Inflación, reservas y una economía muy fría son las nuevas alertas del segundo trimestre

¿Cómo dar señales concretas de desaceleración en los precios? ¿Cómo preservar las esqueléticas reservas del Banco Central? ¿Cómo evitar que baje la velocidad de la economía?

Son las tres preguntas que repiquetean en cada mesa de trabajo de la selecta mesa chica del equipo económico, que conduce el ministro Sergio Massa. Con un primer trimestre ya finalizado, seis nuevos aumentos en abril; inflación, reservas y una economía que se achica, son el cotidiano dolor de cabeza del gabinete económico. En el piso quinto del Palacio de Hacienda, al menos hasta ahora, no lograron mostrar señales concretas de mejoras en la economía y saben que entre abril y julio deberán tener esas “buenas noticias” cuando las urnas estén más cerca en esa línea temporal.

Aun con la clemencia del Fondo Monetario sobre el volumen real de reservas en el BCRA y la flexibilización en las revisiones de las cuentas nacionales, queda el aliento muy exigido para la recta final que lleva desde el primer trimestre hasta las elecciones presidenciales.

El organismo internacional de crédito puso su mirada sobre el cuarto trimestre de 2022 del programa con Argentina, con una flexibilización de la acumulación de reservas y luz verde para  un nuevo desembolso por US$ 5.300 millones.

El staff técnico del FMI ya había evaluado el cumplimiento de las metas del último trimestre del año pasado y señaló que se cumplieron los objetivos de reservas, fiscales y monetarios.

El FMI, está claro, no quiere otro debacle económica en Argentina, el país al que más le prestó en toda su historia. Menos en un año electoral pero las inconsistencias de la economía local y el folclore de su política no dan oxígeno extra.

“Se coincidió en la importancia de la decisión del Gobierno de continuar avanzando con medidas que fomenten el incremento de las exportaciones con el objetivo de fortalecer reservas”, explicó el ministro luego de su reunión con la subdirectora gerenta del FMI, Gita Gopinath.

Massa, quien acaba de regresar de los Estados Unidos sellando acuerdos internacionales y logrando luz verde para una nueva revisión del FMI, enfrenta fuego amigo cada vez más fuerte.

Primero fue la inflación de febrero, con 6,6%. En pocos días será la de marzo, probablemente con un piso de 7%.

Los precios no paran de subir y las reservas del Central no paran de bajar. Lleva acumuladas ventas en torno a los 3 mil millones de dólares desde comienzo de año; nada parece anticipar mejoras en los próximos meses. Incluso a pesar del nuevo dólar soja, flamantemente anunciado y con poco fuste de liquidación según computan los productores.

La sequía le pegó fuerte a lo que vendrá en el próximo trimestre; no solo en materia de menos ingreso de divisas sino en el rebote que tendrá la escasez de productos y el aumento en los insumos en los precios de los alimentos básicos en las góndolas.

La medición de pobreza en el segundo semestre 2022, que difundió el Indec el jueves, fue letal. No solo porque recalentó el debate interno dentro del Gobierno y reforzó el fuego amigo sobre el gabinete económico; fue un mensaje muy áspero para toda la dirigencia de todos los espacios.

Ayer se supo, por ejemplo, que el precio del pollo aumentó en el último mes en torno al 40%, como consecuencia de la intensa ola de calor que se vivió hace unas semanas en todo el país.

También que los sueldos iniciaron el año con un incremento mensual en enero último del 4,7% respecto de diciembre, casi dos puntos porcentuales por debajo de la inflación del primer mes, según informó el Indec.

Sin embargo, en los últimos doce meses los sueldos también perdieron frente a la inflación acumulada en ese período ya que subieron un 92,1%, seis puntos porcentuales por debajo de la suba de precios minoristas del 98%.

El Fondo aprobó la revisión

R.P.

El Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional concluyó ayer la cuarta revisión del acuerdo ampliado en el marco del Servicio Ampliado del Fondo (SAF) para Argentina.

La decisión del Directorio hace posible un desembolso inmediato de US$ 5.400 millones, unos equivalentes a 4.000 millones DEG.

Esto sitúa el total de desembolsos en el marco del acuerdo en alrededor de US$ 28.900 millones.  

Aún se está a la expectativa de la letra chica de la nueva meta de acumulación de reservas del Banco Central debido a que se estima que no ingresarán alrededor de 20 mil millones de dólares debido a la mayor sequía de los últimos años.

La flexibilización de la meta de reservas tiene como contrapartida el compromiso del Gobierno de aplicar “políticas más sólidas” como pidió el FMI y acelerar la baja de subsidios energéticos, sobre todo en los sectores de mayores ingresos.

En Economía esperan conseguir durante este año otros 3.000 millones de dólares de organismos internacionales para fortalecer las arcas del Central.