HISTORIAS DE BOLILLERO

El sorteo de la Fifa que fue eclipsado por Talleres y desató el presagio de ‘un pobre panorama’ para Córdoba

La participación del Albiazul en la definición del Nacional acaparó espacios en los medios locales, y dejó en segundo plano las componendas que rodearon la distribución de los grupos del Mundial de Argentina ’78.

EN EL CENTRO DE LA ESCENA. En el Museo del Kempes, un mural repasa los ocho partidos mundialistas que se jugaron en Córdoba en 1978. Foto: MUSEO DEL KEMPES

En nuestros diarios hablaban de él, aunque no tanto. Para los futboleros cordobeses, el sorteo de la XI Copa del Mundo de la Fifa, casi 48 años atrás, quedó eclipsado por la expectativa que generó la presencia de Talleres en la postergada definición del Campeonato Nacional 1977.

De hecho, el acto donde el bolillero definió la conformación de los grupos del Mundial ’78, el sábado 14 de enero en la Ciudad de Buenos Aires, coincidió con el primer partido de la serie semifinal entre el Albiazul y Newell´s Old Boys de Rosario, en La Boutique de barrio Jardín.

Por aquellos días, los medios periodísticos de La Docta dedicaban amplios espacios a la campaña de la ‘T’, dejando en segundo plano no sólo la resolución del fixture mundialista, sino también el tema dominante de la agenda de aquellos días: la creciente tensión entre los gobiernos de Argentina y Chile, por el conflicto del Canal de Beagle.

Mientras tanto, casi en el otro extremo del continente, un joven empresario lanzaba su primer gran proyecto inmobiliario en Manhattan. No era otro que Donald Trump, actual presidente estadounidense y anfitrión del sorteo que la Fifa montará este viernes en el Kennedy Center de Washington, donde la cúpula del fútbol mundial le rendirá pleitesía y aprovechará la ocasión para definir el periplo del seleccionado argentino, y de otros 47 equipos, en el Mundial 2026 de Estados Unidos, México y Canadá.

FENÓMENO NACIONAL. La gran campaña de Talleres opacó el sorteo del Mundial ’78 en Córdoba. El mismo día en que quedaron conformados los grupos de la XI Copa de la Fifa, el Albiazul jugaba la primera semifinal ante Newell´s. /// CEDOC PERFIL

Rosca Mundial

En el universo paralelo de la matriz del fútbol internacional, la tirantez también dominaba la escena, y las negociaciones (las diplomáticas y también las otras) estaban a la orden del día en aquellos días de enero de 1978. En la víspera de la ceremonia de emparejamiento de los seleccionados, los directivos de la Fifa se congregaron en el Hotel Sheraton porteño con un temario de 54 puntos, aunque con una preocupación excluyente: el ordenamiento de los 16 equipos finalistas de aquel Mundial.

En el cónclave de los dueños de la pelota, la designación de los cabezas de serie pasó a ser una cuestión de Estado. Hermann Neuberger, presidente de la Federación Alemana de Fútbol y titular del Comité Organizador del Mundial ‘78, fue quien marcó la cancha, tratando de imponer el criterio de que los cuatro mejores clasificados del certamen anterior (Alemania, Holanda, Polonia y Brasil) fueran los que lideraran los grupos.

“La única excepción podría ser Argentina, por ser el país organizador”, advirtió el influyente directivo deportivo con pasado en el ejército nazi, quien meses después se ganaría el repudio de gran parte de su país, por haberle abierto las puertas de la concentración del representativo germano, en la Colonia Aeronáutica de Ascochinga, a Hans Ulrich Rudel, un ex aviador de su país que se refugió en Villa Carlos Paz y después en Bariloche, luego de haber participado en la Segunda Guerra Mundial.

