En Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190), Osvaldo Giordano afirmó que “el principal índice que deberíamos estar mirando ahora los argentinos no es tanto la inflación, sino el riesgo país”, y advirtió que, a los niveles actuales, “Argentina no tiene solución” si no logra renovar parte de sus vencimientos de deuda. En ese marco, el economista sostuvo que el Gobierno deberá “tolerar un poco más de inflación” si el objetivo es recuperar acceso al financiamiento y evitar recurrir nuevamente a “rescates de emergencia” del Fondo Monetario u otros apoyos externos.
Osvaldo Giordano es licenciado en Economía por la Universidad Nacional de Córdoba; se desempeñó como director ejecutivo del ANSES; ocupó el cargo de ministro de Finanzas de la provincia de Córdoba entre 2015 y 2023. También fue presidente del Instituto para el Desarrollo Social Argentino y consultor para el Banco Interamericano de Desarrollo en políticas públicas. Actualmente se desempeña como presidente del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana.
Con toda tu experiencia de tantos años de ministro de Economía de la provincia más importante después de la provincia de Buenos Aires de la Argentina, con casi 10% del producto bruto de la Argentina, habiendo atravesado distintas crisis y especialmente aquella del 2017, 28 de diciembre de 2017, cuando se hizo un anuncio después de que Macri había ganado las elecciones de medio término, lo mismo que pasa hoy, de modificación. En aquel caso era del sistema de los objetivos de inflación; en este caso, la inflación como corrector del precio del techo de las bandas. No sé si esa frase que se dice siempre, que la historia rima. En este caso, ¿a vos te rimó algo dentro de tu cabeza?
Creo que el cambio que impulsa el Banco Central con los anuncios de ayer era un reclamo necesario. Fundamentalmente porque creo que el principal índice que deberíamos estar mirando ahora los argentinos no es tanto la inflación, donde se han hecho progresos importantes, sino en algo por ahí mucho más abstracto para la gente común, que es el riesgo país. ¿Y por qué digo que es tan importante? Porque si Argentina no logra un mecanismo para renovar, por lo menos, parte de su vencimiento de la deuda, no tiene solución. Como todo país, hay una deuda que se renueva de manera permanente; eso es natural, es lógico, lo hacen todos, pero en nuestro caso, a este nivel de riesgo país, no se puede renovar la deuda.
Entonces, te ponen una encrucijada muy fuerte, porque ¿cómo hacés para pagar todo? Hasta ahora se ha ido acudiendo a una especie de salvataje. El apoyo del Fondo, bueno, ahora el acuerdo con Estados Unidos, pero la expectativa es que volvamos a la normalidad también en ese punto y, los próximos vencimientos se puedan renovar en base a una nueva deuda. Eso hasta ahora no pasó y creo que los anuncios de ayer apuntan a ver si encontramos la vuelta para que así sea y, creo que en ese punto está; y, veremos si funciona o no.
O sea, reflexionamos aquí hoy, al comienzo del programa, que quedan de acá a fin de 2027, cuando concluye el actual mandato de Javier Milei, 57.000 millones de dólares que pagar en dos años. O sea, alrededor de 28.000 millones de dólares por año, una cantidad imposible de pagar con superávit, eh, comercial y superávit fiscal, por lo tanto, es imprescindible, en la renovación, que ayuden los organismos internacionales, pero también el mercado. Entonces, lo que vos decís es que hoy, más importante que bajar la inflación, es bajar el riesgo país.
Efectivamente, creo que eso es, en definitiva, el principal mensaje de ayer. Decía: hasta ahora, la prioridad del gobierno, a nuestro juicio, de varios analistas, era exagerada, una obsesión por bajar la inflación. No digo que esté mal bajarla, sino que hay otro objetivo de política económica que también hay que cuidar, y uno es este. Creo que la flexibilización que se hizo ayer, que veremos si funciona en la práctica, y eso va a ser un poco prueba y error, apunta a que vamos a tener que tolerar un poco más de inflación. No digo en escalada ni en las cosas que han pasado en la Argentina.
