Un grupo de astrónomos hizo público en la revista Scientific American que un telescopio australiano de 64 metros de radio, que mira el cielo desde Parkes Observatory, detectó señales de radio de 982 megahertz emitidas desde Proxima Centauri, el exoplaneta más próximo a la Tierra.Ubicado a 4,2 millones de años luz, esa estrella cercana envió ondas sonoras durante un total de 30 horas, entre abril y mayo de 2019. Quedaron archivadas y los astrónomos del proyecto Breakthrough Listen las están analizando.
Hasta el presente, constituyen la hipótesis más seria de intento de comunicación con la Tierra desde otro sistema solar. El último llamado atendible fue la señal sonora de tan solo 72 segundos (“señal Wow”) que captó el radiotelescopio de la Universidad Estatal de Ohio, el 15 de agosto de 1977, y que desde entonces intentó analizarse sin demasiado éxito.
La publicación científica del registro fue respaldada periodísticamente por Ian Sample, editor de ciencia del periódico británico Guardian, quien señaló: “la dirección de la delgada señal y un aparente aumento de la frecuencia parece ser consistente con el movimiento de un planeta y hace más tentadora la naturaleza del descubrimiento”.
Por otra parte, las credenciales del equipo de investigación Breakthrough Listen Project, que trabajan desde 2015 con un presupuesto de 100 millones de dólares para buscar seriamente comunicaciones extraterrestres inteligentes en el Universo, no hicieron dudar a Scientific American endifundir el material que, de todos modos, aún está en pañales y será presentado en un nuevo dossier, BLC1.
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“La señal parece provenir de la dirección donde se encuentra nuestra estrella vecina más próxima y no puede aún descartarse como una interferencia proveniente de la Tierra", sostiene la publicación americana
Algunos datos aumentan la débil perspectiva de que sea una transmisión desde una inteligencia extraterrestre avanzada (ETI), la así llamada ‘tecnoseñal’.
Breakthrough Listen Project fue fundado por el científico Stephen Hawking y el multimillonario ruso Yuri Milner, en 2015 con la premisa SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence o Buscar Inteligencia Extraterrestre). Lo integran luminarias científicas de diversos puntos del planeta que se proponen, durante 10 años, escanear un millón de estrellas de la Vía Láctea y escuchar mensajes de otras 100 galaxias próximas, en 10 mil millones de frecuencias diferentes, que provengan de afuera de nuestra galaxia.
Los científicos que están detrás del proyecto dicen que aún “hay mucho trabajo por delante”, pero admiten que el interés en el tema está justificado.
“[La señal] tiene varias propiedades particulares que hicieron que pasara varios de nuestros chequeos, y aún no podemos explicarlo”, declaró Andrew Siemion de la Universidad de California, en Berkeley.
Una señal débil de 982 MHZ podría eventualmente provenir de satléites creados por el hombre o de una nave espacial, pero aún no hay nada cierto. “Una señal así no proviene de la superficie terrestre, sabés que detectaste tecnología extraterrestre. Desafortunadamente, los humanos hemos lanzado un montón de tecnología extraterrestre”, sostiene Jason Wright, un astrónomo SETI de Penn State University, en Pennsylvania.
“En 5 de los 30 minutos de observaciones realizadas durante 3 horas vemos que esta cosa regresa”, explica Shane Smith, integrante del programa SETI en Berkeley, el hombre que identificó que la señal se emitía en 982.002 megahertz precisos. El presintió que la señal provenía de Próxima Centauri o de alguna otra fuente del espacio profundo en esa parte del cielo, antes de llegar a la Tierra.
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En 2015, el inversor Milner sentenció lapidario: “Queda claro que se utilizará la mayor rigurosidad científica al analizar todas las señales candidatas”.
Otro capítulo sería recordar que Próxima Centauri no está solo: tiene dos exoplanetas –sino tres- orbitando a su alrededor. Uno de ellos, Proxima B, despierta muchas expectativas ya que al menos hasta hace casi cuatro años se creía que tenía un oceáno en la superficie; es decir, vida.
Sin embargo, esa esperanza se fue apagando poco a poco como una estrella vieja, desde 2017. Siempre se supo que Proxima Centauri era como un dragón que emitía llamaradas, pero la que se detectó el 24 de marzo de 2017 en el Observatorio Astronómico de Atacama, en Chile, dejó boquiabiertos a todos. En ese momento, el brillo de esta Centauri se multiplicó por mil durante 10 segundos.
¿Y qué estrella próxima, más aún con agua, podría sobrevivir tal fogonazo? Inmediatamente, la astrónoma del Carnegie Institution for Science, Meredith MacGregor, se puso a analizar los datos y bajó el pulgar cuando le preguntaron si podría existir vida en Proxima B. “Este tipo de emisiones de radiación habrían "evaporado cualquier atmósfera u océano y esterilizado la superficie”, sentenció. Si la había antes de la llamarada, ya es un recuerdo.
Sin embargo, nadie cerrará aún el expediente Próxima Centauri; al contrario.
"Lo que se espera de una señal que se origina en un mundo que gira alrededor de una estrella vecina es que la frecuencia descienda como un trombón. Lo que oímos, en cambio, es un silbido que sube”, se sincera Sheikh.
1Hay mucho por investigar todavía, porque “nunca es un alien, hasta que lo es”, como desliza la prestigiosa publicación estadounidense.