LA FIGURA DE LA CANCHA. El pequeño Ricardo Teixeira Havelange, nieto del entonces presidente de la Fifa, se llevó todas las miradas en la ceremonia que resolvió el destino de los 16 finalistas del Mundial ’78. /// CEDOC PERFIL

En simultáneo, el brasileño Joao Havelange, pope máximo de la Fifa, ya había empoderado a Italia como uno de los referentes del certamen, aduciendo un combo de razones “deportivas, económicas y geográficas”. La elección de la Azzurra también fue un guiño político hacia Artemio Franchi, mandamás de la Unión Europea de Fútbol (Uefa) y vicepresidente de la Fifa, a quien el ex nadador y waterpolista olímpico carioca consideraba una amenaza para su proyecto de continuidad.

“Lo importante no es quién sea cabeza de serie, sino que los grupos se conformen en forma equilibrada”, apuntó Franchi. Por las dudas, Holanda ya había abierto el paraguas meses atrás, a través de un telegrama que el titular de su Federación de Fútbol, Wim Meuleman, hizo llegar al despacho de Havelange en Zúrich. En la previa del sorteo, Neuberger sería un aliado clave para garantizar un lugar de privilegio para ‘La Naranja Mecánica’.

En medio de los conciliábulos, un título llamó la atención en los diarios: “¿Cambia Argentina su condición de cabeza de serie?”. Más temprano que tarde, aquella especulación quedaría descartada, o muy bien maquillada. Tras largas y engorrosas deliberaciones, el Comité Ejecutivo de la Fifa dispuso que Argentina e Italia compartirían el Grupo 1, y que Alemania, Brasil y Holanda encabezarían las restantes zonas.

Los polacos debieron conformarse con integrar el ‘bombo’ de los segundos, junto a Escocia y España, mientras que otra decisión polémica (agrupar a Perú y México, los otros dos americanos, con Hungría y Suecia; e incluir en la misma urna a los debutantes Irán y Túnez con Austria y Francia), abrió la puerta para que argentinos y brasileños enfrentaran a tres rivales europeos en la fase inicial. Un simulacro de sorteo, aquella misma tarde de viernes, puso a húngaros y franceses como hipotéticos rivales del seleccionado anfitrión. Para el día siguiente, todos esperaban mejor suerte.

LA IMAGEN DEL SORTEO. La tapa de ‘El Gráfico’, con César Menotti y el cuadro del Mundial ’78. “Nos tocó la peor zona de todas. Ojalá que en la cancha tengamos más suerte que en el bolillero”, dijo el DT de Argentina. /// CEDOC PERFIL

“Un gol en contra”

Con las primeras cartas marcadas, la expectativa se trasladó al Centro Cultural San Martín, espacio que siete años atrás había albergado la eliminatoria mundialista de ajedrez entre el estadounidense Bobby Fischer y el soviético Tigran Petrosian, y que en el retorno democrático oficiaría como centro de cómputos de las elecciones de 1983 y como sede de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep).

Empoderado como el hombre fuerte del Mundial ’78, el marino Carlos Alberto Lacoste fue el representante de la dictadura argentina en el acto del sorteo, que tuvo como maestro de ceremonias al suizo Helmut Kaser, el secretario de la Fifa, y que contó con la presencia de 543 periodistas de todo el mundo. “Tome la Copa, se la presto hasta junio”, le dijo un exultante Neuberger a Alfredo Cantilo, el presidente de la AFA. Sería una de las últimas apariciones públicas de Kaser, quien fue hostigado, denunciado y eyectado por Havelange (lo reemplazo por Joseph Blatter), luego de haber destapado algunas ollas en la cocina del fútbol mundial. 