Simplemente que esto de llegar a inflaciones similares a otros países va a demorar un poco más, sacrificar un poco eso en pos de lograr un clima que permita bajar el riesgo país. Muchos dicen: “Bueno, lo que tenemos que hacer es acumular reservas”. Es cierto, pero en realidad en sí no es un objetivo por sí mismo. En realidad, el objetivo de fondo es bajar el riesgo país. Lo que pasa es que estamos como un poco en el huevo y la gallina. Si no acumulamos reservas, no baja el riesgo país, y si no baja el riesgo país, no se acumulan reservas.
Bueno, acá la opción es mostrar que la Argentina, a este nivel de tipo de cambio, puede acumular reservas y confiar que eso genere la baja del riesgo país, y eso va a permitir, ante los vencimientos, no haya que salir a buscar un rescate de emergencia, como puede ser un swap de Estados Unidos o un préstamo del Fondo Monetario, sino que parte de esa deuda se renueve en el mercado. Eso es lo que creo que se define a partir de ahora con las nuevas medidas, y ese es el objetivo de las nuevas medidas.
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De tener éxito y de alcanzar con esto, lo que significa es que, si estaba planificando para 2026 una inflación del 20% anual, al pasar el crawling peg del 1% al 2%, durante seis meses, hasta que la inflación converja o baje a tener un 1%, agregaría 6% más de devaluación de lo que estaba previsto, sobre el crawling peg del 1%, un 1% más a lo largo de todo el segundo semestre, por ejemplo. Y a lo mejor una inflación de 3, 4% más que el 20, que la mitad de eso pase a precio. ¿Te parece una evaluación más o menos probable?
Creo que sí. Bueno, partamos de que funciona el presupuesto. El planteo era 10% de inflación el año, que nadie la creyó. Entendemos que más o menos el piso era más cerca de lo que vos planteabas, un 20; probablemente ahora se agreguen algunos puntos más. Como vemos, no es nada dramático. Naturalmente, siempre es mejor tener menos inflación que más, y siempre es mejor parecerse a países normales y no a lo que sufrimos nosotros, pero en este momento, creo que es mucho más importante lo otro.
Primero, por esto sustancial que te digo, que es la urgencia de bajar el riesgo país, porque el test que hizo el gobierno en el mercado local con la emisión de bonos mostró claro que hay una resistencia a la baja del riesgo país, con lo cual necesitan más cosas, y esta es una respuesta. Y, por otro lado, algo que por ahí el gobierno no es tan sensible al tema, pero nosotros en la Fundación Mediterránea, que tenemos contacto permanente con una gran cantidad de empresas en distintas partes del país, es muy relevante, que es no seguir atrasando el tipo de cambio.
Es decir, los problemas de competitividad, naturalmente, no se resuelven con tipo de cambio, se resuelven con mejores impuestos, con mejor legislación laboral, con mejor infraestructura, pero, mientras tanto, si a todos esos problemas que hoy tenemos y todavía no hemos resuelto le agregamos un atraso más persistente del tipo de cambio, como era la tendencia. Si manteníamos un ajuste al 1% con una inflación que se resiste a bajar al 2, es agregar más presión a un problema objetivo, que se ve a diario, de distinta manera en distintos puntos del país.
También desde ese punto de vista es un alivio, no una solución, pero sí un alivio, el hecho de que no se va a seguir atrasando el tipo de cambio y, por lo menos, los problemas que tenemos hoy son esos y no más graves, como apuntaba si persistía el gobierno con un ajuste en el techo de la banda al 1% y una inflación que se resiste a llegar a ese punto.
Vos mencionabas que una forma de aumentar la competitividad de las empresas tenía que ver con la reforma laboral. ¿Qué opinión tienen allí ustedes respecto del proyecto de reforma laboral presentado por el gobierno?
Justo estamos trabajando en eso y te diría: te miente el que te dice “está todo bueno” o “está todo malo”. Son 200 artículos que, como si fuera poco, hay una parte que en realidad no es laboral, es 100% tributaria, no tiene nada que ver con lo laboral. Pero, aun focalizado en la parte laboral, es la más importante. Es tan grande la cantidad de cambios que yo creo que es un simplismo decir “esto es bueno” o “esto es malo”. Yo creo que hay un montón de disposiciones que van en el sentido correcto de darle a las empresas, a la producción en general, más grado de libertad para mejorar su organización, mejorar su competitividad, ser más productivas, y hay otras que generan dudas si van a lograr eso o no, o forman parte de este péndulo en la Argentina, que nos vamos de un lado al otro en estos temas tan sensibles como lo laboral.
