailando, entonces no es serio. No lo superé de un día para el otro. El primer día que salí a bailar ahí en el Centro Cultural Borges, yo creía que me caía redondo del susto que tenía. Tuve buenos maestros y de a poco me fui soltando. Una de las mejores cosas que me pasaron en la vida es haber encontrado el baile. Tomo una clase todos los días; los sábados, dos clases. Durante una hora, es una desintoxicación mental; en ese tiempo solo te preocupan los pasos. Trabajás con tu memoria, equilibrio, balance, falta de aire… más la satisfacción de ir aprendiendo.

Sobrepeso, sufrimiento y herederos

—¿Qué ve cuando ve a una persona con sobrepeso?

—Cuando la veo por la calle, si tiene mucho sobrepeso, me llaman la atención las dificultades por las que puede pasar, para deambular o moverse. Cuando estoy en una situación asistencial ahí la cosa cambia: estoy frente a un paciente que padece de obesidad o padece de sobrepeso o padece de un trastorno de la alimentación. Pero no ando por la calle viendo si una persona es paciente o no, sino personas que tienen una condición: se transforman en pacientes si deciden hacer algo. Como una cuestión de información general, sí, una persona que tiene un exceso de 10 o 15 kilos entra a formar parte de un grupo de personas con mayor riesgo de salud, que tienen una enfermedad.

—A “Cuestión de peso” se le ha objetado el sufrimiento de los participantes que quedan fuera del concurso…

—Todo el tiempo se les insiste en que, cuando terminan en el programa, se termina el programa, no el tratamiento. Nosotros les seguimos dando tratamiento a todas las personas que pasaron por el programa. Algunos lo toman y otros no. Los que lo toman les va mejor que a los que no.

—¿Qué imagen de sí mismo cree que usted proyecta en el público?

—No es que estoy hace cincuenta años cantando en los medios y dando una cosa de alegría. Pero por la manera en que digo las cosas, a la gente le ha caído bien, como alguien que da consejos saludables, con una mirada positiva sobre la vida. Es cuestión de laburar, estudiar y ser serio, sólido y coherente. Puedo resistir unos cuantos archivos sobre alimentación, porque he venido diciendo lo que dice la ciencia.

—¿Cómo se imagina su continuidad en todos sus proyectos?, ¿tiene herederos?

—Hay dos aspectos. Por un lado, tengo o estoy buscando socios que puedan manejar los aspectos administrativos. Por otro lado, en la parte asistencial, mi hijo (Adrián) es médico y hay un equipo al que entreno permanentemente. Además, tengo una nieta que estudia medicina y la otra, nutrición. Así que, si aguanto tres o cuatro años más, tengo hijos y nietos dedicándose a esto.