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Entrevista

Graciela Fernández Meijide cumple 91 años: "Nunca olvidaré la cara de susto de Pablo cuando desapareció"

La activista por los derechos humanos y exdirigente política dialogó con PERFIL y dio detalles sobre cómo vivió la pandemia, su vínculo con el feminismo, el momento en el que dejó de ser "antiperonista" y su admiración por Belgrano y Alberdi.

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Graciela Fernández Meijide, activista por los derechos humanos y dirigente política, cumple 91 años. | PERFIL

Este 27 de febrero Graciela Fernández Meijide celebrará su cumpleaños número 91 rodeada de su familia con su característica actitud aguerrida que sigue intacta a pesar de alguna que otra dificultad física. "De joven nunca imaginé que llegaría a esta edad, me parecía una exageración", dice la activista por los derechos humanos mientras apaga su computadora y silencia su celular que no para de sonar.

Desde el living de su casa en el barrio porteño de Belgrano, Rosa Graciela Castagnola de Fernández Meijide (1931) parece distendida pero sostiene la mirada profunda de alguien que se sobrepuso a las vicisitudes de la vida en incontables ocasiones. "Lo único que me fastidia es lidiar con una maculopatía (una mancha en la retina), porque mi vida siempre tuvo que ver sobre todo con la lectura y la escritura. Pero eso me llevó a aprender trucos en la computadora y el celular para dictar los mensajes que reconozco que a veces salen raros", cuenta.

En diálogo con PERFIL, la escritora que supo poner en palabras los cruentos años de la dictadura militar no se guarda nada. Dice que festejará su aniversario en un restaurante con algunos de sus hijos y nietos. "Seguro haremos un festejo más grande cuando el resto vuelva de vacaciones", asegura la mujer que integró la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) en 1983, fue dirigente del Frente País Solidario (Frepaso) y ministra de Desarrollo Social durante la presidencia de Fernando de la Rúa. 

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Con el temple que le otorga la experiencia y la coherencia discursiva que mantuvo a lo largo de los años, Fernández Meijide revela detalles íntimos de sus ideas políticas y de su trayectoria atravesada por el fantasma de la desaparición de su hijo Pablo, el fatídico hecho que marcó su destino para siempre y catapultó a la ex profesora de idiomas a la esfera pública.

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Fernández Meijide es escritora y miembro del Club Político Argentino. Foto: PERFIL.

__ ¿Cómo se prepara para recibir los 91 años?

No hay mucha diferencia entre los 90 y los 91. Sigo con mi rutina normal que incluye una gimnasia para fortalecer los músculos, sobre todo las piernas, y el equilibrio. Durante la cuarentena hacía otro tipo de ejercicios más de elongación, de armonía del cuerpo, desde el celular.

__ ¿Cómo vivió la pandemia de coronavirus?

Tuve el menor contacto posible con todos. Durante la cuarentena falleció mi exmarido, con quien estoy separada desde hace mucho pero teníamos muy buena relación. Estaba sordo y con algún problema cognitivo y no podía entender por qué los hijos no lo abrazaban por el covid. Eso me dolió mucho.

También me pareció muy lenta la reacción del Gobierno. Creo que el (ex)ministro de Salud (Ginés González García), a quien conozco hace muchos años y le tengo aprecio, al principio al virus no le dio la importancia que ameritaba pero también fue lógico por la falta de información que había.

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__ Algunos analistas consideran a la pandemia como un "hecho social total y único" que marcó 'un antes y un después' en los proyectos de vida de las personas. ¿Se podría aplicar a su caso?

Todo el proceso de la pandemia fue muy doloroso pero mi verdadero ‘volver a empezar’, definido como un “corte” en la vida que implica dejar de hacer unas cosas y pasar a hacer otras, fue sin dudas la desaparición de Pablo. Eso lo tengo muy claro. 

Ante la frustración que genera que te desaparezcan a tu hijo y perder todos tus derechos por suerte pude reaccionar y me adapté. Fue un verdadero “antes y después” tanto en mi vida como en la de mis hijos, Alejandra y Martín, y su papá Enrique. Todos terminamos muy lastimados y tuvimos que reorganizar nuestras vidas. 

__ ¿Cómo era su vida antes de la desaparición de Pablo?

Siempre fui muy trabajadora. Daba clases al principio en lo que se llamaba "profesora taxi'' en varios colegios hasta que empecé a enseñar en un profesorado. También tuve un instituto propio de enseñanza de lenguas con un socio pero cuando desapareció Pablo no pude seguir así que lo vendimos. Mi vida estaba orientada para un lado y pegó un giro de 180 grados

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Fernández Meijide junto a sus hijos Pablo, Alejandra y Martín. Tras la desaparición de su hijo mayor, integró la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y la Comisión Nacional de Desaparición de Personas.

__ ¿Cómo recuerda aquel 23 de octubre de 1976?

Lo primero que se me viene es la sensación de sorpresa, seguida por un terror absoluto al ver que se llevaban a mi hijo y no dejaban que lo acompañáramos. Él era un menor, su cara de susto no me la voy a olvidar más. Lo que siguió fue llorar y llorar, y ver dónde podía ir a pedir por Pablo. Con Enrique fuimos a comisarías, ministerios, iglesias, a donde nos mandaran.