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Si me pedís una opinión, creo que por ahí el punto más débil que tiene es relativamente poca sensibilidad a probablemente el principal problema, que es que quien más sufre la legislación laboral son las pequeñas empresas, y me da la impresión de que hay más soluciones para empresas más grandes que contemplar esa problemática de la pequeña empresa. Y te doy dos ejemplos. Uno: las muy elevadas cargas sociales que tenemos en Argentina, en la práctica se mantienen, salvo esta creación de este fondo de asistencia laboral, que es para todas, pero no hay ningún alivio concreto focalizado en las pequeñas empresas, que es donde además se genera 90% del empleo negro.
Ahí, todas las relaciones, o una gran parte de las relaciones laborales, son en negro, y en parte es porque es imposible pagar estas cargas sociales. Entonces, se podría, y ojalá el Congreso lo considere, generar un alivio. Tenemos un problema de costo fiscal, es decir, no podemos bajar los impuestos y generar déficit fiscal, pero por allí, en lugar, por ejemplo, de crear estos fondos de asistencia laboral, que es algo masivo para todos, usar esa misma plata, o menos incluso, para, por ejemplo, eliminar las contribuciones patronales en las pequeñas empresas.
Ese sería, creo, por ahí, una debilidad importante. Y, en el mismo sentido, se habla, por ejemplo, mucho de la negociación colectiva, pero también muy pensado en los problemas de la gran empresa. Para una empresa de cinco, seis empleados, digamos, la diferencia entre el patrón y el empleado se diluye. Si están todos trabajando y están todos en la misma dinámica, no hay esa distancia ni esa formalización que existe en una empresa más grande. Entonces, creo que también ahí debería contemplarse un mecanismo especial.
Inclusive, yo creo que no sería algo extremo ni ridículo pensar que, para empresas de hasta 10 empleados, directamente no haya convenio de actividad, porque el convenio de actividad se creó, se diseñó para empresas grandes, además de que quedó desactualizado, porque se firmó hace medio siglo y todavía sigue vigente. Bueno, un cambio importante sería directamente que se manejen con la Ley de Contrato de Trabajo, salario mínimo, las normas básicas, y el resto lo resuelvan entre ellos, y no imponiéndole un convenio que se creó para empresas grandes y además está desactualizado y va a demorar mucho en que eso se modifique.
¿Qué pálpito tenés siendo Córdoba el epicentro de todo el interior de la Argentina, de qué va a suceder con la predisposición de los representantes, diputados, senadores, representantes también de los gobernadores, en la predisposición a aprobar la modificación laboral?
Me parece que hay buena predisposición. Lo que pasa es que es de tamaña complejidad que hay montones de cosas para hacer. Yo no creo que se pueda un proyecto de esta complejidad con un tratamiento exprés, como se planteaba, que en el Senado este año se apruebe. Puede pasar, pero no parece muy lógico, dada la complejidad y el montón de temas perfectibles que tiene. Parece que, con tiempo, hay un clima de predisposición a hacerlo, una lectura correcta. Les decía recién: la informalidad es altísima y es particularmente altísima en las pequeñas empresas, con lo cual hablar de legislación es casi una hipocresía, porque en la práctica, para un montón de gente, esa legislación no existe, y no existe de la peor manera, con incumplimiento, con lo cual genera litigiosidad y un montón de problemas. Pero me parece que es un tema que merece pensarlo bien.
Es muy complejo. Yo entiendo, es bien difícil acertar en esto; por lo tanto, mientras más energías le pongamos a mejorarlo, seguramente después se podrá perfeccionar, pero mejorar creo que se haría mejor que sacar algo rápido y que después nos lleve a una nueva frustración. Por ejemplo, en este tema que te comentaba, de ser más empático con las pequeñas empresas, creo que sería algo muy bueno que el Congreso lo incorpore. No dilatarlo eternamente, pero sí tomarse un tiempo como para hacerle esos ajustes puntuales que ayudarían a que sea más potente el proyecto.
LT