Una veintena de jefes de Estado y de Gobierno de las principales naciones industrializadas y en desarrollo del llamado G20 se reúnen desde este viernes en la Ciudad de Buenos Aires para una cumbre de dos días que estará marcada por diversas crisis internacionales. El primer ministro japonés Shinzo Abe, acompañado de su esposa, fue el último mandatario que llegó al país el jueves, después de la premier británica Theresa May y del presidente estadounidense Donald Trump, quien llegó a la Argentina acompañado de su esposa, Melania.
A lo largo del día, habían tocado suelo argentino los presidentes Recep Tayyip Erdoğan (Turquía), Xi Jinping (China), Michel Temer (Brasil), Moon Jae In (Corea del Sur), Enrique Peña Nieto (México), Paul Kagame (Ruanda), Cyrill Ramaphosa (Sudáfrica) y los primeros ministros Narendra Modi (India), Justin Trudeau (Canadá), Scott Morrison (Australia), Guiseppe Conte (Italia).
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El miércoles, en tanto, habían llegado a Buenos Aires el presidente francés Emmanuel Macron y el príncipe heredero Mohammed de Arabia Saudita. Los últimos en llegar serán el presidente ruso, Vladimir Putin,y la canciller alemana, Angela Merkel, que asiste a la cumbre abogando por la cooperación internacional y el multilateralismo, que retrasó su viaje a causa de problemas técnicos en su avión.
La escalada de la tensión entre Ucrania y Rusia, la disputa comercial entre Estados Unidos, China y otros países y el escándalo por el asesinato del periodista disidente saudí Jamal Khashoggi con los tres principales temas de discordia del cónclave de líderes, el mayor reunido en suelo argentino en toda su historia. Además se esperan multitudinarias manifestaciones, ya que decenas de miles de personas anunciaron protestas en la capital argentina contra la globalización y la crisis económica, por lo que están en vigor extraordinarias medidas de seguridad.
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Reuniones candentes y temas espinosos
La creciente tensión entre Rusia y Ucrania a raíz de un incidente el domingo en aguas frente a la disputada península de Crimea se ha convertido inesperadamente en uno de los principales de la agenda para la cumbre, que tiene lugar en Buenos Aires porque Argentina tiene este año la presidencia del Grupo de los 20. En la víspera, el presidente estadounidense, Donald Trump, canceló un encuentro bilateral previsto con su homólogo ruso, Vladimir Putin, porque Moscú se negó a poner en libertad a los marinos de tres buques ucranianos interceptados por las Fuerzas Armadas rusas el domingo pasado en el estrecho de Kerch.
Trump sí se reunirá con su par chino, Xi Jinping, para debatir sobre los aranceles comerciales aprobados por Estados Unidos y respondidos después por China, lo que desencadenó una escalada en la disputa comercial entre las dos principales potencias en el mercado mundial. Dos días antes del inicio de la cumbre llegó a Buenos Aires el participante que más difícil lo tendrá todo en el encuentro: cada paso, cada apretón de manos, cada conversación del príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, será mirado con lupa.
El príncipe está bajo sospecha en el caso del periodista crítico saudí Jamal Khashoggi, asesinado en el consulado de Estambul el pasado 2 de octubre, sin que se hayan aclarado las circunstancias de su muerte. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que se convirtió en el principal acusador de la cúpula saudita, también está en Buenos Aires.
D.S.
