“Parece ayuda, es trabajo infantil” alerta la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en un flyer en el que se ve un niño metiendo ropa en un lavarropas. El mensaje resulta llamativo porque parecería saludable que los chicos asumieran la responsabilidad de las tareas del hogar. Sin embargo, según la organización internacional, “las tareas del hogar no son trabajo, son tareas compartidas de responsabilidad que tienen que estar supervisadas por un adulto”, destacó a PERFIL la psicopedagoga del Hospital Italiano, Martina Repetto.
Según el último documento estadístico producido por el Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la Universidad Católica Argentina (UCA), correspondiente a un relevamiento del segundo semestre del 2022, el trabajo infantil en actividades domésticas intensivas y actividades económicas afecta a casi el 15% de la población entre los 5 y 17 años en la Argentina.
En ese mismo informe se detalla que el 6,9% realizan trabajo doméstico intensivo, esto es que están a cargo todos los días de tareas como limpiar, lavar, planchar, cocinar, realizar las compras y cuidar de los hermanos. Esto se da, sobre todo en niñas y adolescentes mujeres.
“Uno aprende trabajando, pero la diferencia es que el trabajo es remunerado y entra en el campo de la responsabilidad. En los niños pensamos en tareas que pueden ser lúdicas o no, pero que los ayudan a aprender y a generar mejor relación con las responsabilidades, la autonomía y el placer que genera construir aprendizajes y conocimientos”, aclaró Repetto.
El trabajo doméstico infantil según la OIT
El “trabajo doméstico” designa el trabajo realizado en un hogar u hogares y “trabajador doméstico” designa a toda persona que realiza un trabajo doméstico en el marco de una relación de trabajo. La característica común y distintiva de los trabajadores domésticos es que son empleados por hogares particulares y prestan servicios a éstos.
El “trabajo doméstico infantil” es el trabajo realizado por niños (menores de 18 años) en el sector del trabajo doméstico, con o sin remuneración, en hogares de terceros o empleadores.
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¿Se pueden considerar las tareas domésticas realizadas por los niños en su propia casa como trabajo doméstico?
Ante esta pregunta, desde la OIT señalan que si las tareas domésticas son realizadas por niños supervisados por adultos y forma parte de la vida familiar y su desarrollo, es algo positivo, en cambio existen casos en los que “tales cargas de trabajo interfieren con la educación de los niños o pueden ser excesivas, en cuyo caso dichas situaciones podrían ser equivalentes al trabajo infantil”.
“El límite está entre la obligación de hacerle hacer a un chico todo, hacerlo cargo de una casa, y utilizar algunas tareas para ayudarlo a crecer y a ser autónomo”, destacó Repetto aunque marcó una dificultad estructural en este sentido. “También depende del nivel socioeconómico de las familias, porque en las familias con nivel socioeconómico muy bajo, los chicos están a cargo de sus casas, que se hacen la comida, porque a veces no hay alternativa o chicos que se ocupan de sus hermanos desde muy chiquitos”.
Los peligros que enfrentan los niños que realizan trabajo doméstico
Cuando las tareas domésticas se asemejan a un trabajo o una forma de explotación, hay varios elementos riesgosos tanto para la salud física como emocional de los menores. Según la OIT, los niños se exponen al uso de químicos tóxicos; transporte de cargas pesadas; la manipulación de objetos peligrosos, como cuchillos, hachas u ollas calientes.
Estas tareas excesivas muchas veces privan a los niños de sus derechos fundamentales a la educación y a la atención médica, el derecho a descansar, a tener tiempo libre, a jugar y a realizar otras actividades recreativas, el derecho a recibir cuidados y a tener contacto regular con sus padres y amigos.
“Lo ideal es que los adultos puedan ir dando tareas a los niños para que ganen autonomía y responsabilidad bajo supervisión de un adulto”, puntualizó la especialista y concluyó: “Como profesionales, cuando tenemos que evaluar el desarrollo adaptativo de un niño para ver si cumple con cuestiones madurativas acordes a su edad, uno evalúa si el niño es capaz o va generando cierta autonomía en las tareas domésticas y se puede adaptar a las situaciones de la vida diaria y hay familias que no generan la posibilidad de adquirir autonomía y eso también es importante, hay tareas que generan aprendizaje y es necesario que los niños sepan hacerlas”.
CP