Columna

La tecnología como motor del cambio económico

Buscar alternativas para sobrellevar las crisis forma parte de una gimnasia habitual que ayudó a generar emprendedores que surgieron aquí y son referencia en el extranjero

Transformación digital Foto: Gerd Altmann / Pixabay

Mientras que en algunos países desarrollados cada vez que hay un nacimiento se abre una cuenta en un banco para el futuro universitario de esa persona, en la Argentina los padres necesitan pensar con qué escudo enfrentar la nueva crisis económica con la que, seguramente, se encontrarán antes de que ese hijo o hija cumpla cuatro años.

Es que en nuestro país el promedio es de una recesión económica cada tres años, según un estudio presentado por Martín Rapetti, de CIPPEC, con datos desde 1940. La perspectiva es más dramática si se la compara globalmente. Desde la década del 60 hasta ahora, la Argentina es el que más recesiones sufrió: 22. En el informe de Statista con datos del Banco Mundial, nos sigue de cerca la República Democrática del Congo, con 20 recesiones.

A las consecuencias sociales tan dramáticas que todo esto genera, se le suman las oportunidades perdidas. Cuando la economía pone sus números en rojo, son menos los emprendedores que se animan a empezar un sueño, son menos los exportadores que arriesgan con un nuevo mercado y son menos los que deciden planificar el futuro financiero de su familia. Suficiente tienen con el presente.

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Si, como ejemplificaba al principio, los padres desean abrirle una cuenta a un recién nacido en la Argentina. ¿Qué instrumento usan para potenciar ese recurso con el tiempo? La falta de alternativas sólidas y perdurables es un gran déficit en relación a los países desarrollados.

En otro listado que no nos deja bien parados, la Argentina quedó 37 entre 39 países en un ranking de educación financiera desarrollado por la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina) en 2020. Es decir que mientras las dificultades para invertir y ahorrar son más grandes, el conocimiento de las herramientas financieras es menor que en otras latitudes.

Para romper este círculo vicioso, la única alternativa es la creatividad y la resiliencia, dos cualidades que caracterizan internacionalmente a los argentinos. Buscar alternativas para sobrellevar las crisis forma parte de una gimnasia habitual que ayudó a generar emprendedores que surgieron en el país y son referencia en el extranjero.

 

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Como en tantas otras cuestiones, la creatividad en el ahorro y la inversión está basada en la innovación tecnológica. En la Argentina, el sector de las Fintech, por ejemplo, es uno de las estrellas en este contexto de aislamiento, acelerando los procesos de bancarización digital para muchas personas que no eran parte del sistema. Según la cámara que agrupa a las empresas del sector, ya existen 6,5 millones de cuentas que se operan a través de una CVU (clave virtual uniforme) y la proyección es superar las 10 millones este año.

La tecnología acorta brechas y permite que muchísimas empresas borren las fronteras geográficas, extiendan su oferta de servicios a distintos países y diversifiquen riesgos, sin quedar atadas a los vaivenes de la macroeconomía de un país. La digitalización, potenciada más que nunca por la pandemia, es una cuna de oportunidades. Basta ver el caso de Mercado Libre, por ejemplo, una empresa 100% nacional que apostó a la tecnología y a la regionalización cuando Internet todavía daba sus primeros pasos.Hoy las opciones también aparecen en otros sectores tradicionales como el Real Estate. La irrupción de las Proptech -empresas que ofrecen productos tecnológicamente innovadores o nuevos modelos de negocio en propiedades- abrió nuevos caminos como el crowdfunding inmobiliario, un método que permite invertir desde 1000 dólares en un activo inmobiliario.

El futuro del trabajo o el trabajo del futuro

Estas propuestas necesitan extenderse para que sean cada vez más las familias argentinas que visualicen caminos que les permitan resguardar mejor el valor del trabajo. Mirar el futuro con mirada creativa, aunque las noticias del presente asusten. Una perspectiva que las próximas generaciones agradecerán.

 

 

* Licenciada en Administración de Empresas por la Universidad de San Andrés y Máster en Economía de Eseade.