A la espera del resultado de la elección presidencial entre el demócrata Joe Biden y el republicano Donald Trump en los Estados Unidos, el Gobierno argentino sigue adelante con su estrategia exterior de equilibrios con un ojo puesto en el Norte y el otro en Oriente. Sopesa los temas pendientes con Estados Unidos y cómo puede incidir -o no- un cambio de signo político en la Casa Blanca mientras apuesta a profundizar sus vínculos con China a través de la agenda comercial y acuerdos pendientes como el de exportación de carne porcina.
La pandemia privó al Gobierno de lo que iba a ser, quizás, la primera gira comercial de magnitud rumbo a Shangai. Soñaban con una comitiva de empresarios y dirigentes sindicales que encabezaría el propio presidente Alberto Fernández o su canciller, Felipe Solá. Al final, como todo en la nueva normalidad, debió adoptar un formato remoto y en el Gobierno debieron conformarse con una asistencia virtual.
Entre otras cuestiones, se especulaba con la chance de firmar el memorándum de entendimiento para poner marco al millonario acuerdo de inversión con los privados para multiplicar las exportaciones de carne porcina.
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El vicecanciller Pablo Tettamanti se ocupó de representar a la Argentina en la inauguración de la Tercera Exposición Internacional de Importaciones de China (CIIE) en la que se proyectó un video con el mensaje del mandatario chino, Xi Jinping.
Del acto virtual, también formaron parte altos funcionarios del Consejo de Estado chino y los ministerios provinciales, representantes de la municipalidad de Shanghai y de las regiones administrativas especiales de Hong Kong, Macao y de Taiwán. Además había cancilleres, ministros y actores del sector privado.
Asi y todo, la Argentina está presente en la nación china con dos pabellones propios hasta el 10 de noviembre. Uno de ellos está coordinado por la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (AAICI) y cuenta con la participación de 25 empresas, la mayoría de ellas ya con representantes en China, que exhibirán sus productos —desde vinos, aceite de oliva y otros, lácteos a productos de pesca, carnes y maní, entre otros alimentos— en los 400 m2 de superficie.
El segundo stand, de unos 50 m2 y ubicado frente al de la AAICI, a cargo del Instituto de la Promoción de la Carne Vacuna Argentina, ofrecerá los productos de otras tres firmas nacionales.
La pandemia privó al Gobierno de lo que iba a ser, quizás, la primera gira comercial de magnitud rumbo a Shangai. Soñaban con una comitiva que encabezaría el propio Alberto Fernández.
El evento es largamente esperado por los exportadores que miran a China como un destino a conquistar al igual que los gobiernos que buscan incrementar sus exportaciones hacia aquella región. En la edición de 2019, la feria reunió a cerca de 900 mil asistentes y más de 3.800 empresas y se cerraron acuerdos y cartas de intención por más de 71 mil millones de dólares.
Se calcula que, por la pandemia y las medidas preventivas, la asistencia baje a la mitad. Con todo, los exportadores argentinos lo ven como una oportunidad única de negocios al punto de que algunas de las firmas que no disponían de agentes en suelo chino enviaron sus representantes desde Buenos Aires, hace dos semanas, para completar la cuarentena obligatoria.
Además, se esperaba que, en ocasión del viaje, el Ministerio de Agricultura pusiera la firma al memorándum de entendimiento para cerrar el acuerdo de exportación de carne porcina. El proyecto, anunciado por el Gobierno para generar una inversión millonaria en granjas de producción porcina, abrió una fuerte polémica con fuerzas de izquierda y organizaciones ambientalistas en la Argentina.
La Cancillería reportó que añadió una cláusula medioambiental y que el documento había retornado a las autoridades chinas para su revisión. Según consignaron, sigue allí, aunque ahora es la oficina de Luis Basterra quien debe ultimarlo. PERFIL intentó contactarlos para consultar respecto a la posibilidad de una firma virtual, tal como se rumoreaba a mitad de año cuando aún la feria de Shangai estaba distante y se pretendía cerrar el acuerdo, pero no tuvo éxito.
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En simultáneo, el otro ojo de la Argentina está depositado en la indefinición en el norte del continente, donde Biden y Trump se aproximan a un final de foto en el conteo de electores para el Colegio Electoral que designa al Presidente. Hay muchas posibilidades de que puede terminar judicializado atento a las declaraciones y movimientos de la campaña de Trump. Con las chances aún abiertas para ambos, desde el Gobierno se cuidan de formular declaraciones.
Silencio de radio, aseveraron a este medio, hasta tanto haya un resultado definitivo. Nadie sabe cuánto puede demorarse si el actual Presidente estadounidense cumple con reclamar los recuentos de votos y, eventualmente, denuncia fraude.
En la evaluación de la Casa Rosada, no hay grandes diferencias entre demócratas y republicanos en cuestiones como el comercio, donde se concentra el mayor interés del Gobierno y por donde pasan el grueso de las conversaciones con el Norte. Entienden que Biden pueda sentirse menos comprometido con los productores de biodiesel de los estados rurales de su país que votan a los republicanos.
Por supuesto que eso no implicaría que automáticamente caigan, de un día para otro, los aranceles a la principal exportación argentina hacia los Estados Unidos. Los impuestos de más del 140% se encuentran, actualmente, en una instancia administrativa pese a las gestiones ante el embajador Edward Prado, en Buenos Aires, y las del representante diplomático argentino en Washington, Jorge Argüello. Un negocio de 1200 millones de dólares por el que también habían apelado desde el gobierno de Cambiemos.
En la evaluación de la Casa Rosada, no hay grandes diferencias entre demócratas y republicanos en cuestiones como el comercio, donde se concentra el grueso de las conversaciones con el Norte.
Respecto a la posición que Washington pueda tomar como principal socio del Fondo Monetario Internacional en la renegociación de la deuda, dentro de la administración de Fernández no se cansan de decir que el gobierno de Trump actuó "bien", mucho mejor a lo que los demócratas de Obama hicieron en su momento durante los años de Cristina Fernández.
Por supuesto, es una incógnita saber cómo se posicionaría una Casa Blanca con Biden aunque confían en que no apostaría en contra de la Argentina dado el paisaje político en el Cono Sur. Sí entienden, no obstante, que puede haber cierto endurecimiento en aspectos como los ambientales y cuestiones de transparencia con los cuales los demócratas suelen ponerse más incisivos que los republicanos y Trump, en particular.
MB / DS