Perfil Educación

Andrés Malamud: “Alberto y Cristina están condenados a vivir juntos, o a morir juntos”

El politólogo participó del Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes de la Escuela de Comunicación. El futuro del peronismo y del kirchnerismo. El difícil acuerdo con el FMI. La relación entre Macri y la Larreta. Y la irrupción de Facundo Manes.

Entrevista a Andrés Malamud Foto: Captura de pantalla

Andrés Malamud participó de una conferencia de prensa virtual organizada por estudiantes de periodismo de la Escuela de Comunicación en la que analizó la relación entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner luego de la derrota del oficialismo. “Alberto no se puede emancipar de Cristina porque no tiene base propia”, aseguró.

El docente e investigador de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de Lisboa también se refirió al fenómeno de Javier Milei y a la situación interna de Juntos por el Cambio y las tensiones que se evidencian entre Mauricio Macri, Horacio Larreta y Facundo Manes. “La única manera de que se rompa Juntos por el Cambio es que desaparezca el kirchnerismo”, sostuvo Malamud en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.

 —En un espacio político como el peronismo, que se presenta como el partido de la justicia social, ¿qué puede haber fallado para ser derrotado en las urnas?

 Ellos dirán que la culpa es ajena, que la justicia social retrocede cuando pierden las elecciones y avanza cuando las ganan. De hecho, la nueva manera de referirse a eso es: ampliación de derechos. El peronismo tradicional habla de justicia social; el peronismo de hoy habla de ampliación de derechos, que van mucho más allá de los derechos de clase, sindicales o laborales, para hacerse cargo sobre todo de las llamadas minorías, porque las mujeres no son minoría. Aunque las mujeres sean parte de una agenda, de un grupo supuestamente desposeído o vulnerable. Pero, las mujeres en otras sociedades son mayoría habitualmente. Sin embargo, lo que quiero destacar es lo siguiente: el discurso habitualmente lo que hace es culpar al otro. El problema no es el tiempo que ellos gobernaron, sino el que gobernaron los de enfrente.

 Tras el resultado de las elecciones, ¿cómo analiza el futuro del peronismo y el futuro del kirchnerismo?

 El peronismo y el kirchnerismo son considerados muchas veces como un diagrama de Venn: son círculos parcialmente yuxtapuestos. Lo que siempre pensé es que la yuxtaposición es mucho mayor que las partes del círculo que no están yuxtapuestas. Es decir, lo kirchnerista no peronista es poquito en términos de votos: son las Madres de Plaza de Mayo, las Abuelas de Plaza de Mayo. Incluso, no podrían ser peronistas porque degluten todo; Kicillof hace la V pero Kicillof no era peronista. De a poco, el kirchnerismo lo que va haciendo es peronizar a aquello que estaba afuera del peronismo original. El peronismo no kirchnerista sí es un poco más amplio, pero se subordina porque el kirchnerismo lo que tiene es el control del Conurbano. Por eso es difícil imaginarme un divorcio, más fácil es imaginarme una superación. No va a haber un kirchnerismo y un peronismo separado con un 20% o 30% de votos cada uno, sí va a haber un peronismo poskirchnerista. Esto se está produciendo ahora por la simple transición biológica de La Cámpora, los jóvenes van creciendo, ya son gente grande, se van estabilizando. Máximo Kirchner porta canas y eso te aburguesa. Así que lo que estamos observando es gente como Wado de Pedro, que en sí es kirchnerista pero podría perfectamente no serlo. Es una persona moderada aceptada por los albertistas, por lo menos, hasta antes de la renuncia; por los gobernadores, que dicen que es uno de los mejores ministros y por los empresarios, porque es uno de los pocos kirchneristas que va a los eventos empresariales y es bien tratado. Otro es Emanuel Álvarez Agis, son dos kirchneristas portadores sanos. Lo que me imagino es eso: una etapa peronista poskirchnerista, donde el kirchnerismo sea reprocesado a partir del envejecimiento y el aburguesamiento, no me los imagino formando otro espacio político, no tiene sentido, están completamente superpuestos con el partido.

