Luis Secco: “Estamos volviendo al sistema anterior a las bandas con un dólar predeterminado”
El economista analizó el esquema cambiario del Gobierno y advirtió que “la ambigüedad no ayuda a estabilizar” y consideró que el Banco Central debería definir "reglas claras" para recuperar credibilidad.
Luis Secco afirmó que el esquema cambiario actual es similar al del crawling peg con un dólar "prefijado". En diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190), remarcó que el Gobierno debe definir el régimen cambiario y observó: "El Banco Central quiere darle más credibilidad a la política cambiaria y monetaria, y el Presidente está tranquilo con lo que hay por ahora", observó.
Luis Secco es licenciado en Economía por la Universidad Nacional de La Plata, magíster en disciplinas bancarias en la misma universidad platense. Fue asesor económico de Presidencia y director general de Análisis Estratégico en la Secretaría de Inteligencia del Estado entre 2000 y 2002. Actualmente se desempeña como director de la consultora Perspectivas Económicas.
¿Estamos entrando en una especie de neoconvertibilidad abreviada a partir de que el ministro Luis Caputo sostiene que la Argentina no está lista para que flote el dólar y que va a mantener la banda? En realidad, de la banda lo único que importa es el techo, porque el piso nadie lo tiene en cuenta. El dólar está casi fijo de 1500 pesos, más la actualización mensual que se produzca por corrección mensual.
Estamos volviendo al sistema anterior de las bandas con un dólar predeterminado, el que estuvo vigente hasta abril, del tipo de cambio prefijado del famoso crawling peg. La convertibilidad tiene una característica fundamental, que es que el Banco Central se transforma en una caja de conversión que compra o vende dólares contra pesos y no hace nada más. Entonces, habría que ver si el Banco Central, como dijo el ministro, lo único que va a hacer es remonetizar la economía en el techo de la banda o si va a comprar dólares en algún lugar por debajo de la banda. Es sano que haya un debate en torno al régimen cambiario hoy, sobre a cuál vamos y cuál tenemos, porque se demostró ser el eslabón más débil de todo el programa económico.
El eslabón más débil y, al mismo tiempo, el que pretendían que fuera el pilar.
Sí, buen punto, porque en realidad, en abril se cambió el modelo. Entonces, hasta abril, el ancla nominal era el tipo de cambio: primero al 2% mensual, y después al 1%. En un momento dijeron que iban a estabilizar, dar unas bandas de flotación y que el mecanismo de estabilización sea la cantidad de dinero. Se habló del M2 privado transaccional y el Presidente inventó esta idea de base monetaria amplia, pero esos agregados monetarios nunca estuvieron bien definidos en términos de metas concretas, de algo que sea monitoreable y seguible por el mercado, y aparte fueron muy volátiles. Entonces, no se podía estabilizar con una cantidad de dinero que fluctuaba, y mucho menos con una cantidad de dinero que fluctuaba mucho y con tasas de interés que reflejaban esa volatilidad. Entonces, la estabilización entró en crisis. Lo que estamos discutiendo ahora es cómo sigue la estabilización, cuál es el ancla nominal que se va a usar para que la inflación converja a niveles más bajos y no siga esta pequeña tendencia creciente que ha mostrado en los últimos meses.
¿Cómo es el método israelí de Werning para reemplazar el esquema monetario actual?
Vladimir Werning, vicepresidente del Banco Central, hace algunas semanas presentó en Estados Unidos un estado de situación de la política cambiaria y monetaria en Argentina, y propuso como ejemplo a seguir la estilización israelita de 1985 al 1991, aunque no lo hizo de modo abierto. Esos años fueron de estabilizaciones exitosas y fallidas al mismo tiempo, como la de Israel fue exitosa, el plan cruzado en Brasil y la del austral, que funcionó durante un año. Fueron tres estabilizaciones bastante parecidas, con la única diferencia de que la israelita duró, sobre todo porque hicieron un ajuste fiscal más grande al principio y fueron más prolijos en el manejo de la cantidad de dinero.
Ese plan consiste en anunciar a qué tasa se va a modificar la cantidad de dinero en función de la demanda de dinero y de la inflación. Con lo cual, lo que se puede hacer es fijar una tasa decreciente para la inflación. Y la economía se remonetiza en pesos, en este caso en Argentina contra dólares: los argentinos vendemos dólares, el Banco Central da pesos y matás dos pájaros de un tiro, la necesidad de acumular reservas y la remonetización la economía.
Caputo habló el otro día de que va a insistir con la ley de olvido fiscal o de perdón fiscal para que también se pueda remonetizar en dólares, como el viejo intento de sacar los dólares del colchón? El Gobierno está pensando en cómo se puede remonetizar en pesos a través de la venta de dólares y compra de pesos de parte de los argentinos y con dólares bancarizados si la economía empieza a crecer, y para no ponerle un freno del lado monetario.
