SANTORAL CATÓLICO

San Saturnino de Tolosa: el obispo mártir cuyo sacrificio cimentó el cristianismo en la Galia

La Iglesia católica venera a San Saturnino de Tolosa, un obispo mártir del siglo III que evangelizó la Galia, cuya fe inquebrantable culminó en un martirio legendario.

San Saturnino de Tolosa Foto: CEDOC

El 29 de noviembre la Iglesia conmemora a San Saturnino de Tolosa, una figura central del santoral católico y el primer obispo de Tolosa (actual Toulouse, Francia). Su vida, narrada en las Actas Sinceras, es un testimonio de la valentía apostólica en medio de la persecución romana, sentando las bases de la fe cristiana en la región de la Galia durante el siglo III.

 

San Saturnino de Tolosa: apóstol, misionero y mártir

Saturnino fue enviado a la Galia por el Papa Fabián alrededor del año 250 d.C., en el período de la persecución de Decio, para difundir el Evangelio. Comenzó su apostolado en Tolosa, una importante ciudad romana, con el objetivo de establecer una comunidad eclesial y llevar la palabra de Cristo a los paganos. Su predicación demostró ser sumamente efectiva.

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Según la tradición, sus viajes misioneros no se limitaron a Tolosa, sino que se extendieron por amplias zonas de la Galia y el Pirineo, llegando incluso a la Península Ibérica. Bautizó a numerosos conversos, siendo el más famoso San Fermín, el futuro patrono de Pamplona, a quien habría ungido con el óleo santo.

Las Actas relatan que su martirio se desencadenó al pasar por el Capitolio, donde se encontraba el templo de Júpiter. Los sacerdotes paganos, al ver su presencia, le acusaron de silenciar a sus oráculos. Le exigieron que sacrificara a sus ídolos para desmentir las acusaciones y demostrar sumisión a los dioses de Roma.

Ante la negativa de Saturnino de renunciar a Cristo, la multitud enfurecida lo ató a un toro destinado al sacrificio. El animal, agitado por la tortura, descendió violentamente los escalones del Capitolio, arrastrando al obispo hasta que su cráneo se destrozó. Dejaron su cuerpo en la calle, donde fue recogido y enterrado por dos devotas mujeres cristianas.

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El relato del toro es el origen de su principal atributo iconográfico y la razón de la gran devoción que gozó en la Edad Media, especialmente en Francia y España, donde múltiples iglesias y capillas fueron erigidas en su honor. Su culto se extendió rápidamente por Europa, siendo un símbolo de la resistencia cristiana.

Su sepulcro, honrado por sus fieles, se convirtió en un lugar de milagros y peregrinación, atrayendo a multitudes que buscaban su intercesión. Las reliquias de San Saturnino fueron más tarde trasladadas a la Basílica de San Sernín en Toulouse, un majestuoso templo románico que se convirtió en un punto clave del Camino de Santiago.

En la semana, el santoral católico también ha recordado a grandes figuras como Santa Catalina de Alejandría, virgen y mártir, y el Beato Lojze Grozde. Además de San Saturnino, este 29 de noviembre se celebra a San Francisco Antonio Fasani, sacerdote, y a San Filomeno, mártir, cuyas vidas ejemplares enriquecen el legado de la fe.

Aunque la devoción a San Saturnino es más fuerte en el hemisferio norte, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se encuentra la Parroquia San Saturnino y San Judas Tadeo (Valencia 2087), un templo de estilo románico lombardo. La iglesia fue erigida en 1953, gracias a la donación de Concepción Unzué de Casares, quien deseó honrar la memoria de su padre, también llamado Saturnino.

ds