 —¿Le parece posible que Alberto Fernández se pueda emancipar de Cristina Kirchner?

 Alberto no se puede emancipar de Cristina porque no tiene base propia, no tiene base legal propia, no tiene base de poder. De hecho, él había prometido hacer un gobierno con los gobernadores y hoy tiene un gobernador: Manzur. Y antes de Manzur había tenido a un delegado de gobernador, Luis Basterra, que era el delegado de Insfrán. Al mismo tiempo tiene seis intendentes del conurbano. En el gabinete de Alberto hay veintiún ministros, de los cuales uno fue gobernador y seis fueron intendentes de la provincia de Buenos Aires, de los cuales más de uno tiene vínculo directo con Cristina. Pero, la verdad es que no tiene base de poder suficiente. Él lo sabe. Alberto truncó al albertismo antes de que naciera. Alguien puede decir es falta de coraje, otro puede sostener que es falta de imprudencia. No tiene con qué y por lo que dicen los trascendidos, sería la misma Vilma Ibarra mano derecha, asesora jurídica la que cortó este debate de raíz cuando alguien propuso esto una reunión de gabinete y ella dijo: "¿Y con qué gobernamos sin el kirchnerismo?": El kirchnerismo sigue teniendo un control importante de los contingentes legislativos, no solamente de los votos. Cristina preside al Senado, Máximo preside el bloque de la Cámara de Diputados. Alberto y Cristina están condenados a vivir juntos, o a morir juntos.

 —¿Alberto Fernández carece de decisión propia y está bajo el mando de Cristina Kirchner?

 No, no creo eso. Es una excelente pregunta.  Alberto Fernández estuvo toda la vida entrenado para ser un eficaz número dos en las sombras y de repente le tocó ser el uno, el número uno bajo la luz de los focos. ¿Qué es un número dos en la sombra? Es alguien que negocia en una mesa de café con alguien y después negocia en otra mesa de café con otro y a los dos les promete lo mismo, sin que cada uno sepa lo que le prometió al otro. Después, cuando el de arriba lauda viene y le dice: "Disculpame, me mintió Néstor. Me había dicho que te iba a dar esto y ahora dio marcha atrás". El problema es que ahora está negociando muchas mesas de café al mismo tiempo y todas están saliendo en televisión y en las redes. Entonces, todos sabemos qué le está prometiendo al otro, lo mismo que me está prometiendo a mí. Cuando tiene que hacerse responsable no tiene a nadie por encima, se tiene que hacer cargo él. Esta es su personalidad, funcionaba a la sombra y bajo otro, no funciona a la luz y siendo él mismo el jefe. Por eso, le echa la culpa a Fabiola de una fiesta que no debió haberse realizado. Es incapaz de hacerse cargo de las decisiones y de las promesas que eran originalmente incompatibles, es un problema de personalidad fuera de contexto.

 —¿Las diferencias que plantea Cristina Kirchner con las políticas que lleva adelante Alberto Fernández son una cortina de humo o existe un auténtico enfrentamiento? 

 Pienso que es una cortina de humo. El general Perón lo podía describir con estas palabras: hablaba de guiñar a la izquierda para girar a la derecha y Néstor era parecido. Néstor decía miren lo que hago, no lo que digo. El kirchnerismo siempre fue así, un típico cacareador de izquierda y un ponedor de huevos a la derecha. El kirchnerismo se cansó de llenarle la cara de dólares a los acreedores internacionales. Cuando se saca de encima al Fondo no es porque no le paga, es porque le paga todo por anticipado. Cuando se saca de encima al Club de París es lo mismo, Kicillof le paga demás al Club de París. Cuando nacionalizan YPF le pagan de más a Repsol. El kirchnerismo  es una máquina de perder dinero, no de no pagar la deuda, de pagar demás, diciendo que no lo hace. Un discurso nacional y soberano, pero en realidad lo que están haciendo es entregando las riquezas nacionales. Son expertos en esto y la disonancia cognitiva, el contraste entre lo que dicen y lo que hacen, no resuena mal entre sus seguidores. De hecho tampoco entre sus oponentes, porque los oponentes siguen pensando que el kirchnerismo es la izquierda.