Ahora, me parece que el Presidente no definió. Si me ponés contra las cuerdas, creo que la discusión está, pero falta alguien que defina. Y creo que Milei, en la última aparición pública, dijo que las bandas estaban más vivas que nunca, y que iba a seguir así como están hasta ahora. Entonces, yo creo que el mercado, y probablemente el equipo económico, sobre todo el Banco Central, quiere darle un poco más de credibilidad a la política cambiaria y monetaria, y el Presidente está tranquilo con lo que hay por ahora.
El sistema de bandas permitía ir devaluando progresivamente de 1000 a 1500. Pero, en realidad, la flotación fue bastante exigua. Sirvió para corregir el tipo de cambio de una manera, y el Presidente siempre quiso un tipo de cambio fijo. El planteo es que no era a 1000, sino a 1500, y que ahora quiere quedarse con 1500. El Presidente soñaba con que iba a quedar en 1000, cosa que nunca sucedió. El Presidente siempre tiene un objetivo de tipo de cambio fijo, que es una especie de dolarización. ¿Te parece una interpretación plausible?
Yo creo que él tiene en la cabeza un ancla nominal en el tipo de cambio. Puede ser fijo, como esta prefijación al 1% mensual. Pero también tiene cierta preferencia por un peso fuerte. Cuando decís que no era 1000, sino 1500, no podemos olvidar que hay cepo todavía. No sabemos si 1500 es un valor de mercado. A veces el Gobierno fuerza ciertos argumentos, entonces dice: “¿Cómo van a criticar el tipo de cambio si es el del mercado?”. Y uno tiene que levantar la mano y decir: "Disculpen, no es el del mercado".
Lo lógico sería ser un país normal, y un país normal no tiene cepo. También es cierto que Caputo también dijo ningún país flota y que todos los países tienen bancos centrales que intervienen. Sí, es cierto, intervienen en situaciones muy extremas y bajo ciertas reglas. El mercado sabe cuándo va a intervenir, sobre todo en países que tal vez no sean todos comparables, porque nosotros todavía estamos en medio de una estabilización que tiene que certificarse. Ante esta idea de que ningún país flota y que los que flotan no tienen reglas, yo diría que la ambigüedad no ayuda. Hacen falta reglas al estilo de las que propone Werning, o vos cuando hablás de convertibilidad, porque la convertibilidad es una regla.
No ayuda a estabilizar que el Banco Central decida sacar de circulación los pesos si sobran pesos, los saco de circulación, y que si falten, los ponga. Y eso lo estás viendo en los índices de precios en este mes. Más allá de que estuvo influido por toda la incertidumbre preelectoral, sobre todo después de la elección de la provincia de septiembre, el régimen de abril generó una tasa de inflación un poco más alta que la previa.
Haber llevado el dólar de 1150 a 1500 y haber tenido un buen resultado electoral hacía suponer que ahora sí iban a hacer que el dólar flotase. Ahora tienen la posibilidad de liberar el mercado de cambios, sacar el cepo y flotar sin que haya una gran devaluación. Pero nuevamente el Presidente refuerza la idea de que quiere un dólar fijo. Todo el mundo planteaba que ahora se animaba a flotar, porque ya es más fácil con 1500 que con 1000 o 1200. Hoy la posibilidad de sacar el cepo te podría llevar a 1600 o 1700, pero el salto sería mucho menor y mucho más digerible. Pero no lo quiere hacer.
Sí, estoy totalmente de acuerdo. No solo sería más digerible, ya tenemos evidencia empírica de que lo es. Cuando vos decís “pasó de 1000 a 1500”, no tuvimos un salto de la inflación ni mucho menos. Estamos hablando de inflación al 2,3% mensual. Entonces, hay una evidencia bastante anatómica de que es un buen momento para hacer el cambio, liberar el cepo y los controles que todavía pesan sobre las empresas, e intentar un régimen que luzca más normal.
Cuando leés que algún banquero del exterior o jefe de algún fondo grande dicen que Argentina tiene que flotar. Lo que están diciendo es: "Demuestren que son normales". No habría ningún problema en que el Banco Central intervenga en el mercado cambiario, como lo hacen muchos otros países cuando flotan. Pero lo que no podés tener es esta indefinición respecto de cómo se conduce la política monetaria.
