La nueva ley de seguridad para Hong Kong que aprobó el régimen chino, y que “debutó” el miércoles en las calles del territorio con violentas detenciones, pone en entredicho el principio “un país, dos sistemas” y puede ser el paso inicial de un intento de Beijing de disolver poco a poco la idiosincrasia hongkonesa e imponer el rígido control comunista. “La nueva ley comenzó con un gran impacto y, en términos legislativos, es el hecho más significativo desde 1997, cuando se dispuso la ley básica para regir a Hong Kong después de la devolución de Gran Bretaña”, considera el especialista Patricio Giusto.
Para el profesor de la UCA, un dato central de la nueva ley es que “por primera vez, Beijing va a tener una oficina propia en la isla, con potestades en términos de seguridad, para la represión de cuatro tipos de delitos: sedición, subversión, terrorismo y colusión con fuerzas extranjeras”. Para el régimen comunista, “todos esos delitos se produjeron durante las protestas prodemocracia de 2019”, agrega.
“La verdad es que se veía venir: el asalto al Consejo Legislativo, la toma del aeropuerto, el abierto apoyo exterior a esas protestas, sirvieron argumentos en bandeja a Beijing” para impulsar la ley, dice por su parte el analista Xulio Ríos, para quien es evidente “que se quiere
atar en corto a Hong Kong”.
“Aunque oficialmente se niega, la ley tiene el potencial para limitar severamente las libertades y abre muchas incógnitas en este sentido. Habrá que ver cómo se aplica”, añade el titular del español Observatorio de Política China.
Oposición. El miércoles se cumplió un nuevo aniversario del regreso a la soberanía china de la isla y las manifestaciones callejeras, que en el pasado fueron masivas, tuvieron escasa convocatoria. “Pese a que había poca gente, hubo más de 300 detenciones, y con gran violencia”, destaca Giusto.
“Vamos a ver más de esto: a Beijing a partir de ahora no le va a temblar el pulso, respaldado por la nueva normativa, a la hora de reprimir las protestas”, que también se verán afectadas por la disolución del principal movimiento que las convocaba, Demosisto, agrega.
“Anunciaron antes de esta manifestación que por el momento abandonan las actividades callejeras, un golpe durísimo a la moral de los grupos y movimientos independentistas de Hong Kong”, explica. Creado en 2016 como partido político, Demosisto es una organización
prodemocrática que aboga por la autodeterminación de Hong Kong a la que Beijing considera apoyada por Estados Unidos para desestabilizar a China.
Pese a todo, Mercedes Giuffre, directora del Centro de Estudios de Corea y China y docente en la Universidad de Mar del Plata, no cree que el régimen de Xi Jinping se anime a “una mano ultradura. Intentarán negociar. No pueden repetir otro Tiananmen. Son observados”.
“Además –recuerda Giuffre–, hay una sinofobia mundial que indirecta o directamente culpa a China por la pandemia y su imagen está en baja”. Para Xulio Ríos, “la oposición tendrá que replantearse su estrategia. Ha demostrado una enorme capacidad de movilización, pero escaso poder de negociación. En estas condiciones, el colapso era difícilmente evitable. Ahora lo tendrá mucho más complicado pero, sin duda, tiene raíces”, cree Xulio Ríos.
“Veremos si tiene la oportunidad de demostrar su poder de nuevo en septiembre, si se confirma la celebración de las elecciones en la fecha prevista”, explica. Nueva etapa. Para Ríos es evidente que “se abre una etapa nueva en Hong Kong, que estará
marcada por una mayor integración con el continente, no solo en el ámbito de la seguridad sino también en muchos otros, desde lo económico a lo político”.
“Por otra parte, se acentuarán los factores estructurales que apuntan a la disolución de la idiosincrasia hongkonesa, con especial proyección en el ámbito de la educación, lo cual podría derivar en más tensiones”, añade. Eso pondría claramente en cuestión el principio de “un país, dos sistemas”, acuñado desde la devolución de la soberanía, que sin embargo Beijing podría “resucitar” como ya hizo con la apertura iniciada por Deng Xiaoping en 1978 tras la masacre de Tiananmen.
“Cuando fue la crisis de Tiananmen, en 1989, muchos auguraron el fin de las reformas, pero estas se retomaron en 1992 con mayor empuje. ¿Ocurrirá algo así en los próximos años con Hong Kong?”, se pregunta el especialista gallego. Ríos advierte que “si el principio se queda en retórica, la expectativa para Taiwán, donde se rechaza cada vez más a Beijing, se complica mucho y la posibilidad de una reunificación pacífica se aleja”.
Para Giuffre, el principio funcionó bien desde 1997 y “hasta ahora era un ejemplo, pero Carrie Lam y la autocracia de Xi Jinping lo arruinaron”. La especialista cree de todos modos que Beijing “intentará negociar”, y coincide con Ríos en que Taiwán “por un lado se frota las manos, pero por el otro teme” las consecuencias de esta situación. Economía. Pese a que muchos análisis apuntan a que China evitaría avanzar sobre el sistema de Hong Kong por temor al desbande de la bolsa y de las grandes empresas afincadas ahí, la
realidad es que el peso económico del territorio es hoy casi ínfimo.