 —Faltando aun dos años de mandato del actual gobierno y teniendo presente que en el primer trimestre del año entrante tendría que arribarse a un acuerdo con el FMI ¿Cómo cree que el Kirchnerismo va a mostrar a su base ese acuerdo?

Así es, el acuerdo esconde el ajuste. Mejor dicho esto no se le esconde a nadie. Sabemos que el ajuste se viene y hay dos maneras de tapar: una es diciendo que es un ajuste progresista, un ajuste expansionario, como el del Plan Austral. Por ejemplo, aumentar impuestos a los ricos y segmentar tarifas para los ricos. La otra es, no hablar del ajuste y seguir hablando de Nicaragua, de Venezuela, de Cuba y llamándose a revolucionarios. Yo creo que van a hacer las dos cosas: van a decir que el ajuste no es tal porque el fondo es expansivo y progresista. Además, van seguir hablando en contra del imperialismo y juntándose los países, supuestamente revolucionarios. Pero al ajuste lo van a hacer.

—¿Por qué cree que el Gobierno insiste en una postura de confrontación en torno a las relaciones internacionales?

—Creo que es parte del cacareo del que hablé antes. Hay muchos embajadores naturalmente, pero hay dos que son clave: el embajador en Washington, Jorge Arguello y el embajador en Brasilia, Daniel Scioli. los dos son profundamente profesionales y hacen lo que hay que hacer para defender el interés nacional. Casi todos los demás pueden hacer el circo que quieran. Pueden hacernos quedar mal con Chile, cargar costos reputacionales en la OEA, pueden hacer los papelones que se les ocurran. Pero las dos embajadas fundamentales para Argentina, están en manos de moderados, que están alineados con el ajuste y con el Fondo. Insisto, hablan por izquierda y actúan por derecha.  

—¿Cree que el fenómeno Javier Milei es pasajero o llegó para quedarse?

—Debemos mirar dos cosas: una es Argentina en el pasado y otras es, otros países contemporáneamente. Empezando por Argentina del pasado: ¿qué antecedentes hay de un fenómeno así? Desde 1983 en adelante Argentina es un cementerio de terceras fuerzas, cada dos o cuatros años surge un partido con un líder que parece que va a substituir a alguno de los partidos establecidos. Así fueron los casos de Allende y el PI, Alsogaray en los 80, Aldo Rico y el MODIN, “Chacho” Álvarez y el Frepaso en los 90; Ricardo López Murphy y “Lilita” Carrió en los 2000; más cerca en el tiempo, De Narváez y Sergio Massa. El único caso que no mencioné, de una tercera fuerza que substituyó a la segunda durante un tiempo, fue el PRO de Mauricio Macri. Pero sugiero que lo hizo no por ganar una elección intermedia, sino por ganar una ejecutiva y hacerse cargo del gobierno de la Capital Federal, con lo que eso implica: presupuesto, recursos y personal. Las perspectivas históricas de la fuerza de Milei son mínimas. Ahora, si miramos al mundo hoy, lo que vemos son dirigentes outsiders, que vienen de afuera del sistema político con un discurso de derecha, de distintos tipos de derecha, que tuvieron éxito: Trumps, Bolsonaro, Katz en Chile. Los que miran la neo derecha, la derecha extrema, radical, dicen que Milei es un caso de estas fuerzas a las que les está yendo bastante bien. Los que miramos la historia argentina pensamos que Milei es un exponente más de esa tercera fuerza que presionó un poquito en la intermedia y se apegan enseguida.

 —¿Cuál es su análisis de la relación de Mauricio Macri con Horacio Rodríguez Larreta?