10 frases de Cavallo sobre el plan económico de Milei: "El anarcocapitalismo es una mala idea"
Ahí es donde aparece lo que le marca Domingo Cavallo como contradicción. Porque el argumento de ellos de que no necesitan reservas cuando hay flotación podría ser correcto: no necesito reservas porque no voy a intervenir. Ahora, eso se contradice con tener un dólar prefijado, sea con un techo de banda o con una caja de conversión llevada al extremo. Hay una contradicción en cuanto a que no necesito reservas si floto, pero como no tengo reservas, no puedo flotar. ¿Es correcta esa contradicción?
Esa contradicción en la teoría económica y empírica se llama el trilema del tipo de cambio. Es el trilema que siempre los policymakers , los responsables de política económica, ministros, presidentes, quieren tener un tipo de cambio que les permita hacer política monetaria, un tipo de cambio que les permita intervenir en la economía, un tipo de cambio que les asegure que puedan comprar dólares y un tipo de cambio que no fluctúe demasiado. Los economistas, hasta ahora, no encontramos un régimen que permita esas tres cosas. Entonces, siempre hay cierta insatisfacción en la elección de un régimen cambiario. Cuando tenés esa insatisfacción permanente sobre el tipo de cambio, empezás a hacer cosas híbridas: flotamos un poquito, pero metemos controles; fijamos el tipo de cambio, pero dejamos una ventana abierta por las dudas para emitir si hace falta. Y son cosas que se revelan insustentables.
Entonces, ahora están teniendo esa revelación. Hicieron un régimen de bandas para acumular reservas, pero no compraron cuando podían y después solo podían vender. Es un poco el llamado de atención que le hace el Cavallo: definí un régimen cambiario, después discutimos sobre si está bien o no el que definiste. Probablemente Cavallo dice que hubiera preferido un tipo de cambio fijo con convertibilidad, aunque ahora dijo que en la convertibilidad es posible un tipo de cambio flotante. Con lo cual, lo que te está diciendo ahí es: "No me importa tanto el régimen del tipo de cambio, sino cómo hacés la política monetaria". Y Werning dice: “A mí me importa más la política monetaria, después vemos qué hacemos con el tipo de cambio”. Y Milei como que le da más importancia a lo que pasa con el tipo de cambio, sin definir mucho cómo sigue la política monetaria.
Nos cansamos de plantear que Argentina empezaba siempre discutiendo por el final, que es discutir el nivel del tipo de cambio y cómo es la política cambiaria, pero nunca habíamos discutido lo fiscal y pocas veces lo monetario. Lo que está quedando en evidencia ahora es que, una vez que hiciste tu tarea fiscal -por lo menos en las pretensiones y objetivos del Gobierno-, no hiciste la tarea cambiaria y monetaria, porque limpiaste el balance del Banco Central, pero quedaron ahí un montón de efectos que todavía no se terminan de limpiar. Por ejemplo, que la deuda del Tesoro sirva para remunerar los encajes de los bancos. Eso tiene que ser transitorio, no pueden haber encajes remunerados con títulos públicos por mucho tiempo más porque eso no existe en ninguna parte del mundo. Y después tenemos que ver el tema cambiario, pero una vez que definimos la política fiscal.
¿Es posible imaginar que el presidente considere que, si se lograra aprobar la modernización laboral y la reforma tributaria, el dólar de equilibrio, en lugar de 1700, podría ser 1500, porque la Argentina mejora competitividad? ¿Entonces está frenando el precio del dólar porque espera primero hacer las reformas en el Congreso de acá a marzo, y que eso modificaría de alguna manera el dólar de paridad competitiva en el trilema cambiario?
Creo que él tiene una idea de ese tipo, de "lo que no te doy por el lado del tipo de cambio, te lo doy por las reformas. Pero el gran problema es de velocidad. Y no me refiero a la velocidad con la cual se van a aprobar las leyes o serán tratadas, sino a la velocidad de sus efectos. Las reformas estructurales son fundamentales, son las que van a complementar la estabilización macro. Son claves para hacerla duradera, pero no tienen la misma velocidad que la estabilización macroeconómica.
La macro se impone en el corto plazo. Hay que pelear por la micro y las reformas estructurales, pero no son comparables en cuanto a la velocidad de sus efectos. Por ejemplo, lo más probable es que la laboral se aplique sobre el flujo de nuevos trabajadores y no sobre el stock. Habrá que ver qué velocidad. En el caso de la reforma laboral española, por ejemplo, hubo ciertos efectos bastante rápidos sobre el stock, porque muchas empresas lograron aplicar las nuevas normas incluso sobre el stock. También tenemos bastante ignorancia respecto al contenido de las reformas, entonces, no podemos discutir mucho sobre cuáles pueden ser sus efectos, pero está claro que mi sensación es que el Gobierno tiene que avanzar en ambos sentidos: el lanzamiento del programa macro y las reformas estructurales.
TV/ff
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