En 1997, cuando se acordó el retorno de Hong Kong al control de Beijing, el territorio representaba el 20% de la economía china. Hoy es apenas el 2%. Durante este período, China creció a pasos agigantados. Como símbolo, Shenzen, del otro lado de la frontera con Hong Kong, era un pueblito en 1997 y hoy es una ciudad futurista y sede, entre otras grandes empresas, de Huawei, con 16 millones de habitantes, el doble que Hong Kong.
En el tema económico, Giusto destaca el “llamativo” silencio de las grandes empresas hongkonesas ante la aprobación de la nueva ley. “El sector privado parece estar conforme, porque cree lo que más se necesita en este momento es estabilidad para recuperar la economía, golpeada por las protestas de 2019 y por el efecto descomunal de la pandemia. El sector prodemocracia se ha quedado solo, más allá del apoyo de Estados Unidos y Gran Bretaña”, considera.
Sanciones. Ante la nueva normativa, el Congreso norteamericano aprobó un paquete de sanciones y el gobierno del Reino Unido estudia un plan para otorgar la ciudadanía británica a millones de hongkoneses. Los analistas dudan de la efectividad de la intervención de países extranjeros. “Las represalias de Estados Unidos tendrán un efecto más negativo para los 100 mil estadounidenses que viven en Hong Kong que para Beijing”, dice Giusto.
“Las sanciones van a dañar más la economía de Hong Kong y darán un argumento más a Beijing para ejemplificar la “clara injerencia de poderes extranjeros” en el territorio, agrega. Ríos, que también es escéptico sobre la utilidad de las sanciones, se pregunta “por qué ahora
se sanciona a China y no se hizo lo mismo el año pasado en India con lo que el régimen del ultranacionalista Narendra Modi hizo en Cachemira: supresión de la autonomía, ocupación militar y encarcelamiento de los líderes de la oposición”.
Diego Guelar, ex embajador argentino en Beijing, presagia tiempos difíciles para el conflicto. “La situación con Hong Kong y Taiwán se va a poner al rojo vivo y, con el proceso electoral en Estados Unidos, va a estar en el centro de la tensión con Occidente”.
Primer detenido por "terrorismo" en base a la nueva ley
Un joven de 23 años, acusado de haber atropellado intencionalmente con su motocicleta a un grupo de agentes de policía, es la primera persona imputada formalmente por la nueva ley de seguridad nacional impuesta en Hong Kong por China. Se trata de Tong Ying-kit, quien deberá responder por “incitación a la secesión” y “terrorismo”.
Tong, montado en su moto, se lanzó contra los agentes en medio de las protestas del 1º de julio y luego fue arrestado. Su detención fue transmitida por la televisión local, que mostró imágenes de un hombre sobre una moto amarilla que blandía una bandera con la leyenda
“Liberen a Hong Kong. Revolución de nuestros tiempos” –la consigna del frente prodemocracia– y luego embistió a los agentes. La policía habló en principio de tres efectivos heridos.
Tong no pudo presentarse hoy ante un tribunal para notificarse de las acusaciones ya que permanece hospitalizado con varias fracturas que sufrió al ser reducido por la policía, reportó hoy su abogado.
La nueva ley de seguridad nacional castiga hasta con cadena perpetua los delitos de secesión, subversión, terrorismo y colusión con fuerzas externas. Como para que no queden dudas delcarácter político de estos delitos, el gobierno local anunció que corear la consigna del
movimiento prodemocracia será considerado secesión y subversión. Las ofensas calificables como "terrorismo" incluyen los ataques a vehículos particulares o de transporte público.
China designó este viernes 3 de julio a Zheng Yanxiong, conocido por haber resuelto en el pasado una serie de protestas contra la corrupción, a cargo de la nueva Oficina de Seguridad Nacional, que depende directamente de Beijing.
La nueva estructura permite a los agentes de seguridad chinos operar abiertamente en Hong Kong, sin las restricciones de las leyes de la ciudad. Además, gracias a los poderes de investigación y judiciales, monitorea todas las informaciones relacionadas con la seguridad y
los procesos nacionales. Zheng, de 56 años, creció entre las filas del Partido Comunista de la provincia meridional de Guangdong y se desempeñó como secretario general del comité provincial del partido. Es muy conocido en China por haber erradicado en 2011 las violentas protestas contra la corrupción de Wukan, un pueblo de Guangdong.
Ese pueblo de pescadores se hizo famoso cuando sus habitantes se sublevaron para expulsar a los caciques locales del Partido Comunista Chino (PCC), a quienes acusaban de enriquecerse a sus expensas confiscando sus tierras. El gobierno de Xi Jinping designó además a Luo Huining, actualmente director de la Oficina de Enlace de Beijing en Hong Kong, como consejero de seguridad nacional de la nueva comisión liderada por la gobernadora Carrie Lam.
En tanto, Eric Chan, un funcionario de extensa trayectoria política en la ciudad, estará a cargo de la supervisión y formulación de políticas relacionadas con la nueva ley. (ANSA)