Poco a poco, la oposición pone en marcha su plan para desalojar a Nicolás Maduro del poder. El nuevo presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, ya puso un plazo a su mandato: dentro de seis meses impulsarán un mecanismo para removerlo, apelando, según dijo, a disposiciones contenidas en la Constitución bolivariana. Para preparar el terreno, la Mesa de Unidad Democrática (MUD) lanzó una batalla cultural y simbólica, que consiste en la “deschavización” de Venezuela. Así, removió decenas de carteles y cuadros del ex presidente Hugo Chávez del Parlamento, lo que provocó una dura respuesta de Nicolás Maduro. Amparado en la nueva relación de fuerzas tras las elecciones del 6 de diciembre, el nuevo titular de la Cámara ordenó a los empleados retirar las imágenes del líder de la Revolución Bolivariana. “No quiero ver un cuadro aquí que no sea el retrato clásico del libertador Simón Bolívar. No quiero ver a Chávez o Maduro”, dijo Ramos Allup, con su habitual estilo mordaz y campechano. Tras la polémica, aclaró la medida: “En el recinto parlamentario solamente pueden estar como símbolos la bandera y el escudo, más nada. Tienen que acostumbrarse, las cosas aquí cambiaron”. La disputa política en Venezuela ya no pasa sólo por controlar las calles o los poderes del Estado, sino también ganar la batalla discursiva. “Lo que se quiso hacer fue tomar una posesión real del espacio de la Asamblea, para demostrar que se ejerce la autoridad correspondiente. La idea es desmitificar el culto a la personalidad”, explicó a PERFIL Rocío San Miguel, directora de la ONG Control Ciudadano. El chavismo, en cambio, tuvo una interpretación más grave del episodio. “Es el más grave ultraje que jamás se ha cometido en la historia de 200 años contra la memoria de Bolívar”, aseveró Maduro. Su crítica apuntó a que fueron retiradas imágenes del prócer que habían sido reconstruidas digitalmente a pedido de Chávez. Por su parte, el alcalde del municipio Libertador de Caracas, Jorge Rodríguez, mandó colocar fotografías de Bolívar y del ex presidente en las calles en “desagravio” a la decisión del Congreso. En Venezuela, la disputa por el poder se libra en terrenos materiales y simbólicos.
