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Coloquio IDEA 2020

Malcorra y Solá cerraron la grieta en torno a China y el Mercosur

La ex canciller de Macri y su sucesor con Alberto Fernández concordaron, en sus exposiciones, respecto a cómo debe pararse la Argentina en el duelo entre Washington y Beijing. También sobre el futuro de la alianza regional.

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El 56° Coloquio IDEA se realizó con formato virtual por la pandemia. | Cedoc Perfil

¿Qué mundo aguarda a la Argentina en la postpandemia y cómo lo espera la Argentina? La doble pregunta concentró gran parte de las reflexiones y exposiciones en la primera jornada del 56° Coloquio IDEA 2020, con la participación del presidente Alberto Fernández así como de funcionarios actuales y de la gestión de Juntos por el Cambio además de algunos de los pensadores internacionales más agudos de estos tiempos. Equilibrio, cooperación y creatividad destructiva fueron algunos de los conceptos sobre los que se construyeron las respuestas junto al llamado a poner fin a la crispación y el regreso de la alegría de los pueblos.

"El mundo post pandemia todavía no existe", indicó el canciller Felipe Solá en la segunda parte del panel dedicado al horizonte mundial para la Argentina. "Estamos en pandemia y hacemos lo que podemos", agregó. Reconoció que una parte de la economía siguió funcionando mientras que otra requiere del trabajo de las personas que siguen en sus casas y que "mientras exista una pandemia como peligro, aún cuando esté descendiendo que todavía no ha ocurrido, eso es una limitación para los trabajadores".  No dudó en catalogarla como un freno al desarrollo en todos los niveles.

"Todos queremos que termine, como elemento central de dificultad y freno al desarrollo económico. Y (también queremos) algo tan importante y paralelo a eso como es la pacificación y la vuelta de cierta alegría necesaria en los pueblos", remarcó el ministro de Relaciones Exteriores y Culto. Puntualizó que todos en el gobierno trabajan con el horizonte de la recuperación. "La pandemia, todos los días, nos detiene, nos enfría, a algunos los enoja, a otros los preocupa. Ojalá a todos los preocupara por igual porque eso bajaría la frecuencia de contagios", reflexionó.

Susana Malcorra: "Me produce tristeza ver que no hay un manejo solidario internacional de la crisis"

En este sentido, coincidió con la ex canciller Susana Malcorra en la necesidad de reducir el nivel de crispación en la sociedad. "Todos tenemos que ser co-responsables de bajar el nivel de tensión y crispación de la sociedad —señaló la ex ministra de Mauricio Macri, desde España—. Una sociedad crispada no decide bien. No decide con un criterio que le sirva, que le ayude, que ayude a aquellos que más lo necesitan, no funciona así. Es como una familia." Paradójicamente, los mensajes que dejaban algunos de los participantes en el chat abierto del coloquio se mostraban bastante críticos con las expresiones de Solá.

Cada uno a su turno, el actual canciller y quien fuera la primera ministra a cargo del área con Cambiemos, antes de que la sucediera Jorge Faurie, trazaron un panorama del mundo en disputa entre China y Estados Unidos y la proyección de la Argentina a través del Mercosur. Hubo más de una coincidencia pese a las diferencias que uno y otro gobierno mantienen en materia de política exterior. Así y todo, Malcorra siempre se caracterizó por matizar algunos de los planteos más duros del macrismo en temas como Venezuela.

 "América latina está muy dividida y lo grave es que se dejó de lado una agenda de integración y relacionamiento en todo sentido: en infraestructura, en comercio, en producción, en pensar y actuar como un bloque hacia afuera", cuestionó Solá. E insistió que "la única razón que supuestamente divide a los países es qué piensan de un país, de Venezuela" olvidando todos los demás "activos como mandato hacia futuro". "¿Quién instaló que esa es la razón por la que uno es amigo o no de otro país latinoamericano?", preguntó.

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Malcorra señaló las problemáticas de la gobernanza global como una dimensión impactada por la dinámica actual bajo el signo del enfrentamiento entre China y Estados Unidos. La ex canciller resaltó que es un error pensarlo en los términos de la Guerra Fría porque se trata de "un enfrentamiento mucho más complejo, una competencia mucho más profunda" ya que no solo se basa en cuestiones ideológicas sino en múltiples niveles de integración que condiciona al resto de los actores, entre ellos la Argentina.

 "En ese sentido, Argentina tiene que entender que acá no hay una cuestión de optar. Hay una cuestión de encontrar lo que más le conviene al país en su vínculo con cada uno de estos dos grandes actores. Plantear la dicotomía de este o el otro va en contra de los intereses de la Argentina", resaltó, en línea con el enfoque de la actual gestión. También durante el macrismo, si bien se apostó a un alineamiento marcado con Estados Unidos en ciertas temáticas regionales, jamás se renunció a los vínculos con China.

"Al mismo tiempo, hay que ser conscientes de que hay que generar espacios de asociación que vayan más allá de estos dos países, para lo cual yo sigo pensando que Europa es un jugador muy importante, entre otras cosas porque aún afectada por esta tensión de los dos grandes poderes, sigue teniendo un rol de equilibrador en muchas cosas", añadió Malcorra.  

Y previno que un cambio de signo político en Estados Unidos, a partir de las elecciones del 3 de noviembre, no se traduciría necesariamente en un cambio en la disputa con China por los espacios internacionales más allá de las formas. Aludió a una eventual evolución hacia "una cooperación en competencia" frente a la "competencia destructiva" actual, un problema para el resto de los actores por la polarización que plantea.

