POLITICA
LA CASA ROSADA Y EL VATICANO

El Gobierno quiere sumar al Papa como aliado mundial

Se esperanza con que tome partido en las disputas internacionales de la Argentina. El primer ensayo: Malvinas. Buscan nuevos interlocutores con la Iglesia.

En camino. La Presidenta arriba a Italia para su primer encuentro con el Sumo Pontífice.
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Hay un antes y un después en la relación de Argentina con el Vaticano desde la elección del ex arzobispo Jorge Bergoglio como Papa. Tras considerarlo durante años un adversario local, la Casa Rosada ahora apuesta a que Francisco pueda ser un aliado internacional ante algunos frentes de batalla que el país tiene abiertos: las disputas financieras internacionales y la discusión por la soberanía de las Malvinas son dos ejemplos que ya citan en el Gobierno. Y podrían sumarse otros.

Cristina pegó un volantazo en su relación con Bergoglio. Lo elogió y encolumnó al Gobierno detrás del acercamiento. Es más, adoptó su discurso: “El odio vuelve feas a las personas”, dijo el jueves durante un acto.

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Pero en su anhelo por atraerlo como aliado, la Casa Rosada busca ahora más interlocutores en su relación con el Papa. Actualmente, el principal nexo con Bergoglio es Guillermo Oliveri, secretario de Culto, un hombre de bajo perfil que está en el cargo desde 2003. Oliveri mantuvo, siempre diálogo fluido con el Episcopado, aún en los momentos de mayor tensión. Fue, entre otras cosas, el que organizó el viaje de la comitiva oficial para saludar al sumo pontífice, y el autor intelectual de la carta que Cristina le envió a Francisco. Por esas razones, y por otras, es impensado que Oliveri sea removido de su cargo. Hay otro interlocutor que puede irrumpir en la escena: se trata de Julián Domínguez, presidente de la Cámara de Diputados, católico y jesuita, con buen diálogo con Bergoglio. No fue casual que él integrara la comitiva.

Antes de que Cristina se reuniera, durante dos horas y media, con el flamante Papa, sectores marginales del kirchnerismo habían atacado a Bergoglio por una supuesta actitud colaboracionista del sacerdote con la dictadura. Después, esos sectores o bien quedaron aislados o bien moderaron su discurso. Uno de ellos fue el piquetero Luis D’Elía, que primero lo criticó duramente y luego le deseó suerte en su gestión. Hasta las Abuelas y las Madres de Plaza de Mayo lo alabaron. Hubo una orden expresa de CFK de alinearse detrás de la figura de Francisco que, por otra parte, genera empatía en la opinión pública argentina.

Para hacer más explícita su postura, Cristina reveló detalles del encuentro en su cuenta de Twitter. Dijo que al entrar a verlo, se sintió “más argentina que nunca”. Y afirmó que mantuvo un diálogo cordial con el Papa.

Está descartado, por otra parte, que Francisco venga a la Argentina antes de las elecciones. Eso dejaría al sumo pontífice en el medio de la disputa política de las distintas fuerzas.

Mientras tanto, Cristina piensa que el Papa puede serle útil en las tensiones que la Argentina enfrenta a nivel internacional con algunas de las principales potencias desde la declaración del default. En el Gobierno consideran que el discurso de Bergoglio a favor de los pobres debería ubicarlo del lado de la postura argentina en los debates económicos mundiales.

Poder global. El pedido al Papa para que interceda por el diferendo por la soberanía de las Islas Malvinas fue el primer intento por llevar al Papa hacia las disputas argentinas globales. Francisco está sentado en el sillón de San Pedro, uno de los lugares con más poder en el mundo. “Hay que pedirle a Dios que el nuevo papa sea un instrumento para que se pueda construir un diálogo sobre Malvinas”, afirmó el diputado Domínguez, tras participar de la misa de entronización del sacerdote.

El alineamiento de la tropa K, sobre todo de los organismos de izquierda que lo cuestionaban por su pasado en la dictadura, fue evidente. Estela de Carlotto dijo: “El Papa puede ayudar en la búsqueda de los desaparecidos”. Hebe de Bonafini, siempre proclive a generar escándalos, se sorprendió “con el trabajo pastoral” de Bergoglio y le escribió una carta. Legisladores y funcionarios se mostraron contentos con la designación del cardenal.

El piquetero D’Elía dio la nota al afirmar que gracias a él y a otras personas, el Papa no vendría en un año electoral. El jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, dijo que los rumores sobre una mala relación entre Cristina y Bergoglio, en estos años, eran atribuibles a otra mentira del diario Clarín. Sin embargo, los vuelcos de algunos oficialistas y el alineamiento de los otros es una muestra de que Cristina quiere preservar una relación cordial con Francisco, a quien ya dejó de considerarlo un adversario, como era Jorge Bergoglio.

Por supuesto, resta saber si el Papa aceptará el convite kirchnerista.