Recuerdo que llegaba a mi casa por la noche sin tener ningún dato y me sentía vacía. A pesar de tener a mis otros hijos, en ese momento Pablo se convirtió en "el" hijo, porque era el que más me necesitaba. Desde entonces, la figura de Pablo en mi vida es como un telón gris detrás, el cual según las circunstancias, de felicidad o tristeza, aparece.

__ ¿Tuvo miedo?

Sí, había que estar loco para no tenerlo. Lo que no tuve fue pánico y ojo que conocí miles de familiares que pasaron por delante de nuestro escritorio de distintos organismos a los que el miedo los paralizó. Yo puedo reconocer la legitimidad de ese miedo pero sé que es algo muy poco comprensible.

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__ ¿Cómo influyó ese pánico en el conteo de desaparecidos?

Cuando terminó la dictadura teníamos una lista de casi 5 mil desaparecidos con documentos y habeas corpus presentados, y luego con la Conadep llegaron a casi 10 mil las denuncias. Esto quiere decir que hubo muchísima gente que por una razón u otra se animó a denunciar porque había llegado la democracia y los militares no resultaban tan amenazantes, además de que hubo mucha difusión de los lugares a donde se podía denunciar, cosa que durante la dictadura no pasaba.

"El número de víctimas, hayan sido estas 10 mil, 20 mil o 30 mil, no disminuye un ápice el horror de los crímenes cometidos, su trascendencia histórica y social, su afrenta a toda forma de derecho y civilización", escribió Fernández Meijide en su libro "La Historia Íntima de los Derechos Humanos en la Argentina", y aseguró que "el número de 30.000 desaparecidos fue una convención utilizada para comunicar y movilizar a la opinión pública internacional sobre la tragedia que se vivía en Argentina".

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Graciela Fernández Meijide en su casa de Belgrano en la Ciudad de Buenos Aires. Foto: PERFIL.

__ Cómo fue su vínculo con la política después del 2001?

Luego del fracaso de la Alianza decidí que nunca mas iba a ingresar a la política partidaria, cosa que cumplí, aún cuando no me aparte de la política de la mano del Club Político Argentino. Soy una enamorada de la idea de política. Argentina tuvo momentos políticos muy importantes, por ejemplo, con la Generación del 80, una época en la que había una visión de Nación, de un todo. Eso es el liberalismo bien entendido políticamente. Yo cada vez soy más liberal, en lo político y en lo económico, pero no en el sentido capitalista. Reivindicó el rol del Estado para regular, para que haya redistribución más o menos igualitaria.

__ ¿Cómo evalúa la realidad argentina actual?

Estamos en una situación muy difícil, en especial por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que todavía no aprobó las condiciones que le presentó (Martín) Guzmán, algo muy necesario. Realmente estamos al borde de la hiperinflación, que lastimará a un país herido por una grieta política pero también aquella entre los que no tienen nada o muy poco y los que tienen al menos para sobrevivir y van a intentar retenerlo. Es necesario alcanzar algún tipo de acuerdo político serio.

__ ¿Y la internacional?

Yo soy anti bélica por lo que condeno totalmente la invasión a Ucrania, se que hay diferencias que se esgrimen razones de ambos lados, que por ahí parte de esa razón tiene algún sentido, sin embargo me parece que la actitud de Putin es la típica herencia zarista de querer volver a la Rusia grande y llevarse puesto los derechos de los ucranianos. Se puede arreglar en una mesa de negociación. La política es para eso, no los bombazos y los misiles. 

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__ ¿A quién admira?

A Manuel Belgrano, por su visión amplia del país. También a Alberdi y a Sarmiento. Alberdi estudió y dio luz a una constitución nacional bien liberal, a diferencia de Perón que, cuando necesitó concentrar poder hizo la reforma constitucional de 1949 y se la llamó "la constitución peronista", pero no la "nacional". 

__ ¿Alguna vez comulgó con las ideas del peronismo?

No, a pesar de que respeté y trabajé con muchos peronistas, como desde el Frente Grande con Chacho Álvarez, o con Cafiero. Nunca tuve nada en contra del peronismo en ese momento, a diferencia de la época de la reforma y el Perón que encarcelaba adversarios políticos, eso me pareció algo muy amenazante. Con los fusilamientos de la Revolución Libertadora (1955) ante los levantamientos en apoyo a Perón, ahí dije no, yo no puedo estar de este lado de la historia. Eso no me hizo peronista pero sí dejé de ser antiperonista. 

__ ¿Se considera feminista?

Sí, pese a que nunca me definí como feminista en el sentido clásico. Por ejemplo, me cuesta mucho asumir el lenguaje inclusivo, me siento ridícula teniendo que pensarlo y forzarlo. No puedo decir la presidenta, digo el presidente, pero acepto que otros lo digan y no lo critico. Yo nunca tuve la impresión de que ser mujer me impedía hacer algo, pero reconozco que en mi época los partidos políticos eran muy machistas. Desde mi rol de constituyente en dos oportunidades defendí los derechos de las mujeres, en especial para incorporar las convenciones internacionales de Derechos Humanos.

__ ¿Cómo le gustaría ser recordada?

Por mi familia con cariño, por la sociedad con respeto y afecto también si hubiera. Sé que han sido olvidadas personas que hicieron tanto más que yo, no puede haber una memoria permanente como Funes El Memorioso, sino te volvés loco.