En aquel evento, que pasó a la historia como la primera transmisión en color generada por la TV argentina, las cámaras hicieron especial foco en el pequeño ‘Rico’ Texeira Havelange, nieto del presidente de la Fifa y encargado de meter mano en el bolillero. “El momento culminante llevará la marca de la inocencia de los niños. Hoy a las 18, cuando todo el mundo (o casi) esté pendiente y ansioso de comprobar el fixture final, la manito de Ricardo Texeira llevará consigo la tranquilidad y la seriedad de la imparcialidad”, apuntaba la impostada prosa de los cómplices del terror. Por si las moscas, Sofía Agnes MacKenzie, una niña argentina descendiente de holandeses, estaba entre bambalinas como eventual recambio de ‘Rico’. En 1994 y 1998, Sofía protagonizaría dos Mundiales con ‘Las Leonas’, el seleccionado argentino de hockey sobre césped.

PRESENCIA CORDOBESA. El presidente de la Liga Cordobesa de Fútbol José Sachetta y el periodista Nilo Neder fueron testigos del sorteo del Mundial ’78, que se realizó en el Centro Cultural General San Martín. /// EL GRÁFICO

“Yo sabía que lo iba a hacer bien”, dijo Havelange sobre su nieto, una vez que el azar terminó de sellar el destino de cada seleccionado en el Mundial ’78, con la confirmación de que Italia, Hungría y Francia serían los contrincantes de Argentina en el Grupo 1. El organigrama del certamen también dispuso los restantes agrupamientos: Alemania, Polonia, México y Túnez (Grupo 2); Brasil, España, Suecia y Austria (Grupo 3); Holanda, Escocia, Perú e Irán (Grupo 4).

“Para la Selección Nacional la prueba no es fácil, ya que tendrá que enfrentar a tres equipos europeos no brillantes, pero sí duros, complicados y tenaces”, fue al análisis que se leyó en un diario local. Con menos optimismo, otro medio gráfico título: “Argentina se hizo un gol en contra”.

Acompañado por el ayudante de campo Rogelio Poncini y el preparador físico Ricardo Pizarrotti, el seleccionador argentino César Luis Menotti lucía un gesto adusto y tenso, que algunos atribuían a la prohibición de fumar adentro del recinto donde se llevó a cabo el sorteo, pero que sus palabras se encargaron de poner en contexto: “Nos tocó la peor de todas, nomás. Vamos a enfrentar a los equipos más duros. Sólo nos queda jugar y ganar. Ojalá que en la cancha tengamos más suerte que en el bolillero”.   

“Esto no fue un sorteo. Las zonas uno y tres son las peores, mientras que en la dos y la cuatro está todo definido. Nunca esperé que saliera una zona tan difícil. La equivocación del comité fue mezclar Túnez e Irán con Austria y Francia. La aconsejable era que estuvieran los dos primeros junto a México y Perú, en el mismo paquete”, se quejó Lajos Baroti, el DT de Hungría.

“Esto será muy difícil”, presagió el estratega francés Michel Hidalgo, quien cuatro meses después, antes de viajar al Mundial, sufrió un fallido intento de secuestro por parte de grupos que apoyaban el boicot al torneo. Ya en Buenos Aires, el técnico galo se entrevistaría con familiares y allegados de sus compatriotas secuestrados y desaparecidos por la dictadura argentina.

“Las cosas parecen como planificadas para favorecer a dos grupos y perjudicar a los demás. Mi único consuelo es que Menotti quedó tan mal como yo”, declaró Enzo Bearzot, el responsable del elenco italiano.

José Sachetta, el presidente de la Liga Cordobesa de Fútbol al que el propio Lacoste obligaría a renunciar un par de años más tarde, y el periodista Nilo Neder, encargado de la subsede Córdoba del Ente Autárquico Mundial ’78 (EAM), siguieron las incidencias del sorteo muy cerca del ex campeón mundial de Fórmula 1 Juan Manuel Fangio, por entonces directivo de Mercedes Benz y de contacto estrecho con el gobierno militar argentino. Como los proveedores del hielo olvidaron sus credenciales, los encargados de seguridad les prohibieron el ingreso y los invitados tuvieron que conformarse con consumir las bebidas al natural, en pleno verano porteño.