"La única razón que supuestamente divide a los países es qué piensan de un país, de Venezuela. ¿Quién instaló que esa es la razón por la que uno es amigo o no de otro país latinoamericano."

Al respecto, Solá reivindicó el multilateralismo y las reglas claras del mercado porque "necesitamos que vuelvan" aunque muchos teman que terminen beneficiando a las potencias en sus batallas comerciales, comentó. Y cuestionó en duros términos la dinámica financiera global que no solo mina la productividad de los países, también erosiona su estabilidad institucional con pesadas deudas que los condicionan. "Las democracia están inestables porque no pueden responder a la demanda económica de la mayoría de los pueblos. No pueden responder porque están endeudados, por descapitalización o por distintas razones", apuntó Solá.

Con este panorama, el único camino para romper las ataduras del "rol" que se asigna a los países endeudados es buscar caminos alternativos para incrementar las exportaciones —los socios "no están dispuestos a revertir sus superávits", como no lo estaban antes de la pandemia tampoco, señaló— y así ganar mayor grado de autonomía. Solá ponderó las oportunidades en las grandes cadenas agroindustriales con productos alimenticios de alta calidad para las personas, equipamientos y productos farmacéuticos veterinarios, vinos y productos regionales además de la venta del know how agrícola en áreas como el África subsahariana.  También mencionó el sudeste asiático —por el creciente desarrollo de su clase media consumidora durante la próxima década— y la complementación con Medio Oriente y sus grandes fondos de inversión.

Por su lado, Malcorra ya había hablado de las virtudes de África en su exposición sin dejar de destacar la necesidad de que Sudamérica se integre en términos de infraestructura y la Argentina y sus socios del Mercosur zanjen las diferencias sistémicas para constituir un bloque unido en un mundo que demanda cada vez mayor asociación. "Soy una Mercosur creyente. Soy de las que cree que , a partir de ser un mercado más importante, como representa el Mercosur, nos da más oportunidad, nos da más capacidad de negociación, nos da más capacidad de presencia", enumeró.

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Para la ex funcionaria de Macri, el problema del bloque "no es que tenemos demasiado Mercosur sino que nos quedamos a la mitad, no terminamos de implementar el Mercosur y no se ha institucionalizado como una cosa de Estado para los miembros del Mercosur que supere las situaciones que la coyuntura político-ideológica puede traer con un cambio de gobierno". Lo comparó con los movimientos de signos partidarios en la Unión Europea sin que afecten su unidad como tal más allá de las "sutilezas". Y remarcó que se deben resolver estas discusiones para avanzar en la idea original o buscar una alternativa "pero no quedarnos estancados en esta situación de medio embarazo en la cual estamos."

"Argentina tiene que seguir con el Mercosur, insistir con el Mercosur, es su mejor decisión desde el punto de vista comercial", ratificó Solá. Citó, entre los desafíos por delante, la necesidad de introducir al bloque automotor dentro de la unión aduanera y consensuar la rebaja del arancel externo común, dos puntos que se debatieron con desigual grado de avances durante la última cumbre del bloque, a mitad de año, en formato virtual.  Sobre los acuerdos comerciales, afirmó que la industria argentina debe adaptarse y mejorar durante los próximos diez años para ganar competitividad, en alusión tácita al acuerdo firmado con la Unión Europea.

"La única razón que supuestamente divide a los países es qué piensan de un país, de Venezuela. ¿Quién instaló que esa es la razón por la que uno es amigo o no de otro país latinoamericano."

Desde Estados Unidos, el periodista y Premio Pulitzer Thomas Friedman se concentró en el mundo que asoma en el año de la pandemia como uno de ecosistemas colaborativos y coaliciones horizontales que requieren de la cooperación entre actores para preservarse. Aseguró que el mundo de la interdependencia se afianza cada vez más como uno de fusiones con el que colisiona la visión amigo-enemigo que ciertos líderes imprimen a su retórica y acciones, al estilo del mandatario estadounidense, Donald Trump. Acorde a Friedman, categorías como derecha e izquierda han quedado en desuso frente al mundo actual que interpela desde los roles tradicionales del sistema de trabajo a los cimientos de las democracias industriales actuales con sus modelos binarios.

Con ello en mente, describió la emergencia de una postpandemia marcada por la destrucción creativa en el que ganará fuerza quien mejor se adapte e innove frente a las nuevas circunstancias. Serán los países que puedan potenciar el uso de nuevas herramientas para "crear amplios ecosistemas colaborativos para gestionar el cambio". Afirmó que la Argentina puede tener una gran oportunidad en ese camino si sabe moverse frente a los nuevos retos que impuso la Naturaleza.

Por su parte, Otto Scharmer, profesor del Massachusetts Institute of Technology, también en Estados Unidos, catalogó al coronavirus como el gran acelerador de una situación de desigualdad precedente.  "No fue el gran igualador, como muchos pensaron en un principio. Fue el gran amplificador y el gran espejo, que mostró todo lo roto que teníamos antes en las sociedades y que ahora sabemos con certeza. Y fue un espejo que nos hizo hacernos conscientes de la situación", remarcó en el cierre de la primera jornada virtual del 56° Coloquio IDEA 2020.

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MB/MC