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Crisis educativa: proponen modificar la currícula de las escuelas

El ex rector de la Universidad de Buenos Aires, Alberto Barbieri, remarcó la urgencia que requiere la política educativa y la necesidad de transformaciones estructurales: “La educación técnica debería ser el eje de una propuesta formativa transversal para todas las escuelas”.

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| NA

Los resultados de las pruebas Aprender 2021, realizadas en diciembre de 2021 por el Ministerio de Educación en 19.638 escuelas primarias de todo el país, expusieron mayores dificultades en Lengua entre los 623.558 estudiantes evaluados. El 56% de los estudiantes de sexto grado alcanzó los niveles de aprobación (satisfactorio y avanzado) en Lengua, mientras que el restante 44% tuvo problemas para la lectocomprensión, lo que representa casi el doble de la cifra de 2018, cuando se ubicó en 24,7%.

En este sentido, el ex rector de la UBA Alberto Barbieri advierte que “los chicos llegan a la universidad con dos falencias gravísimas: no entienden de lógica matemática y no tienen comprensión lectora”. Si bien explica que el Ciclo Básico Común vino a paliar en parte esa situación, sostiene que “debemos un gran debate y un gran acuerdo para mejorar la educación en la Argentina”.

Barbieri trabaja en encontrar soluciones para resolver la crisis educativa que atraviesa el país. En ese sentido, propone la incorporación de disciplinas ligadas al desarrollo tecnológico y la innovación a la currícula escolar. “Una sólida formación técnica, basada en los nuevos modos de conocer y en la riqueza didáctica del aprender haciendo, renovando el formato y los contenidos educativos actuales. Esto permitirá a las nuevas generaciones no solo una mejor inserción laboral, sino también mejorar sus habilidades tradicionales de lectocomprensión y de matemática; desarrollar pensamiento crítico y ejercer los derechos y obligaciones que supone una ciudadanía plena y activa en las actuales sociedades del conocimiento”, explica.

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Recientemente distinguido Doctor Honoris Causa por la Universidad Complutense de Madrid, Barbieri afirma que “la educación técnica debe ser uno de los ejes principales a desarrollar en el sistema educativo, para a través de un amplio acuerdo político, económico y social, lograr potenciar el desarrollo regional de nuestro país, conectando el conocimiento científico con los requerimientos estratégicos de cada localidad” para facilitar así “el arraigo territorial y un federalismo más equilibrado”.

No obstante, aclara que no se trata de la escuela técnica tradicional: “Cuando hablamos de educación técnica no queremos reeditar el tradicional modelo de la escuela técnica, que fue pensado con otro objetivo y en otra época. Tampoco estamos de acuerdo con quienes ven a la educación técnica como una opción de descarte, destinada a dar capacitación básica a los sectores excluidos para su conversión en mano de obra. La educación técnica debería ser el eje de una propuesta formativa transversal para todas las escuelas”.

Según datos del Observatorio de Argentinos por la Educación, entre 2011 y 2019 la matrícula de las escuelas técnicas creció un 18%, contra un 11% de la matrícula general en los colegios secundarios. “Podría ser una señal de que las familias y sus hijos e hijas vislumbran esta modalidad de enseñanza como una ventana hacia el futuro”, asegura Barbieri.

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En junio, la Universidad de Buenos Aires alcanzó el puesto 67° en el QS Ranking Global, que prepara la consultora británica Quacquarelli Symonds, y volvió a establecerse como la institución mejor valorada de Iberoamérica por octavo año consecutivo. Durante su mandato, que comenzó en 2014, uno de los proyectos que impulsó fue el de la Escuela Técnica de Lugano. “Es una muestra a pequeña escala, y desde un territorio flanqueado por carencias estructurales, del círculo virtuoso que se puede generar con la escuela como reparadora de inequidades y como motor de una sociedad con igualdad de oportunidades. Basada en un modelo pedagógico moderno e integrador, logró combinar la excelencia académica con la inclusión social, con un enfoque innovador centrado en las trayectorias individualizadas que desafía las formas de organización de la escuela tradicional”, explica.

Para Barbieri, es necesario “trascender la etapa de los diagnósticos” de la crisis educativa que atraviesa Argentina para comenzar a “generar consensos amplios y sostenibles porque la política educativa es un tema urgente que se mide a largo plazo”. “Son tiempos para la audacia, para concebir transformaciones estructurales, para imaginar un futuro distinto en el que una educación de calidad vuelva a ser el vehículo de la inclusión social y del tan ansiado desarrollo”, concluye.