 La estrategia de Macri es matar o morir, el cree que se le puede ganar al peronismo, que esta elección lo demuestra, que se le saco el quórum, por lo tanto hay que volver a ganar como en 2015 y esta vez gobernar por shock. No hace falta alianzas, con el 50% más uno alcanza. Larreta fue explícito en el Coloquio de Idea: no cree que sea posible gobernar con una mayoría mínima, cree que después de ganar con el 50% más uno, hay que convocar a los dos tercios del país: él habla del 70% y eso incluye parte del peronismo.

—¿Facundo Manes podrá ser presidente?

Manes tiene un discurso más difuso, pero también habla de poner un puente sobre la grieta. Así que está más cerca de Larreta, teniendo mucha diferencia con Larreta, a pesar de que con Macri tendría una buena relación. ¿Qué chances tiene cada uno? Están todos complicados. Larreta y Manes tienen buena imagen. Larreta es hoy el político más popular del país, Manes es el recién llegado más popular de todos, Macri tiene una imagen negativa muy alta, tanto como Alberto, Cristina y el resto de los integrantes del Frente de Todos. Macri tiene un piso alto y un techo bajo. Manes y Larreta son más flexibles, les puede ir un poco peor o les puede ir un poco mejor ¿Cómo van a ser las pasos del 2023? Para mí no están dadas las condiciones para que nos lo imaginemos, va a depender de la economía, va a depender de la justicia, si alguien va preso tiene que enfrentar tribunales. Sale desgastado por esta furia del lawfare diría Cristina. Pero, en todo caso los presidencialismos no los vemos venir a los presidentes, un año antes de que Alberto fuera presidente, nadie se imaginó que podía serlo. Lo mismo paso con Bolsonaro, con Trump, ni hablar de Biden, era inviable, el más insulso de todos. Fue Biden candidato, fue Biden Presidente. Así que, todos sabemos que el candidato natural del no peronismo es el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Pasó con Macri y con De La Rúa, pero no hay garantías. En el presidencialismo a los candidatos no los vemos venir.

 —¿Qué opinión le merece la figura de Máximo Kirchner en todo esto?

Máximo Kirchner da la impresión de ser un dirigente más sensato y más maduro de lo que los medios quieren transmitir. No conocemos mucho de él porque no da discursos habitualmente y no está en redes. Lo que tendemos a saber es más parecido al papá que a la mamá. Cristina es más ideológica y Néstor era más rosquero. Máximo es alguien que habla con la gente, que sería agradable en el trato corto, en la corta distancia y que se lleva bien con intereses que para su madre eran anatema, se lleva bien con Sergio Massa. No es que Cristina no perdone, Cristina perdona y mucho pragmáticamente, pero no se amiga, perdona a la distancia. Máximo parece tener una relación humana, cálida, con intereses y con personas que no piensa exactamente lo mismo que él. Pero, te lo digo desde la distancia sin conocerlo personalmente, me parece más transparente que la madre porque es como el padre, al padre lo conocíamos mejor.

 —Agradecemos su participación en el Ciclo de Entrevistas de Perfil Educación y le damos la posibilidad d de cerrar el reportaje con un comentario final que quiera realizar.  

 Muchísimas gracias por la invitación. Creo que es importante tener el enfoque correcto: en América Latina hay países que están mucho peor que nosotros, con sistemas políticos rotos. En Perú y en Ecuador hay presidentes recién electos que no tienen un tercio en el Congreso, así que los pueden echar en cualquier momento. En Brasil, el partido con más diputados, tiene el 10% del Congreso y el presidente amenaza con un golpe militar. En Chile van a elegir entre dos extremos. Nosotros tenemos muchos problemas económicos en Argentina pero seguimos teniendo paz social, una cierta cohesión y aunque les parezca raro, mucha menos agresividad y violencia que en los países vecinos. Esto no es para celebrar, en la Argentina no estamos bien, pero podríamos estar peor. Sugiero que cuando hablen con sus próximos entrevistados les pidan que pongan al país en contexto, porque de lo contrario uno podría creer que somos los peores del mundo y no lo somos.

Por María Gabriela Maidana, Betsabé Tempone y Carla Manzo
Estudiantes de Periodismo de Perfil Educación en la Escuela de Comunicación.