LA REMAKE DE LA FINAL. Alemania y Holanda terminaron segundos en sus respectivos grupos y volvieron a encontrarse después de la definición del Mundial '74 en el campo de juego del Estadio Córdoba. /// CEDOC PERFIL 

La composición ‘maldita’

En su edición del 16 de enero de 1978, el semanario deportivo ‘El Gráfico’ dedicó una amplia cobertura al sorteo del Mundial, e incluyó una imagen de Miguel Oviedo, Daniel Valencia y Humberto Bravo, los tres futbolistas de Talleres que ya habían sido confirmados para la Selección (más adelante se sumaría Luis Galván y ‘El Tigre’ quedaría desafectado junto con Diego Maradona y Víctor Bottaniz), siguiendo las incidencias del evento frente a un televisor, en la concentración previa al 1-1 de local frente a Newell´s. En la tapa, un Menotti con gesto adusto posaba delante del ‘cuadro’ que mostraba la conformación definitiva de los cuatro grupos mundialistas.

“Si alguien hubiera elegido para nosotros una composición casi ‘maldita’ del grupo, no lo hubiera hecho mejor”, dijo ‘El Flaco’ en una entrevista con el diario Córdoba, el día posterior al sorteo. “Brasil y Argentina tienen tres rivales europeos, mientras Alemania y Holanda van en coche”, aseguró el DT de Argentina, mimetizado con su presencia en el Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires, donde asistió a la inauguración de la temporada de Fórmula 1. La carrera que terminó con Mario Andretti (Lotus), Nicky Lauda (Brabham) y Patrick Depallier (Tyrrell) en el podio, y con Carlos Reutemann (Ferrari) en el séptimo puesto, terminó siendo un tema secundario en la revista deportiva de Editorial Atlántida, alineada en sus publicaciones al discurso y la política de la dictadura. El sorteo del Mundial ’78 se convertiría en otra buena ocasión para dejarlo en claro.

PIEZA CLAVE. El dirigente alemán Hermann Neuberger tuvo un papel protagónico en las negociaciones que encaminaron la conformación de los grupos de la XI Copa del Mundo de la FIFA. /// CEDOC PERFIL

“Nos tocó una zona difícil. La más difícil. Muy bien, ¿y esto en qué cambia nuestras perspectivas? Asumir mayores exigencias no significa ni significará mayor escepticismo. Jugar con Hungría, Francia e Italia es enfrentar a tres equipos de primerísimo nivel. Y punto”, destacó ‘El Gráfico’ en su editorial.

“Quedará para la deducción de cada uno hoy si eso significa ‘haber salido perjudicados’ del sorteo hecho en nuestra propia casa. Sin hipocresías, todos sabemos que hay equipos fuertes y equipos menos fuertes, dentro de un Mundial cuya principal virtud será (lo es ya) un gran equilibrio entre los 16 participantes. Pero aquí debemos detenernos para puntualizar el hecho más importante de un acontecimiento deportivo: EL JUEGO LIMPIO”, añadió el texto, con las impostadas mayúsculas del caso.

“Argentina no tiene dirigentes con peso político internacional. Quizá los tenga de ahora en adelante. Un hombre con trayectoria y reputación cuya palabra gravite y acaso decida en un determinado momento. Si lo hubiera tenido, su zona hubiera surgido de una ‘negociación’. Preferimos esto. Más allá de ‘lo que conviene’ o ‘no conviene’, el mundo sabrá que Argentina, el país organizador, FUE A SUERTE Y VERDAD. Será más grande la victoria si tenemos esa suerte, y más honrosa la derrota si nos toca perder. Alentemos a nuestro equipo, apoyemos a nuestro técnico y colaboremos en crear un ambiente de calma y apoyo”, concluyó la nota.

