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Tenía 97 años

Murió Sara Rus, sobreviviente del exterminio nazi y Madre de Plaza de Mayo

No trascendió el motivo de su muerte. No tendrá velatorio y será enterrada este jueves en el cementerio de La Tablada, junto a su esposo.

Sara Rus
Sara Rus | CEDOC

Este miércoles 24 de enero por la mañana, a los 97 años, murió Schejne María (Sara) Laskier de Rus, más conocida como Sara Rus, sobreviviente del Holocausto y miembro activo de la organización Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora. No habrá velatorio y será enterrada este jueves en el cementerio de La Tablada, junto a su esposo.

"Lucho por no olvidar", fue su frase más destacada, la cual pronunció en múltiples ocasiones como un resumen de su lucha permanente, la cual marcó su vida desde que sobrevivió al campo de exterminio de Auschwitz y luego cuando sufrió la desaparición de su hijo durante la última dictadura militar argentina.

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Sara Rus nació en Lodz, Polonia, en 1927, hija de Jacobo y Carola Laskier, y vivió una infancia tranquila y sin sobresaltos hasta la irrupción del régimen nazi en 1939. A partir de aquel momento, con tan solo 12 años comenzó su lucha por sobrevivir, al mismo tiempo que presenció la ocupación de su país y el inicio de una época cruel y oscura.

En este contexto, debió comenzar a trabajar en una fábrica de sombreros en el gueto de Lodz para poder comer, lugar donde fue obligada a ver morir a su hermano, al que tanto anhelaba tener. Dos años después rescató a su madre de ser enviada a las cámaras de gas y trabajó como esclava en una fábrica de aviones.

En medio del horror la joven conoció mediante su padre a Bernardo Rus, quien se convirtió en su gran amor, aunque no pudo vivir este romance hasta que se liberó y llegó a Argentina de forma clandestina tras cruzar la frontera con Paraguay.

Sara Rus

Una vez establecida en el país junto a su esposo, Sara reconstruyó su vida y logró formar una familia. Sin embargo, algunos años después la vida volvió a golpearla y vivió el terror en carne propia tras la desaparición de su hijo durante la dictadura militar.

Tanto ella como su esposo iniciaron un proceso de lucha incansable en el que él perdió su vida. El mayor anhelo de ella era poder darle a su hijo una sepultura digna y poder tener un lugar para llevarle una flor. A pesar de que no pudo cumplir con su objetivo, siempre acompañó y celebró cada restitución como si fuera propia.

En 2009 Sara recibió por parte del Gobierno nacional el premio Azucena Villaflor y fue declarada ciudadana ilustre por la Ciudad de Buenos Aires en 2010.

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"Llegamos en 1948, con mi madre y Bernardo. Tuvimos que atravesar muchísimos obstáculos antes de poder establecernos en la ciudad", recordó Sara sobre su llegada a la Argentina durante una entrevista con Página 12 en 2022. En aquel momento, el gobierno de Juan Domingo Perón no le abría las puertas a los judíos, por lo que debió dirigirse a Paraguay e ingresar al país de forma ilegal.

Al respecto, relató: "Oficialmente no podíamos entrar a la Argentina. Teníamos que pasar ilegalmente con un barquito, juntar un poco de plata para dar a una persona que nos cruce la frontera. Éramos diez. Nadie hablaba una palabra de castellano".

"Nos llevaron a Clorinda. Y el tipo se mandó a mudar. Nos dejó solos, de noche, con lluvia. Hasta que vino un policía a caballo con un rifle. Sentó a mi madre arriba del caballo y a mí me dio el rifle. Nos llevó a su casa a los diez, con su mujer y no sé cuántos chicos y nos dieron de comer. Pero al otro día nos llevaron en micros a Formosa y nos metieron en la cárcel. Nos decían que nos iban a mandar de vuelta a Paraguay", amplió.

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Sara recordó que en aquel momento su esposo se animó a escribirle una carta en polaco a Eva Perón, contándole su historia. "Se ve que le llegó, la hizo traducir y mandó a decir que no nos asustemos y que nos iban a mandar pases para ir a Buenos Aires. Efectivamente después de un tiempo nos mandaron los pases a todos los que estábamos allá", detalló.

Junto a su esposo, ambos iniciaron una nueva vida de cero en el barrio de Villa Lynch y el 24 de julio de 1950 nació su primer hijo, Daniel, y cinco años después, llegó su hermana Natalia. Sin embargo, Daniel, quien era físico nuclear y fue el primer fruto del amor de la pareja, les fue arrebatado en 1977, un año después de ingresar a trabajar a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

Tanto Sara como Bernardo comenzaron a luchar incansablemente tras la desaparición de su hijo y ella se unió al grupo de mujeres que marchaba alrededor de Plaza de Mayo para reclamar por la aparición de sus hijos. "Nosotros nunca quisimos venganza; sí justicia", expresó.

"Creo que no hay dolor más fuerte que cuando te sacan a un hijo. Eso cambió mi vida. Viajamos por todos lados; hablamos con senadores y diputados que trabajaban en Washington. Todos mandaban cartas preguntando por Daniel, pero nunca hubo respuestas", relató.

 

AS/ff