En las páginas del diario Córdoba también se hizo un análisis del sorteo, haciendo hincapié en la situación de nuestra provincia: “La suerte le fue esquiva a los aficionados que se llegarán al recinto de Chateau Carreras para presenciar los encuentros a jugarse allí”. “No hay en el programa partidos de atracción. Encuentros con ganadores cantados, y otros donde ninguno de los dos equipos cuenta con chances para la clasificación, pintan un pobre panorama de la ronda cordobesa”, señaló el vespertino. Por entonces, un informe oficial señalaba que en Córdoba se habían vendido 4.682 abonos mundialistas, apenas el 11% de los 39.500 disponibles.

Los hechos no tardarían en desmentir aquel pesimista presagio. El 3-2 de Perú sobre Escocia, el 0-0 de Alemania y Túnez, y el 1-1 de Irán contra los escoceses, patearon el tablero en el escenario cordobés. Más previsibles resultaron las goleadas de Alemania sobre México (6-0) y de Perú frente a Irán (4-1), que completaron el programa de la fase inicial en La Docta.

La sorpresiva definición de los grupos, con los cuatro cabezas de serie ocupando los segundos puestos, puso patas para arriba al Mundial ’78, y motivó que Alemania y Holanda, los favoritos de la cátedra (y de Neuberger), animarán en el entonces ‘Estadio Polideportivo de la Ciudad de Córdoba’ una remake de la definición del ’74 en el Olímpico de Múnich y una suerte de final anticipada de la XI Copa del Mundo de la Fifa. Aquel partido del 18 de junio de 1978 terminó igualado 2-2, pero el batacazo llegaría tres días más tarde, con la victoria 3-2 de Austria sobre Alemania que dejaría liberado el camino de los holandeses hacia una segunda final.

PUNTO CLAVE. En la previa del sorteo del Mundial '78 se dispuso que Argentina jugara sus partidos en horario diferenciado. La decisión terminó siendo determinante para el seleccionado albiceleste, que tuvo como figura y goleador al cordobés Mario Kempes. /// CEDOC PERFIL

El resto es historia conocida, aunque hay un dato no menor: uno de los 54 puntos que la cúpula de la Fifa trató aquel viernes previo al sorteo del Mundial ’78 fue el horario de los partidos de Argentina, alineados a las posibilidades de los asistentes y no a las exigencias de la TV internacional.

Aquel detalle -determinante para la consagración albiceleste, en función del polémico 6-0 frente a Perú - fue observado meses después por la Comisión Técnica del máximo ente del fútbol internacional: “Es fácil justificar la organización de partidos en ciertas canchas para alcanzar mayor número de espectadores, mayor interés televisivo y mayor beneficio financiero. Sin embargo, la Fifa debería esforzarse por ser imparcial en todas sus fases competitivas, ya que, de otro modo, la atracción puede ser sustituida por sospechas y acusaciones de parcialidad, seguidas de decepción y desinterés”.

A pesar de esta advertencia, la unificación horaria recién se dispondría luego de un conveniente Alemania 1-Austria 0 en España ’82, partido que se hizo célebre como ‘La Desgracia de Gijón’.

Havelange, que completó casi medio siglo de mandato entre 1974 y 1998, renunció a su cargo de presidente honorario de la Fifa en vísperas del Mundial de Brasil 2014, salpicado (más bien, embarrado) por los casos de soborno que investigó la justicia estadounidense. Cuando le rodearon la manzana, el veterano dirigente no tardó en seguir los pasos a su yerno Ricardo Terra Teixeira, el padre de ‘Rico’, un ex jugador de vóley que ejercía como mandamás de la Confederación Brasileña de Fútbol.

El 12 de diciembre de 2019, en coincidencia con el centenario del natalicio de Neuberger, la Federación Alemana de Fútbol desistió de hacer cualquier homenaje a quien tal vez tal vez haya sido el dirigente más influyente de su historia. Al justificar su decisión, la cúpula de la Deutscher Fußball-Bund (DFB) aludió a la condición de ‘colaboracionista de la última dictadura argentina’ del pope teutón.